Creada por el guionista de ‘Prisioneros’ (Prisoners, 2013), Aaron Guzikowski, y supervisada para la pantalla por el legendario director Sir Ridley Scott, la nueva serie de HBO Max, emitida en España por TNT a partir del 10 de septiembre, combina ciencia ficción con mitología y body horror para crear una visión salvaje del futuro de la humanidad con androides que podrían estar dentro del universo fílmico del director británico.

Durante el siglo XXI, Ridley Scott ha alternado sus epopeyas históricas como ‘Gladiator’ (2000), thrillers políticos como ‘Red de mentiras‘ (Body of Lies, 2008) o películas espaciales como ‘Marte’ (The Martian, 2015), pero a la hora de volver al universo de ‘Alien, el octavo pasajero’ (Alien, 1979) tropezó con dos precuelas que, si bien son apreciables, carecen de la magia violenta y extraña del Scott que hizo combo de xenomorfos y replicantes con ‘Alien’ y ‘Blade Runner’ (1982). Bien, ‘Raised by Wolves’ ha recuperado en buena parte a ese autor.

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El regreso de Ridley

Al menos en los dos primeros episodios, la serie juega con la humanidad de los androides y la inevitabilidad de un futuro sombrío y peligroso con un tono que parece conectar con el universo de Ripley, aunque la línea temporal excluya esa posibilidad. Sin embargo, la dirección brilla como en sus mejores obras, dando cuerpo a lo fantástico acercándolo a una realidad cómoda en un mundo de fábula, pero con una fisicidad rotunda que hace creíble la historia de robots espaciales tratando de buscar la supervivencia de sus hijos en un mundo extraño e inhóspito.

El concepto básico de ‘Raised by Wolves’ es bastante simple para los estándares de ciencia ficción. Dos androides llamados Padre (Abubakar Salim) y Madre (Amanda Collin) llegan a un planeta alienígena tras un aterrizaje forzoso. Su misión es salvar a la humanidad criando una nueva generación de ateos, buscando en los niños una pizarra en blanco para un mundo desde cero. El proceso de cría va desde las tareas domésticas, a engancharle a la madre embriones congelados cuidándolos en incubadoras externas durante meses con escenas de fetos amamantados propias de horrores genéticos en el cine.

La historia es narrada por uno de las niños, Campion (Winta McGrath) nombrado así en honor al creador de los androides, sobre la que recae la mayoría de las esperanzas de sus padres robots, como pura especulación, el título de la serie “criado por lobos” parece referirse a esos niños, puede que a Campion concretamente, lo que daría pie a una referencia a la loba capitolina del imperio Romano en una analogía nada extraña en una ficción de Scott. El conflicto aparece cuando llegan los creyentes, nada de acuerdo en esa educación.

‘Alien’ y ‘Blade Runner’ bajo el filtro de la mitología clásica

La iglesia Mitraica es la otra contraparte de la historia, aunque es difícil definir si son “los buenos” o los villanos de la ficción, puesto que las motivaciones de ambas partes son bastante entendibles. Digamos que, hasta donde sabemos, los androides ateos son culpables de una limpia de humanos propia del universo ‘Terminator’. Cuando el arca de noé de los creyentes son atacados y su misión será recuperar a sus hijos. Travis Fimmel interpreta a un soldado de alto rango en la Iglesia, pero él y su esposa Sue (Niamh Algar) tienen sus propios secretos.

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Si la facción replicante podría haber salido de los mundos de ‘Blade Runner’ –aunque el líquido que tienen como sangre parece como los sintéticos de Alien–, con escenas bélicas que se ajustan a las narraciones de grandes gestas estelares de aquella, la mitad religiosa parece una versión galáctica de los caballeros templarios, por lo que estamos en un territorio bajo muchas perspectivas de las diferentes pasiones de Scott. El grupo religioso parece salido, además de la odisea de ciencia ficción metafísica de ‘Na srebrnym globie’ (1987) de Andrzej Zulawski, sobre la fundación de una civilización en un planeta remoto a partir de los supervivientes del choque de una nave espacial y sus descendientes.

