La nueva serie estandarte de Netflix ha dado mucho que hablar en estas dos semanas desde su estreno. Y a pesar de que su segunda temporada no está confirmada, esta primera ha dado motivos de sobra para merecer continuación, entre ellas un final que deja con ganas de más.
Desarrollar esta serie no ha sido fácil para Netflix, la saga literaria fue considerada inadaptable en occidente durante mucho tiempo por su alto presupuesto y su idiosincrasia eminentemente china. Weiss, Benioff y Woo han salido airosos de trasladar la propuesta a una audiencia global, pero por el camino han tenido que hacer cambios.
Algunos pequeños como el nombre de los alienígenas. Otros más grandes como tramas que se adelantan, que se simplifican o que se eliminan por completo. El proceso no ha sido muy diferente al que tiene que pasar normalmente cualquier otra novela adaptada, pero hay algo bastante notorio que ha cambiado por completo: Sus protagonistas.
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Adiós a Wang, protagonista científico multitarea
Las novelas de ‘Tres Cuerpos’ son conocidas por su carácter introspectivo y mono-protagonista. En la primera novela, el estoico Wang Miao es el que experimenta en primera persona la mayor parte de los eventos. La primera gran sorpresa con la serie de ‘El Problema de los 3 Cuerpos’ está en encontrarse con hasta cinco protagonistas, ninguno de los cuales es Wang… ¿O sí?
En su primera temporada la serie sale de China para presentarnos a un diverso grupo de amigos científicos residentes en Londres. De todos ellos, Auggie parece por momentos la principal y no en vano. Es suya la trama de la cuenta atrás y las nanofibras, dos pilares principales de esta primera historia. Sin embargo, todo lo relacionado con el videojuego de Tres Cuerpos y las investigaciones posteriores queda relegado a Jack y Jin.
Este enfoque coral ayuda a contar la historia de un modo más natural para una serie de televisión, con conversaciones y debates entre protagonistas frente a los monólogos solitarios de la obra original. Esto también nos permite empatizar mejor con lo que se nos está contando. La novela original tiene un carácter muy cerebral y Wang es un personaje famosamente criticado por no ser muy interesante.
Pero más allá de un invento caprichoso, estos nuevos protagonistas se van revelando como contrapartidas de protagonistas establecidos de la saga. Saul y su trama del Vallado hacen las veces de Luo Ji, el protagonista de la segunda novela. Jin y su trama adaptan por su parte a Cheng Xin, protagonista del tercer libro. Incluso secundarios como Will o Clarence tienen su base en los libros pese a no ser exactamente los mismos personajes.
Es una primera temporada que por tanto va mucho más allá de lo narrado en la primera novela, hay momentos completamente nuevos que se mezclan con otros adaptados fielmente. Este nuevo elenco, y sus respectivas tramas reconvertidas, abren la puerta a una segunda temporada llena de sorpresas incluso para los lectores originales.
El corazón sigue en China
En su intento de dirigirse a una audiencia global, la serie generó preocupación por la posibilidad de olvidarse de sus raíces. Pero lo cierto es que el cambio más interesante de comentar es uno que no se ha hecho: el personaje de Ye Wenjie.
La trama del pasado durante la revolución cultural china es clave no solo para entender los eventos que tienen lugar años más tarde, sino para entender el por qué de todo este conflicto. El corazón detrás de esta historia de alienígenas es, de hecho, muy humano. Salvo pequeños cambios y concesiones, el personaje de Ye Wenjie, su historia, pasado y motivaciones se han mantenido casi intactas en la serie.
Es una señal de que pese a las muchas diferencias sus creadores son conscientes de lo que hace especial a esta historia, y da esperanzas para el futuro de una adaptación que, de llegar a confirmarse, anticipa momentos emocionantes tanto para viejos lectores como nuevos espectadores.
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