Cuando leí el libro de María Sáenz Quesada, hace mucho tiempo, me pareció increíble cómo esta mujer había hecho todo esto y yo sabía tan poco. Y ahí aparece la pregunta que hace al documental: ¿por qué la conozco solo porque prestó la casa para la interpretación del himno? ¿Lo cantó o no lo cantó? ¿Cuál es la importancia de eso? ¿Por eso la recuerdan?” dice Sabrina Farji. La mujer de la que habla, esa mujer, es Mariquita Sanchez de Thompson, siempre canonizada en los libros de historia como la primera en entonar el himno. Farji lo sabe, y toma su variedad a la hora de mirar, y aplica el universo del video arte y del documental a esa mujer. Así genera Mariquita: Mujer Revolución, una película que ilumina mucho más que a la figura histórica de la que se siente cercana. Retoma Farji aquella primera idea: “Siempre me pareció que detrás de eso había un secreto: ¿cuál es el punto? ¿Qué no nos cuentan en la escuela y por qué nos cuentan eso? Es un dato, que no entendes porque sigue estando. Y se sumaba el hecho que el cuadro, que se hace en honor al centenario, este ella en el centro de la escena, o que se diga que es ella (no importa si es ella, o no). Todo eso me generó el impulso: ahí había un secreto”. 

—¿Cómo definir rápidamente a Mariquita?

—Es una mujer que llamaba mucho la atención para la época. Vivió un montón de tiempo, cosa que no era tan común en la época. Tuvo varios hijos, y hasta podría haber muerto en un parto. Tuvo una vida de exilio, se movió muchísimo. Empecé a investigar sobre ella, y siempre quería filmar sobre ella. Una película. O una miniserie. Da para mucho, para muchas temporadas. Pero no logre conseguir los fondos para esos formatos. Y ahí fue cuando me decidí: creía que Mariquita necesitaba una primera conversación. En término del cine con ella. No importaba si la hacía yo. Lo que te permite entender la película es que al lado de ella, también adelante y hacía atrás, hay tantas otras que vale la pena conocer. 

—Quizás esa es una de sus vetas más interesantes: entender que no nos han contado de figuras parecidas o muy distintas a Mariquita.

—Exacto. ¿Cuál es la parte que no te contaron? ¿Cuál es la parte que no sabes? La historia está contada con sus sesgos y está recortada. Me parece que es importante que sepamos que existe un recorte. La historia la cuentan los que ganan ¿no? No es algo que no suceda en este tiempo. Es muy importante, y actual, contemporánea, la problemática de Mariquita: mujeres que narran su historia -mismo las que hacemos cine- buscando contar nuestra historia. Todas somos Mariquita. 

—¿Todas son Mariquita por el riesgo a que…?

—No cuenten nuestra historia. Que seamos solo una línea con suerte, mal contada, recortada, en un libro de historia. Y mujeres como mucho background. Y hablamos de una mujer con mucho background, con mucha acción, con mucha huella y que no está. El otro día ví, por ejemplo, que una investigación de la ONU daba cuenta que la inteligencia artificial, la data que las construye, está cargada tan solo un 22% por mujeres, es decir, una herramienta que no entendes ya tiene ese sesgo y tiene esa ausencia. No me quiero meter en las problemáticas de las mujeres que hacemos cine, pero también pasa eso. 

—¿A qué te referís?

—Las que contamos historias, las que escribimos guiones, somos Mariquita también. Por suerte existe la obra, el gran sustento de Mariquita, porque no todas han tenido la capacidad de escribir y de contar su historia, además de en este caso particular haber vivido tanto tiempo y poder contar desde que fuimos Colonia, el inicio de una Nación, y ella estaba ahí, y puso dinero para que eso suceda. Ella pone la casa para que se cante el himno, y lo canta: el himno era una canción prohibida, que era para los que se consideraban no españoles. Por cantar esa canción te podían fusilar. No es solo poner la casa, como te transmiten: es poner el cuerpo. Es como cantar una marcha peronista en Recoleta con bombos en los años 70. Es un acto político, patriótico sin patria. Ella tampoco es que tiene una línea: va cambiando, va escuchando. Escuchaba a los amigos de sus hijos. Muy moderna. Y muy erotizada, con esa libertad que uno cree que solo era de las francesas. Ella se permitía repensarse, iba cambiando acorde a su sentido cívico. Por ejemplo, se planta frente a Rosas y protegía a los escritores que escribían en contra de él; quiero decir, no es que solo se retiró, y se quedó allá. Estaba activa. Escribiendo y bancando a los que tenían recursos. 

