Nunca ha tenido reparos en decir exactamente lo que piensa, pero incluso para sus estándares, Tarantino ha vuelto a llamar la atención de todos por sus recientes comentarios sobre Owen Wilson. El director, conocido por su precisión al hablar de cine y por su capacidad para defender con pasión lo que ama -y lo que detesta-, sorprendió al dejar clara su antipatía por el actor.
Lo curioso, sin embargo, es que esa aversión convive con una abierta admiración por ‘Medianoche en París‘, la película de Woody Allen protagonizada por el propio Wilson y que Tarantino, pese a todo, considera una de las grandes del cine reciente.
Amor-odio en la industria
Durante su intervención en The Bret Easton Ellis Podcast, el director de ‘Django desencadenado’ dejó caer lo siguiente: «En realidad no soporto a Owen Wilson». Aun así, contra todo pronóstico, nombró ‘Medianoche en París’ como su décima película favorita del siglo XXI, generando una divertida paradoja que él mismo explicó después.
«La primera vez que vi la película, me encantó y lo odié. La segunda vez que la vi, pensé: Ah, vale, no seas tan imbécil. No es tan malo. No es tan malo. Y luego, la tercera vez que la vi, me encontré viéndolo a él».
La contradicción se vuelve aun más interesante cuando se recuerda que la interpretación de Wilson fue ampliamente celebrada en su momento. El actor recibió una nominación al Globo de Oro y otra al Premio del Sindicato de Actores, consolidando uno de los papeles más queridos de su carrera. Mientras tanto, Tarantino aprovechó el mismo espacio para reflexionar sobre el método de Woody Allen, preguntándose:
«¿Cómo lo hace Woody Allen? ¿Cómo escribe estos guiones, uno al año, durante tanto tiempo?. Es porque no escribe películas, sino cuentos que luego convierte en largometrajes».
Para Tarantino, esta velocidad creativa tiene un precio. «Normalmente, en detrimento de la película, filma los primeros borradores», opinó, fantaseando con lo que pasaría si Allen dedicara más tiempo a pulir cada obra. Sin embargo, reconoció que en ‘Medianoche en París’ hay una excepción evidente: «Parece que incluso podría haber escrito un tercer borrador. Estaba completamente preparado».
El director habló también de lo que más le fascina del filme, especialmente del magnetismo con el que retrata a los artistas del París de principios del siglo XX: «Los surrealistas eran muy graciosos. Me gusta la idea de que intente describir su pasión por los viajes en el tiempo, y son los únicos que lo entienden del todo. ¡Claro que lo entienden, son surrealistas!».
Al final, entre elogios, confesiones contradictorias y crítica meticulosa, Tarantino demuestra una vez más que su mirada sobre el cine va más allá. Puede detestar a un actor, pero adorar profundamente una película protagonizada por él, puede rechazar un método creativo y aun así celebrarlo. Y puede que el encanto esté precisamente ahí.



