“En medio de la proliferación de la intangibilidad, creo que el objeto libro persiste, entre otras cosas, por la dimensiones corpóreas proporcionales al físico del individuo. El objeto libro está conformado al cuerpo del lector. Sus proporciones tienen que ver con el cobijo en la proximidad física, con lo táctil, lo que está ‘a la mano’, lo palpable, la postura física del cuerpo mismo, la proximidad de la página a los ojos; todo eso implica una proporción humana diría antropológica, y es parte del fenómeno de la lectura”, dice a Clarín el artista plástico y bibliófilo Eduardo Stupía.

Feria de Editores en Buenos Aires en 2025. Foto: Martín Bonetto.Feria de Editores en Buenos Aires en 2025. Foto: Martín Bonetto.

Quizás en esas líneas se encuentren algunas de las claves de la supervivencia y la fascinación del libro. Compaginándose con ese fenómeno, la editorial Ampersand y la Universidad Nacional de las Artes (UNA) realizarán desde hoy y hasta el miércoles las Jornadas Objeto Libro en el Malba y en el Museo de la Cárcova (Avenida España 1701, CABA). Historiadores, editores, diseñadores y amantes del impreso, en los papeles, son los destinarios ideales de la actividad.

¿Cómo nace la idea de realizar una jornada de tres días sobre el libro como objeto? “La idea surge de Ana Mosqueda, fundadora y directora de Ampersand, porque tenía la sensación de que se necesitaba un espacio de encuentro, conversación, incluso discusión en torno a las artes, los oficios y la historia del libro. Son habituales los congresos sobre historia del libro o una feria de oficios, pero aquí queríamos habilitar un espacio transdisciplinario de reflexión e intercambio de experiencias”, revela Diego Erlan, editor de Ampersand.

Cultura escrita

Ese sello, especializado en cultura escrita, publica libros sobre libros, edición, arte y moda. De hecho, en su catálogo se encuentran desde el ensayo La invención de los libros raros. Interés privado y memoria pública (1600-1840), del británico David McKitterick, hasta el breve La voz del buey, de la escritora colombiana Carolina Sanín, donde reflexiona sobre la lengua escrita y la lectura.

Feria de Editores en Buenos Aires en 2025. Foto: Martín Bonetto.Feria de Editores en Buenos Aires en 2025. Foto: Martín Bonetto.

Por eso el fondo editorial de Ampersand dialoga en silencio con las actividades de las Jornadas. Como puntualiza Erlan: “Determinado sector del catálogo de Ampersand está muy enfocado en la historia social de la cultura escrita. En ese punto estamos siempre muy conectados con los historiadores y así hemos publicado a referentes indiscutibles como Armando Petrucci, Roger Chartier, Carlo Ginzburg, José Emilio Burucúa, David McKitterick, Martyn Lyons y José Luis de Diego”.

Para trazar este cruce de experiencias, se unió a la organización de las actividades la UNA “ya que desde la Diplomatura en Artes del Libro y el trabajo que vienen haciendo Patricio Gatti y Marina Malfé toda esa comunidad podía también ser interpelada e interesarse por un espacio con estas características”, agrega.

¿Cómo puede ser que en una época tan inmaterial, donde parecieran penalizarse muchas actividades tangibles, el libro impreso conserve su magnetismo? En línea con lo que marca Stupía, reflexiona la artista y editora Matilde Marín: “Es cierto que vivimos en una época desmaterializada, por esto ciertos movimientos concretos, culturales, que hagamos o participemos, nos rescatan. El libro produce justamente ese rescate, esa presencia física, con peso, con olor, con sonido al pasar sus páginas. El libro es un territorio concreto, invita a una relación más íntima y creo que sigue siendo un “objeto deseado” porque nos recuerda que todavía necesitamos “tocar” a las ideas para sentir que existen.

La conferencia de apertura en el Malba, este lunes desde las 17, estará a cargo del legendario diseñador y tipógrafo Rubén Fontana, que enmarcará su charla bajo el título “Una máquina para pensar”. Una hora después los docentes Ezequiel Cafaro (FADU-UBA) y María Teresa Bruno (UnCuyo-UNA) dialogarán sobre “la coreografía de la página”. Para cerrar ese día, las editoras Leticia Barbeito (Tercera Persona y EME), Gabriela Halac (Documenta Escénica) y Cecilia Arbolate (Lote 42), reflexionarán sobre los nuevos imaginarios editoriales.

mañana martes, ya en el Museo de la Cárcova, será la hora de los talleres y los estudios de caso. De 9 a 14 se llevará un taller sobre impresión de ex libris en litografía, ·En la misma franja, se hará otro sobre encuadernación. A las 11 se focalizará en el estudio de editar Para la voz (Dlia golosa), de Vladimir Maiakovski y El Lisitski, a cargo de los investigadores españoles Julio Sanz Melguizo y José Antonio Perona, de la Universidad de Castilla-La Mancha.

La ensayista brasileña Ana Utsch, de la Universidad Federal de Minas Gerais, analizará las ediciones francesas de Don Quijote, desde las 15. Y una hora después habrá una exposición bibliográfica sobre encuadernaciones de la célebre obra de la literatura, elaboradas entre los siglos XVIII y XIX. A las 17, Joao Varella, de Lote 42, explicará la edición de Poemobiles, de Augusto de Campos y Julio Plaza, en un pivoteo entre poesía concreta, edición y vanguardia.

El viernes, día-epílogo de las Jornadas, el centro de gravedad vuelve al Malba. Utsch y Sol Rébora, docente de UNA, dialogarán desde las 17 sobre el arte de encuadernar, entre la historia y los experimentos. Una hora más tarde será el turno de la tipografía de dejar su huella; los docentes de la FADU Marcela Romero y Pablo Cosgaya, y diseñador Rodrigo Cuberas, por el Museo del Grabado, Rodrigo Cuberas, imprimirán sus puntos de vista sobre un arte que va más allá del Times New Roman o del Arial.

Feria de Editores en Buenos Aires en 2025. Foto: Martín Bonetto.Feria de Editores en Buenos Aires en 2025. Foto: Martín Bonetto.

La última página de las Jornadas será ese miércoles desde las 19, con la conferencia a cargo de Stupía y Marín, titulada “Objetos de deseo”. Respecto del eje de la charla, Marín señala: “Tengo una biblioteca que suelo enriquecer con bastante intensidad, mis libros tanto los editoriales como los libros de artista, con el tiempo se han convertido en ‘objetos de deseo’ por varias razones. Los libros de mi biblioteca son libros que responden a preguntas, experiencias vividas o búsquedas poéticas que atraviesan mi obra artística, muchas veces los siento como extensiones de mi mirada. Imágenes que intentan contener algo de lo que me conmueve en el mundo”.

Fervor de las lecturas

Stupía dice los suyo: “La primera noción de objeto-libro como detentador de una atracción que iba a sumarse a las ejercían naturalmente los autores y las historias fue cuando, un poco de casualidad, empecé a practicar el oficio de librero, en los 70. Ahí empezó el fervor de las lecturas, un poco contagiado por un público que incluía poetas, escritores, intelectuales, amén de los poetas o escritores que eran libreros y compañeros de trabajo. Y de ahí el contagio de libro a libro, de título a título, el incipiente fetichismo y la proliferación, que inevitablemente condujo a la manía bibliófila, y la aparición de la biblioteca como una suerte de identidad”.

Ahora los devotos del libro impreso tienen otra ceremonia para practicar su culto. Entre todos, buscarán escribir otro capítulo de esa religión laica.