—¿Cuándo decidís la forma final que tendrá el documental?

—Tenía muchas dudas si yo tenía que aparecer o no. ¿Qué hacía yo ahí? Me pareció que la excusa era Florencia tratando de escribir el guión y yo tratando de dirigir. Eso era un puntapié para salir a buscar información. Como no hay archivo sobre ella, había que recrearla. ¿Era de peineta? ¿O mostrarla como una mujer de todos los tiempos? Entonces, el hecho de que la encarne Zoe Gattuso (yo quería que fuera una cantante, ya que siempre pensé que iba a cantarse el himno). En este caso, es un himno despojado, que lo hacíamos propio (al himno y a ella). Por eso los tatuajes, por eso esa construcción a lo Metrópolis (y no la típica recreación colonial), por eso muchas decisiones, por eso Mayra Bonard (que ella encarna otra manera de Mariquita, con su erotismo, con su desenfado, transmite una mujer que desea, deseante). Para mí esa mujer deseante es lo que la define.   

—Sentís que lo que funda este personaje en vos, ¿va a seguir?

—Bueno, ahora estoy en otro proyecto, una biopic (además de que me encantaría hacer la biopic de Mariquita). Creo que sacando velos es una forma de contar otras historias. El otro día fue el Día del Trabajo, y por ejemplo la de Virginia Bolten es una gran historia. Detrás de cada inicio, de cada revuelta popular, siempre hay mujeres. No somos solo groupies de la historia. Es interesante pensar desde una manera más igualitaria. Tiene que haber igualdad. A la hora de todo, del cine, de la historia, de la ciencia, hay mujeres. Siempre están ahí. Contemos. En 1919, Emilia Saleny estaba haciendo El pañuelo de Clarita, ¿entendes? No había pasado tanto tiempo de los hermanos Lumiere. Mujeres que hacen es algo que me parece importante. Si hay más mujeres guionistas, habrá otras historias. No solo por una cuestión de derecho, de cupos, si no para poner el ojo en otras miradas, en otras cosas, de otra forma. Tenemos que asumir un camino más igualitario en todo. La historia tiene que ser contada de a todxs.

Los limites de la historia

—¿Qué sentís qué descubriste de un personaje sobre el que ya tenía una idea armada? 

—Por un lado, darme cuenta que Mariquita, de alguna manera es una metáfora de nuestra Nación, de muchas mujeres que trabajamos en la cultura (o en otras cosas). Muchas cosas en las que me siento muy identificada. Hay un momento donde se dice que es una mujer inesperada, y yo, por ejemplo, no hago siempre las mismas películas (mi película anterior era una comedia mainstream y este es un documental más cercano a mis comienzos, a la video danza). Me gusta eso, me gusta ser inesperada en las cosas que hago, aunque a veces atenta a la mirada de los otros que piensan que voy para cualquier lado. Es muy difícil producir, y es muy difícil mantenerse en una carrera.  Está vigente, producir tus películas, todo es muy difícil. Mariquita es alguien que me hace preguntarme: si de ella no sabemos mucho ¿toda esa otra parte dónde está? El caso de Mariquita es una. Cuando tenes que aprender, esto no está contado: me impresiona entender como hay mucha historia ausente. No es algo solo de mujeres. Me impresiona entender cuanto no hay contado de la historia. Es bueno que los niñes puedan entender que su país está construido por algo más que batallas, con calles todas con nombres de generales. No en cualquier país las calles tienen nombres de generales y coroneles que asesinaron personas. 

—¿Qué límite te pusiste, si es que te pusiste alguno?

—A mí me interesaba mucho el componente personal político, ya que siento que ella lo encarna muy bien. Algo muy actual. Ella hacía de su mundo, un mundo de política (hasta en lo privado). No me cuide te diría, por decirlo de una forma. Creo que cuando te metes con un personaje, tenes que exponerlo en sus debilidades y fortalezas.

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