Durante sus años de carrera interpretativa antes de pasar a ser director a tiempo completo, Clint Eastwood era experto en darnos un tipo de personaje muy concreto. Ese hombre duro, de pocas palabras pero letal que protagonizó tantos westerns. La inercia con él era tanta que a finales de los sesenta alguien decidió que era buena idea ponerlo en uno de los proyectos más bizarros de su carrera, un musical western ambientado en la época de la fiebre del oro.

En un chiste de ‘Los Simpsons’, Homer se lleva un chasco cuando viendo un western con su familia ve que tipos duros como Clint Eastwood y Lee Marvin empiezan a cantar. Como pasa con muchas otras cosas de la cultura popular, la mayoría se acuerda más de la parodia Simpson que de lo que pasó de verdad, pero en los sesenta seguramente hubo muchos espectadores como Homer en el cine. Llamada ‘La leyenda de la ciudad sin nombre’, hasta el propio Eastwood quería borrarla de su carrera.

Paint Your Wagon

Ha sido una broma habitual a lo largo de los años. En una entrevista con The Scottman en 2009 se muestra muy escueto al hablar de ella, afirmando que «juré que nunca volvería a hacerlo». En 2017 hablando para Empire se explaya un poco más, diciendo que «lo que estaba haciendo en aquella película no era cantar». De forma previsible, aquel fue el primer y último musical que protagonizaría el actor.

¿Pero tan malo fue? La malas críticas y la decepcionante taquilla desde luego se encargaron de enterrarla, y hablaban de un filme sin chispa protagonizado por actores que tachaban de no saber cantar. Pero Eastwood se quedó con un muy mal sabor de boca de aquella producción por otras razones. Inicialmente emocionado con la premisa, hubo numerosas reescrituras que cambiaron por completo el tono, así como retrasos en el rodaje. Su compañero, Lee Marvin, insistió en que se disminuyeran el cantar al mínimo, con lo que se apostó por un registro vocal discreto que no terminó de convencer a nadie.

Pese al chiste recurrente de tipo duro y cerrado, lo cierto es que Eastwood no tiene ningún problema con cantar y de hecho lo ha hecho varias veces a lo largo de su carrera, llegando a sacar sus propios álbumes y pudiendo escucharle en trabajos contemporáneos como en los créditos de ‘Gran Torino’. En 1982, se tomó por sus propias manos su intento de redención. Lo hizo con ‘El aventurero de medianoche’, considerado uno de sus mejores y más infravalorados trabajos tanto delante como detrás de la cámara, y en el que interpreta a un cantante de country enfermo de tuberculosis.

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