50.000 metros cuadrados destinados a la cultura”, así define Diego Berardo al Centro Cultural San Martín. El Cultural. Berardo sabe donde se encuentra hoy: celebra el pasado de un edificio como pocos en el centro porteño, cuyos pasillos han escrito Historia enorme y han sido recorridos por diferentes vasos sanguíneos de nuestra cultura. Militante de la Unión Cívica Radical, eterno luchador a la hora de causas nobles, y con vasta experiencia en la gestión cultural, Berardo es el director de El Cultural, y es uno de los responsables de la vitalidad que hoy respira ese rincón preciado de la ciudad. A la hora de definir que quiere lograr en El Cultural, cuenta: “Yo tengo una definición vinculada: la cultura es una de las políticas más importantes que debieran tener los gobiernos en todos lados. Es fundamental para el desarrollo personal y colectivo de una comunidad. En este presente, en el que se habla, o hay preocupaciones y con razón, sobre lo económico y lo laboral, también podemos decir que en términos económicos y laborales, la cultura es un espacio de mucha generación de laburo, y de recursos (para las ciudades que deciden invertir en cultura)”. Y suma: “Al tener claro que la cultura es un pilar de una política de desarrollo, lo que me interesa lograr, capaz, es que la política lo entienda con más fuerza. Una de las cosas que hacemos acá, va en ese sentido: con los recursos que tenemos, convocar al sector cultural a pensar, desde una programación. Pero como somos un centro cultural, todas las otras actividades que podemos desarrollar pueden llamar la atención, para que la mirada se ponga en este lugar, y se pueda desde ahí entender ese concepto vinculado al desarrollo”.
—Si tuvieras entonces que hablar de la importancia hoy de El Cultural San Martín, ¿cuál es la primera definición en tu mente?
—Es un espacio fundamental para promover el pensamiento y la creación artística. Para encontrarnos a discutir de la calidad de vida de las personas, de las instituciones que estamos operando, y hacerlo junto a quienes hacen a la vida artística y cultural de la ciudad. Entonces, combinamos todo eso en un gran centro cultural, un faro de la cultura en América Latina, reconocido como un espacio de experimentación, innovación, de educación, de formación en todo el mundo. Lo que hacemos como síntesis es desarrollar una propuesta donde todo pueda generarse en este espacio: la escena (con la música), las letras, el cine, las artes visuales (promoviendo lo nuevo, ganando espacio en el mismo edificio), pensamiento (buscando el diálogo más allá de la experiencia, como el FiloPalooza, de Tomás Balmaceda, el BorgesPalooza, espacios de poesía). Desde este lugar, mostramos que se puede generar contenido, actividad y trabajo, que promueve el desarrollo vinculado a lo político y lo económico y personal.
—¿Cómo explicas la renovación que see ha visto desde el inicio de tu gestión en el año 2019?
—Nosotros nos planteamos un desafío, cuando llegamos acá en el 2019. Me pasó algo muy simbólico. Acá se filmó la serie Casi feliz, la parte del hospital, de la segunda temporada. Y cuando me dijeron que eligieron el lugar porque “da hospital”, casi me pongo a llorar, y entendí que había que hacer algo. Empezamos a pensar juntos cómo refrescamos El Cultural San Martín, mirada joven y fresca en un edificio de características singulares. Galerías, logos, tomamos esa cúpula hermosa en la esquina del Cultural como referencia de nuestra identidad. Eso hizo que muchas más personas vengan. El desafío fue cómo refrescar un centro cultural que, a mi manera, estaba envejeciendo. Y ahí vimos la posibilidad de murales, como la intervención que tenemos en la esquina, y de traer a los artistas jóvenes, darle espacio, que puedan crear, que puedan pensar. Así nacieron las residencias artísticas en 2021. Empezamos con 4 y hoy tenemos 8. Queremos que estén en El Cultural, pero también puede ir a sala en otros lugares amigos, como El Galpón de Guevara o el 25 de Mayo. Esos artistas en residencia ayudaron a que venga un público joven. Necesitábamos recuperar sí o sí lo nuevo, más allá de lo que queremos lo consagrado; lo nuevo necesita amigos. Ese camino de refresh, con el tiempo, ha generado el regreso de públicos, mantener los clásicos (como Jazzología) y además programación muy fuerte y grande en términos de los artistas que participan (en toda la línea, no solo escénica).
