‘Martin Eden’ no ha dejado de recibir elogios desde su estreno en el Festival de Venecia de 2019, donde consiguió hacerse con la Copa Volpi al mejor actor para su protagonista Luca Marinelli. Seguro que la curiosidad de muchos espectadores no ha dejado de crecer hasta su llegada a los cines españoles que tuvo lugar este pasado viernes 18 de diciembre.
Adaptación libre de la novela homónima de Jack London, ‘Martin Eden’ es el retrato de un joven autodidacta que hará lo que sea para cumplir su sueño de ser escritor y conseguir el ansiado éxito que le permita situarse en la misma posición social que su amada. Eso lleva a que Marinelli sea un protagonista omnipresente, pero no por ello se busca que nos caiga simpático, sino trasladar esa determinación y fascinación que el personaje siente al espectador a través de una propuesta en la que el director Pietro Marcello hace un curioso uso del tiempo.
Diferente
En ‘Martin Eden’ no encontraremos una película estructurada como un biopic al uso -ya, es un personaje de ficción, pero eso no ha sido impedimento para que otras propuestas en esta línea fuesen en esa dirección-, ya que la progresión de su protagonista parece estar más asociada a una exploración de diferentes momentos de la historia del siglo XX para ilustrar primero ese empeño en llegar a la élite literaria y luego el desdén que va surgiendo en su interior mucho antes de que tenga una oportunidad real de alcanzar su sueño.
Eso lleva a que Martin Eden sea un personaje un tanto ambivalente que inicialmente se gana al aprecio del público por ese casi inocente entusiasmo primero para ilustrarse a sí mismo y luego para convertirse en un gran escritor. Los múltiples rechazos que surge por el camino no dejan de ser pasos intermedios en lo que se presenta como un objetivo inalcanzable pero que casi roza con las manos que encuentra un reflejo perfecto en su vida amorosa, donde el personaje de Elena viene a representar la misma idea.
Todo esto permite una notable libertad de movimientos a Marinelli, quien absorbe rápidamente todo lo que el personaje necesita de él para luego medir con bastante acierto los excesos en los que incurre de forma ocasional. Eso sí, yo no veo aquí ningún tipo de sobreactuación, sino una entrega absoluta a un personaje fascinante pero que en momentos puntuales también puede resultar desesperante. Pero lo es para exteriorizar ese creciente desencanto interior que mencionaba, incluso aunque eso le suponga enfrentarse dialécticamente a un grupo de obreros.
Un viaje particular
Marcello aprovecha ese desarrollo de su protagonista para alejarse de un tratamiento lineal del tiempo, convirtiéndose así a Eden en una especie de simbólico viajero en el tiempo a diferentes momentos clave del siglo XX. Eso sí, lo hace de forma lo suficientemente difusa como para dar la sensación de ser una realidad aparte a la que se vivió, cuadrando con bastante acierto aquello en lo que quiere incidir en cada momento -y eso es algo que también se traslada a otros aspectos como la música utilizada- con la situación personal por la que pasa su protagonista.
Esto le lleva a permitirse licencias como pequeñas desconexiones narrativas que van más allá de ser incisos en los que subrayar la belleza formal de las imágenes, donde también se percibe el pasado en el cine documental de Marcello. De esta forma, se traza además una curiosa línea en esa ficción realista que retrata la película que va encaminada a captar ese creciente desencanto de un personaje que siente que lo que la sociedad había prometido es mentira, mostrándose cada vez más esquivo, no tanto porque su brillantez le haya desconectado del resto como por el hecho de que no existe opción alguna que le satisfaga.
Eso sí, ese particular viaje del personaje puede llegar a resultar tan frustrante para él como para el espectador, sobre todo en la segunda hora de metraje -en la primera prima ese deseo y determinación por llegar a la cima del mundo literario-, en la cual Marcello no suaviza en ningún momento las motivaciones de Eden, cuya paciencia acaba desbordándose tras el encuentro con un veterano escritor y a partir de ahí no tiene ningún problema en ser todo lo incendiario que sea necesario para dejar claro lo que piensa. No me sorprendería que esa antipatía que genera en algunos personajes pueda llegar también a trasladarse a ciertos espectadores, sobre todo en los momentos en los que lo político tiene un peso importante en la historia.
En resumidas cuentas
‘Martin Eden’ es una película ambiciosa y diferente que arranca de forma sencilla para luego ir jugando tanto con las motivaciones de su protagonista como en la forma de retratar el tiempo. Todo ello apoyado con una cuidada puesta en escena, bella en lo visual pero no limitándose a ello, y una sobresaliente interpretación de Marinelli sin la que el resultado final perdería muchos enteros.