Scott es capaz de tratar lo cotidiano de la disfuncionalidad humana de una cenas familiar de androides y niños humanos y alternarlo con el gran espectáculo, retomando su obsesión con el mundo clásico, como si rodara una escena mitológica de la ira de los dioses, con extraños, ángeles esculturales que solo dejan ruinas a su paso. Además, la narración no duda en mostrar el paso del tiempo y los acontecimientos se suceden en un ritmo totalmente cinematográfico.

Un descubrimiento llamado Amanda Collin

Raised By Wolves Hbo

Hay flashbacks e interludios que van desarrollando la historia y creando una mitología que parece ser solo el principio de una gran historia épica que se va revelando gradualmente, gracias a un un guion paciente y con un gran armazón de Guzikowski. ‘Raised by Wolves’ explica muchas cosas en pocas líneas de diálogo que dejan claro todo lo que necesitas saber sobre el pasado de un personaje y recontextualiza todo lo que ha hecho hasta ese momento. Todo es filmado y presentado de una forma fría, desde la barrera, sin enseñar las cartas demasiado pronto.

Parece como si los creadores hubieran arrojado a los personajes en un paisaje extraño y se hubieran retirado para permitir que las cosas se desarrollen según ocurren, observando desde la distancia como si estuvieran filmando un documental de naturaleza. Por ello, las revelaciones no son excesivamente dramáticas pero van descubriendo una mitología propia fascinante, con el problema de que parece expandirse tanto que es de esperar que el final de temporada deje las cosas pendientes para una segunda tanda de episodios.

Travis Fimmel podría ser el único miembro del reparto reconocible a primera vista, pero la falta de grandes nombres es secundaria cuando presenciamos el absorbente trabajo de la actriz danesa Amanda Collin como madre, una tempestuosa loba androide que asombra con su lenguaje corporal de movimientos salvajes, representado una ira aterradora y una vulnerabilidad que genera compasión. Un ser tan trágico como terrorífico, un auténtico monstruo de cine de terror, que acompaña con sus poderes explosivos con resultado ultraviolento y muy gore.

El camino de la gran ciencia ficción

Explosiones de sangre, transformaciones en masas tumorosas, criaturas anfibias… ‘Raised by wolves’ es un auténtico festín no solo para los amantes del fantástico y de la ciencia ficción, sino para los aficionados al género de ‘Alien’. Los recambios de Madre, algunas operaciones a replicantes y la muestra de las secuelas de la guerra sobre algunos autómatas dejan una colección de Body Horror no menos perturbadora y brutal por tratarse de autómatas.

Además, el estilo es tan extraño y esotérico que a veces toca lo experimental y resulta todo un continente para las ideas más oscuras de Ridley Scott. En sus tres primeros episodios ha demostrado tener el potencial para la primera gran serie de ciencia ficción de los años 20. Visualmente deslumbrante, técnicamente precisa, parece como si hubiera llegado el momento de adaptar a los grandes autores literarios inadaptables como el Isaac Asimov de ‘Fundación’ y sus epopeyas robóticas u otros clásicos de la colección de ciencia ficción de bolsillo de Ultramar.

El ambicioso plan de Apple para adaptar ‘Fundación’ ha encontrado un nuevo baremo en esta plantilla de lo que podría dar de sí el género en este siglo. ‘Raised by Wolves’ es, de momento, una visita obligada para los obligada devotos de la ciencia ficción llevada por el nombre más influyente de las últimas décadas en un inaudito regreso a la forma. Desconcertante en sus giros y vueltas. Confiada en su propia excentricidad, llena de preguntas sobre humanidad, tecnología y subversiva en su planteamiento religioso, la serie pertenece a una rara estirpe de ficciones que no buscan parecerse a otras, que se toma su tiempo pero no aburre, una ópera fantástica, violenta, hipnótica y sorprendente que no debe dejarse pasar como una rareza de culto.