—¿Cómo das cuenta del equilibrio a la hora de la diversidad de contenidos?
—Queremos poner en equilibrio todo lo que se desarrolla en el centro cultural. Podríamos tomar la decisión que haya 20 obras de teatro, y dos ciclos de cine. Decidimos tener 14 obras de teatro, y 15 festivales de cine, ciclos del cultural de culto, 12 propuestas vinculadas a las artes visuales (en lugar de 6). Cuando ves la programación, claro, se genera una angustia porque de esas 14 obras, algunas son residencias y el resto tiene que ser evaluado, pensado, puesto en diálogo con lo que queremos hacer. Y además tuvimos que darle lugar a las obras pausadas en el 2020. Entre 71 proyectos, considerando que no hacemos convocatoria, tuvimos que seleccionar 8. Nos genera satisfacción y angustia. Tenemos que tener espacios en función para los puentes culturales de lugares como Tandil, Rosario y Azul. Todo eso tiene que convivir. Para mí siempre hay un poco de culpa por no poder darle lugar a todo el mundo.
—¿Qué sentís que define hoy al ideal de lo que quieren logran como institución y cómo lo defendes?
—Lo primero que defiendo es que sea un espacio para crear en libertad. Parece un slogan pero es una definición estratégica. Porque a mi me parece que la palabra libertad hace que todos sientan la posibilidad de venir acá. Mi límite son los fanáticos, para ser claro. Quiero que el resto venga a crear acá en libertad, con diferencias. En este país, las diferencias no pueden sentarse en un mismo lugar. Para mi son necesarias para alimentarse para construir un sentido nuevo. Entonces, vuelvo: un espacio para crear en libertad donde quienes pensamos diferente, tenemos ideas diferentes, podemos encontrarnos, cruzar esas ideas, ponerlas en diálogo y ponernos de acuerdo en algunas cositas para potenciar lo que queremos hacer. Todo eso que se crea y se genera en El Cultural San Martín representa a la ciudad, por eso también ahora incorporamos, sí como slogan, que el Cultural es el lugar donde la cultura nos espera. Para transformarnos, para que los artistas hagan lo que les gusta hacer. Crear en libertad, como parte de una política cultural, que defiende el Ministro, que defendemos nosotros, y que es una visión, la visión de poder encontrarnos. La cultura en Argentina es un lugar donde fallamos en construir puentes, donde no se puede. Eso es clave: defiende que la cultura es espacio de libertad.
El compromiso
—¿Cómo explican en parte que puedan hacer lo que hacen?
—Eso es posible en un espacio público que es capaz de acompañar ese proyecto, de coproducirlo, de generar una afluencia de público desde lo popular de sus entradas. Si no está abierto, no tiene sentido. El ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Enrique Avogadro, que es de quien yo depende, está recontra comprometido y es un ministro que tiene 20 millones de cosas para hacer. Y siempre está pendiente de lo que necesitamos, de lo que le piden de otros lugares y nos genera puentes culturales. Es importante tener un ministro que entienda a la cultura como algo abierto, participativo, que genera; es por eso que tenemos esa posibilidad. No solo corresponde que lo hagamos como institución pública que somos, si no que, francamente, nos hace muy bien. Parece un discurso, pero lo digo con total sinceridad. Muchas veces me critican que cualquiera pueda hablar conmigo. De hecho, por Instagram me escriben y yo respondo. De ahí muchas veces surgen ideas muy copadas. El equipo está dispuesto a escuchar. Me encanta hablar con todo el mundo. Eso es clave. La institución pública está para acompañar los procesos que los artistas necesitan desarrollar. Es eso: mostrar que es un espacio abierto. Esa es la mirada, ese es el objetivo. No se termina nunca eso. Con el Ministro somos de lugares diferentes, pero él expresa naturalmente eso que te estoy diciendo. Es una referencia en definitiva, y él defiende el espacio como espacio de encuentro. Eso vamos a defender siempre. Ser un hogar de lo nuevo, de aquello que se está creando en la ciudad.
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