A veces aparecen películas que te dejan la sensación de haber estado dentro de una montaña rusa emocional y estética durante dos horas. ‘Marty Supreme‘ es una de ellas, una historia frenética, nerviosa y magnética sobre un talento desbordante y una vida que se desliza por una pendiente peligrosa. 

Situada en la posguerra estadounidense y articulada alrededor de un protagonista tan brillante como autodestructivo, la película se sumerge en noches interminables, decisiones desastrosas y un mundo donde cada personaje parece estar al borde del colapso moral. Con ecos del cine de Scorsese, la crudeza documental de los Safdie y una tensión que se acumula como una corriente eléctrica, es un relato que combina caos, vértigo, ambición, mala fortuna y un antihéroe imposible de abandonar incluso cuando se empeña en destruirse.

El año aún tiene margen para sorprendernos

En el último vídeo de ‘La crítica de Álex‘, Alejandro G. Calvo cuenta que esta es una de las películas que más le han impresionado en todo el año. No le sorprende que le encante, porque él mismo se define como miembro orgulloso de «la Internacional de los Hermanos Shabdi», y considera que esta nueva obra -dirigida en solitario por Josh- mantiene intacta la esencia eléctrica y desquiciada que caracteriza a su cine. Habla del pase al que asistió como una explosión de vísceras emocionales: «se han llenado de sangre y de trozos de cerebro… porque no puede ser tan bueno».

Calvo explica que ‘Marty Supreme’ continúa la tradición de los Safdie: protagonistas perdedores, liantes, incapaces de tomar una decisión buena y atrapados en un bucle de ansiedad creciente. «Todas las decisiones que toman son malas», dice, subrayando cómo la película se convierte en una psicosis que contagia al espectador. Resalta también el estilo visual directo, casi documental, lleno de planos cortos y personajes «muy chungos pero hiperrealistas», lo que para él convierte la experiencia en algo visceral y absorbente.

El crítico traza una conexión directa entre los Safdie, Scorsese y Cassavetes. Asegura que ver una película como esta es «como coger el final cocaínico de Uno de los nuestros y convertirlo en dos horas de cine». Destaca que ‘Marty Supreme’ mantiene esa estructura de subidas y bajadas de tensión que te dejan taquicárdico, y advierte en tono humorístico que si el espectador «no tiene buena irrigación sanguínea», la película puede dejarle clavado en la butaca. Para él, la obra es heredera del mejor cine frenético nocturno, donde el protagonista no es moralmente positivo y los personajes que lo rodean son peores todavía.

'Marty Supreme'

Después, acaba explicando la premisa: un jugador de ping-pong estadounidense en los 50, inspirado en Marty Reisman, que debe conseguir dinero para viajar al torneo mundial en Japón mientras se mete en líos cada vez más graves. Alex compara la estructura con «una serie de cortometrajes de alta tensión», poblados por secundarios brillantes como Abel Ferrara o Tyler the Creator. Y concluye que la película «es como meter los dedos en un enchufe», una descarga constante que te atrapa incluso cuando el protagonista hace todo lo posible por arruinarse. 

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