Nadie tiene ninguna duda al respecto de cómo ‘Matrix‘ cambió el cine, la forma de narrar visualmente una película, la ciencia ficción y hasta la telefonía móvil o las gafas de sol. Pero el final de los años 90, la obra maestra de las Wachowski no estuvo sola. Después, entrados los 2000, también hubo alguna que otra película fuertemente influida por ella.
Dark City
Alex Proyas, director de la recordada ‘El cuervo‘, tuvo una idea. Su historia, escrita por Lem Dobbs y David S. Goyer, giraba alrededor de un personaje que lucha con los recuerdos de un extraño pasado en un presente incierto. Antes de ‘Yo, Robot’, la magnífica ‘Señales del futuro‘ o ‘Dioses de Egipto‘, Proyas presentó una memorable y vertiginosa aventura de ciencia ficción retrofuturista impactante y estimulante.
Entre el homenaje a Hitchcock y un noir que en realidad te repite constantemente que «solo es ciencia ficción, solo es ciencia ficción», Proyas creó una de las mejores en lo suyo (no diremos qué es lo suyo por si alguien no la ha visto) de los últimos 30 años. La más interesante y atrevida, tal vez.
‘Dark City‘ es una pesadilla espectacular. La puesta en escena, la fotografía de Dariusz Wolski (ahora mismo casi exclusivo de Ridley Scott) y la absorbente música de Trevor Jones convierten la experiencia en algo mucho más grande de lo que nadie nunca habría imaginado. Alex Proyas mezcla referencias y crea de la nada un fascinante universo de dimensiones épicas.
Los edificios desplegables, las siluetas de personajes extraños, cada revelación al servicio de la ciencia ficción más dura pero más atractiva o su reparto son constantes aciertos de una película única en su especie. Rufus Sewell, Jennifer Connelly, William Hurt y un sensacional Kiefer Sutherland, casi salido de un film de Fritz Lang, redondean una experiencia que merece ser reconocida como una de las grandes. ‘Dark City’ llegó un año antes que ‘Matrix’, suficiente para ser «enterrada» poco después.
Nivel 13
Josef Rusnak no ha tenido suerte. Dirigió la secuela (tardía) de ‘El arte de la guerra’ o el remake (innecesario lo mires como lo mires) de ‘Está vivo (It’s Alive)’, pero antes de todo eso puso en imágenes el ambicioso ‘Simulacron 3’ de Daniel F. Galouye, obra que Rainer Werner Fassbinder también adaptó en 1973 en ‘El mundo conectado’. Y el resultado fue la fabulosa ‘Nivel 13’, seguramente la más incomprendida de todas las realidades virtuales de su momento.
Coproducción entre Estados Unidos y Alemania, producida por Roland Emmerich y estrenada el mismo año que ‘Matrix’ y ‘eXistenZ‘ (es decir, 1999), la película, al igual que la novela, aborda el tema de los universos virtuales con una destreza que recuerda mucho a Philip K. Dick, contempraneo de Galouye y otro obseso del tema. Curiosamente, la mayoría de sus adaptaciones tampoco suelen ser recibidas con los brazos abiertos.
Pero al contrario que el futuro oscuro que suelen ofrecer sus compañeras de generación, ‘Nivel 13’ opta por contar su historia a través del cine negro. No deja de llamar la atención que ese mismo patrón cla´sico se encontraría más tarde en otras películas de ciencia ficción neo-noir como ‘Infiltrado’ o ‘Minority Report‘, ambas adaptaciones de relatos de Dick publicados en 1953 y 1956.
‘Nivel 13’ es una adaptación valiente a la que le sienta de fábula el traje de la serie b más clásica y un reparto más que digno. Craig Bierko, Gretchen Mol, Vincent D’Onofrio o Dennis Haysbert estuvieron cerca de la gloria, pero el ensordecedor ruido al otro lado de matrix no dejó que nadie los oyera.
La influencia de Matrix
Veinte años dan para mucha ciencia ficción, y la influencia de Matrix sigue vigente. Igual que la irrupción de Quentin Tarantino cambió la manera de entender un determinado tipo de thriller, creando un movimiento tras el impacto de ‘Pulp Fiction’, existe un cine post-Matrix que ha marcado ciertos estilos y palos del fantástico, y desde los directores más repudiados hasta los más prestigiosos han tomado prestados ciertos detalles gestados allí.
Equilibrium
Otro que iba para estrella y de momento no ha dejado de estrellarse es Kurt Wimmer, que unos años antes de esta entretenida propuesta mucho más lineal y torpe que el resto de títulos del artículo había debutado con una secuela más falsa que un billete de 30 euros, ‘Frío como el acero. Buscando venganza’. Su siguiente película, la ya post-Matrix ‘Equilibrium‘, llamó la atención de buena parte del fandom.
El principal problema de la película es cada ingrediente de esta ensalada de géneros quiere destacar siempre, y su mezcla de acción filosófica, con personajes implacables, samuráis futuristas, intenta por todos los medios no caer en la mediocridad. Al intentarlo tan fuertemente los resultados son bastante opuestos a sus intenciones. Sobre todo una vez que el efecto sorpresa desaparece.
Es decir, ‘Equilibrium’ está demasiado equilibrada, pero la balanza no termina de inclinarse hacia ningún lado porque el plomo no deja de caer en ambos pesos. Por eso no consigue nunca estar al nivel de sus compañeras. En todas las otras compañeras de generación había cierto aire de ingenuidad, de saltarse a la torera algún medio por el que llegar al fin, que aquí no está. La película de Kurt Wimmer iba muy en serio y ese disparo acabó en su propio pie.
Sucker Punch / Watchmen
‘Sucker Punch‘ es una de las películas menos queridas de Snyder, una de las habituales libertades creativas de las que pudo disfrutar en Warner (la casa de ‘Matrix’) mientras su relación iba viento en popa. ‘Watchmen‘ tampoco fue especialmente bien recibida, pero es una obra monumental, atrevida, irrepetible. No cabe duda de que Snyder tiene su propia visión, para eso es un autor (como Michael Bay), pero sería absurdo pensar en su fluidez visual sin que las Wachowski aparezcan.
Los ángeles de Charlie
No confundir con la última adaptación de Elizabeth Banks, las dos películas de McG eran deudoras directas de la creación de las Wachowski. Las coreografías, las cámaras lentas y la total ruptura con la realidad (algo que en las películas de Snyder estaba más justificado) sirvieron para refrescar dos títulos con mucha solera a los que guardamos un cariño especial.
Origen (Inception)
Christopher Nolan es un tipo muy listo y seguramente mucho menos serio de lo que piensa la gran mayoría, algo que queda claro cuando uno sabe que es fan de ‘MacGruber‘. Para su ‘Origen’, Nolan plegó las realidades como ya hiciera ‘Dark City’ (y que repetirá más tarde ‘Dr. Strange‘), pero que al igual que en la obra maestra de las Wachowski, es esencialmente una batalla mental entre los límites del universo.
Wanted (Se busca)
Si comparas la película de Timur Bekmambetov con el cómic de Mark Millar, nada tiene sentido. Otros personajes, una trama alejada del asunto superheroico que lo hizo especial… nada estaba en su sitio. Eso sí, si la comparas con ‘Matrix’, entonces ‘Wanted’ adquiere mucho más sentido. Una de aquellas películas que, a su manera, creó una corriente de cine «fuck you», junto a ‘Crank: Veneno en la sangre‘ o ‘Shoot ‘Em Up: En el punto de mira‘.