Javier Bardem, que actualmente tiene en cartel su trabajo como Rey Tritón en La Sirenita, es sin duda alguna el actor español más talentoso que llegó al éxito en Hollywood. No en vano fue el primero de su país en ser nominado al Oscar (tres veces como Mejor Actor), además de ganarlo en 2007 como Actor de Reparto.
En sus comienzos, desde los años ’90, sobresalió en películas de directores hispanos de renombre como Bigas Lunas (Las edades de Lulú, Jamón jamón), Pedro Almodóvar (Tacones lejanos, Carne trémula), Alex de la Iglesia (Perdita Durango) y Alejandro Amenábar (Mar adentro).
Luego pasó al mundo anglosajón gracias a filmes como Antes que anochezca de (Julian Schnabel), Sin lugar para los débiles (de los hermanos Coen), Vicky Cristina Barcelona (de Woody Allen, junto a quien luego sería su esposa Penélope Cruz), Biútiful (de Alejandro González Iñárritu), Skyfall (de la saga de James Bond), Piratas del Caribe: La venganza de Salazar y las más recientes Duna y Being the Ricardos.
Su secreto argentino
En Ciudad de México, durante las entrevistas para promocionar el estreno de la nueva versión live-action de La Sirenita, Javier Bardem charló con Clarín y se le iluminó la cara ante la mención de su maestro de teatro, el argentino -nacido en Córdoba- Juan Carlos Corazza, que tiene una célebre escuela de actuación en Madrid.
«¡Para los actores y actrices del mundo -exclamó- es un placer, un lujo y un regalo el hecho de que Juan Carlos Corazza exista y tenga a bien el poder compartir su talento y su humanidad con todos nosotros!».
Y dio más detalles: «Para mí es un maestro a un nivel muy profundo, artístico y también personal. Siempre que puedo acudo a él. La mayoría de mis personajes los preparo con él y esta vez estuve en un seminario y trabajábamos Shakespeare y Bertolt Brecht».
Sin pausa, agregó: «Y es maravilloso pertenecer a un grupo de personas donde hay gente desde 20 años hasta quizás yo que era el más mayor, con 54, y ver que todos compartimos el mismo miedo, la misma inseguridad y el mismo deseo de de quitarnos de encima cosas que nos entorpecen para contar una historia».
-Hace mucho que trabajás con él, Incluso Penélope también.
-Sí, sí, sí. Penélope también. Ella trabajó y se preparó mucho con Cristina Rota, también argentina. ¡Tienen muchísimo talento en Argentina! Fuisteis de los primeros en beber del teatro ruso y cuando (Lee) Strasberg fue a la Argentina se quedó alucinado con la calidad interpretativa de la gente que estaba trabajando ahí!
¡Sois gente muy adelantada a nivel interpretativo! Por eso dan fruto a mucha gente como Cristina y Juan Carlos, con una calidad extraordinaria. Sé de los actorazos y actrices que hay ahí, que a todos conocemos.
-¿Cómo es tu relación con la Argentina, viniste alguna vez a filmar o hacer promoción?
-Nunca estuve en la Argentina, pero tengo muy buenos amigos en la Argentina y fuera de la Argentina, es decir argentinos en España. ¡Me encanta la Argentina! He estado escuchando argentino desde los 14 años… Me encantan Los Pumas; yo apoyo a Los Pumas cuando voy a un campeonato del mundo. ¿Y qué te voy a contar del Mundial de Fútbol? Yo lloraba cuando ganó a Argentina, ¡y no soy argentino!
-¿Y la música?
-La música también, claro que sí, todo. Sé lo que tenéis, sois muy excelsos en muchas cosas.
Rumbo al mundo Disney
-¿Cómo fue que te convocaron para «La Sirenita»?
-¡Perseguí el papel! Le mandé un texto al director diciéndole «Si existe la posibilidad de que el rey Tritón tenga acento español, por favor piensa en mí».
Hace años que tenía ganas de trabajar con el director Rob Marshall, y yo con mis 54 años he visto varias veces a este clásico de La Sirenita y lo he compartido con mis hijos. Me pareció que había una pequeña una oportunidad, pero era un poco un tiro al aire, porque no creía que me dijeran que sí. Pero coincidió que ellos estaban pensando en ofrecérmelo en ese mismo día que mandé el texto, con lo cual el destino estaba escrito ahí.
-¿Qué dijo tu hija cuando se enteró?
-Enseguida le dije, «Luna, voy a hacer La Sirenita» y me preguntó si iba a hacer de Ariel. Le dije que no, por el bien de todos. (risas)
-Se te ve contento.
–Estoy feliz de la vida, es mi época rosa. Es la época del rosa, el azul, de poder compartir con mis hijos mi trabajo. Que reconozcan que hay un sentido detrás de todo cuando papá se va de viaje o cuando papá está estudiando o cantando o bailando en casa y dicen «Por favor, papá siéntate, que es ridículo verte».
-Dentro de las modificaciones para esta versión se agregó una escena en la que Tritón limpia la basura que dejan los humanos en el mar.
-Creo que es hermoso e importante que reconozcamos eso y lo veamos. Tenemos una responsabilidad importante con nuestros mares. Estoy muy orgulloso y muy agradecido de que hayan incluido esa escena en la película.
-¿Qué te parece el mensaje de esta nueva versión?
-La Sirenita ahora es una mujer joven y fuerte que lucha por crear el futuro que ella desea para sí misma y no para complacer a nadie, sino para hacerse la mujer que ella sueña ser, más allá de lo que han predestinado para ella. Eso es importante que se vea para las nuevas generaciones y es importante, como hace el rey Tritón al final, apoyar eso.
El empoderamiento de la mujer es básico y nosotros como hombres tenemos que apoyarlo ciegamente y es una de las cosas que creo que esta revisión de La Sirenita hace mejor.
La elección de proyectos
-¿Cómo es esa elección de los trabajos, en general buscás hacer algo totalmente distinto al filme anterior, o el riesgo de ser demasiado quisquilloso y quedarte sin nada?
-Sí, puede ocurrir eso (se ríe). ¡La verdad es que no lo sé! Cuando uno empieza quizás mide más las cosas, y los pasos a dar son más mentales.
Pero yo ahora estoy más tranquilo, en el sentido en que hago aquello que me apetece hacer y que siento que tiene sentido hacer, por lo que sea. Puede ser incluso también por razones monetarias, eh, no tengo nada contra eso. Lo hago siempre con el mismo deseo de intentar dar un pasito más pequeño en el aprendizaje, de poder hacerlo, intentar hacerlo mejor. Pero no busco diversidad ni variedad.
MFB
