Quiero pensar que en los últimos 20 años hemos aprendido a valorar más determinados ejercicios que se salen de la norma de autores habitualmente marginados a nivel industrial. Divierte pensar que a día de hoy se valorarían mejor determinadas obras, como si tuviéramos la mente más abierta y libre de expectativas con respecto a los que la vieron en su momento.
No obstante, la parte cínica de mi existencia siempre considera que ni con esas van a terminar de ser apreciadas determinadas joyas con apuestas valientes que subvierten lo que asumimos como inevitable en ciertas películas. Por eso, a pesar del gran esfuerzo de ‘El poder del perro‘ por arrojar otra luz sobre Jane Campion y su carrera, es posible que una infravalorada pieza como ‘En carne viva‘ siga siendo incomprendida.
Cortes profundos
Es difícil tener una reputación más injusta que la de esta peli que ya se puede ver en Netflix, siendo declarada un fracaso como thriller erótico y destrozando la carrera de Meg Ryan tras muchos años de ser la actriz favorita de Norteamérica. Su único pecado fue amar fue subvertir desde la propia figura de la actriz a muchas bases asentadas del cine policiaco y negro, cuyas vergüenzas destapa.
En la película Ryan da vida a una profesora universitaria de escritura que vive sola en su piso de Nueva York, indagando sobre el lenguaje callejero y la vida en los rincones de la ciudad. Un día se topa de manera fortuita con una erótica escena en un bar, y no puede evitar sentirse hipnotizada por la escena. Tiempo más tarde un detective de la policía acude a su apartamento, interrogándola sobre un crimen sucedido por la zona, y el hombre (al que da vida Mark Ruffalo) le resultará extrañamente familiar.
Elementos que darían para un thriller erótico a medio camino entre ‘Atracción fatal‘ e ‘Instinto básico‘. Campion, quizá consciente de esa expectativa, desafía por completo esa clase de película dando la vuelta a muchos de sus elementos, al igual que a los del noir. La mujer, la femme fatale, es aquí la protagonista del relato, sus anhelos no están supeditados a los del héroe y debe ser ella la que salga de la amenazante situación que le acecha. El detective muestra su lado más perverso y el confidente es un depravado.
‘En carne viva’: la femme fatale toma las riendas
Hasta una localización esperable del cine negro como la que visitamos en el clímax de la película (no revelaré cuál) es replanteada para deformar esos códigos clásicos. Hasta su estética, tan naturalista a través de la cruda fotografía de Dion Beebe, es antitética para esa clase de película. Alteraciones que realiza con eficacia e inteligencia, sirviendo perfectamente a una historia sobre deseo femenino y las múltiples vías por las que puede ser violentado.
Es una película prácticamente destinada a la incomprensión, pero igualmente refrescante de una manera muy retorcida. Es una obra que gana mucho cuando se le da el beneficio de la duda y se tiene en cuenta la habilidad de Campion para salirse de renglones marcados, ya sea reconsiderando los géneros que decide abordar, los personajes complejos que decide explorar o directamente con un sentido del humor excéntrico tan neozelandés. De eso último no hay en ‘En carne viva’, pero sin duda sabe romperte la cintura y nunca darte la versión más complaciente de sí misma. Reivindicable hasta el extremo.
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