Un crisol de acentos del español celebra la cultura argentina en el festival Conexión Buenos Aires-Miami, organizada por el gobierno de nuestra ciudad aquí. Miami, la que nunca se disculpó de su opulencia y ahora ostenta al astro global del fútbol, también ovaciona teatro off porteño, visita muestras de artistas argentinos y saca tickets para ver películas que solo se vieron en el Bafici.
Aquí, adonde es imposible conseguir la casaca del Inter que Lionel Messi lucirá el próximo fin de semana –la oficial ni la otra–, ni entradas para ese debut, un aviso vende la hamburguesa con la firma y la cara del ídolo y, al lado, una marquesina anuncia funciones de Cae la noche tropical, versión teatral de la novela de Manuel Puig, con dirección de Leonor Manso y las actuaciones de Ingrid Pelicori y Eugenia Guerty, en el Adrienne Arsht Center del Downtown. Es una de las tres puestas argentinas invitadas al gran encuentro de teatro latinoamericano, en este polo estadounidense que concentra inmigrantes desde todos los países del continente.
El impulso a esta concentración de talento es un programa cultural que desde el 13 al 23 de julio acompaña actividades de artistas argentinos en la ciudad estadounidense. Conexión Buenos Aires – Miami reedita, con nuevos eventos, el festival de cultura porteña que se llevó a cabo en Madrid en Casa de América, en marzo último. «Buenos Aires es una ciudad global y tiene vocación de hacer contacto con el mundo, al igual que los artistas que siempre han salido para crecer, conviviendo con otros en esa vida de creación», definió María Victoria Alcaraz, Directora General de Cooperación Internacional del Ministerio de Cultura porteño, que lo organiza.
«Conexión quiere destacar la cultura de nuestra ciudad, sumar esfuerzos y trabajar en conjunto con cada uno de los proyectos que tienen vida propia en Miami», agregó. En Madrid y Miami, la presencia de la revista Ñ quiere acompañar a los artistas y se enmarca en las acciones por sus 20 años en los kioscos y en la plataforma digital, que se cumplirán en octubre.
En marzo, realizada al final de la feria ARCOmadrid de contemporáneo, fueron dos semanas de agenda cultural intensa, con la gran mariposa de Andrés Paredes desplegada en la fachada de Casa de América, funciones de cine agotadas y recitales con bises. En Miami, el programa igual de intenso, es descentralizado.
Generó alianzas con distintas iniciativas: por un lado, sumó apoyo a las compañías de teatro invitadas al 37° Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami, fundado y dirigido por el cubano Mario Ernesto Sánchez, y activo desde la primera semana de julio en diferentes salas.
«Levanten la mano los argentinos», preguntó Sánchez al cerrar la aclamada función de Una, el unipersonal escrito por el ítalo-argentino Giampaolo Samá ,que Miriam Odorico lleva con maestría. Había un puñado, y alguno ya había visto la obra en Timbre 4, en Buenos Aires, y ahora traía a sus amigos. Nominada al premio María Guerrero, la pieza está basada en una novela de Luigi Pirandello que plantea preguntas filosóficas sin elucubraciones eruditas, que cautivaron tanto como la actuación, al auditorio del Teatro Koubek Center.
Otra versión de un clásico abrió el programa la noche anterior, muy cerca. En el escenario del Miami-Dade County, un Quijote cartonero canturreaba la Balada para un loco desafiando el castizo de la obra mayor de Cervantes en la puesta Yo soy Don Quijote de la Mancha. José Sacristán interpretó por primera vez esta pieza de José Ramón Fernández en Madrid, pero a diferencia de aquella puesta formal y «de texto», aquí Claudio Garófalo y Florencia Lorenzo se apropian con ductilidad de los personajes e iluminan pasajes que abren caminos hacia la libertad. Al punto de que los objetos en escena parecen cobrar vida.
Sin pretensión de originalidad, Miami es el balneario predilecto de muchos argentinos. Lo avisan los vuelos llenos con familias que se anticiparon a las vacaciones de invierno, los que agotaron tickets para el primer partido del futbolista top en su nuevo club, y los que lo buscan en el Publix, una cadena de supermercados con productos frescos de buena calidad pero que se consigue en cualquier barrio. El de Messi es el apacible Key Biscayne, esa isla conectada solo por un puente al continente, lo que la convierte en un barrio privado.
Allí adentro hay un Publix, aunque muy pequeño, lo que alienta las esperanzas de los fans. Mientras, pueden probar la hamburguesa en el Hard Rock del Casino de Miami, alojado en ese edifico con forma de guitarra que, erigido en medio de la nada, es un espectáculo en sí mismo.
Conexión Buenos Aires – Miami nació para «acompañar el vínculo que ya existe entre los artistas argentinos y Miami», agrega Alcaraz, quien fue directora del Teatro Colón. Alejandro Chaskierberg, reconocido artista y fotógrafo argentino, visita con frecuencia la ciudad por asuntos familiares.
Y el martes 18 inaugurará , con DJ set incluido, la expo Natur-e, una muestra individual en el famoso y siempre poblado barrio Design District. La serie reelabora, en versión de realismo mágico, la experiencia que el artista atravesó en la Patagonia argentina, cuando estando de viaje con su pequeña hija en una motorhome, el mundo se cerró por la pandemia de Covid-19. Curada por Helena Ferronato, la expo se exhibirá en simultáneo en la Fotogalería del Teatro San Martín en Buenos Aires.
«Acá está todo por hacer», comentaba el viernes una gestora cultural con pie en ambas ciudades, durante la inauguración de Delfina Collazo en la galería Azur de Miami. Residente en Buenos Aires, la artista formada en diseño industrial en Parsons, se volcó a la sensibilidad de la cerámica y terminó dedicándose de lleno al arte. La serie fue creada especialmente para Miami, con el espíritu del mar y la marca propia en la textura de cada pieza de cerámica cocida pegada sobre tela, en piezas abstractas que componen una gran instalación.
«Desde la pandemia, todos entendimos que el trabajo es colaborativo o no es», apuntó Lucas Kokogian, director de la porteña galería Azur, que abrió en Miami hace un año. Esa es su lectura global del mercado. A partir de una casa de subastas en Buenos Aires, después del parate de las ferias en la pandemia, abrió galerías en Madrid, Berlín y Nueva York. «Acá en Miami mi espacio y apoyo es para los argentinos que vienen a Art Basel en diciembre, tanto el depósito como la gestión», agregó.
La agenda artística se completa con visitas a dos residencias artísticas de la ciudad, la visita a la expo que la argentina Luján Candria exhibe en el Jardín Botánico local; una exposición colectiva que integra el fotógrafo Bruno Dubner en la galería Dot Fiftyone Gallery, también gestionada por argentinos, y una visita guiada con invitación a Liminal, la expo del genial argentino Leandro Erlich, en el Pérez Art Museum (PAMM). Este museo fue fundado por el coleccionista y desarrollador argentino-cubano Jorge Pérez.
Mientras que el cine está representado por Nene revancha, el debut cinematográfico de Gonzalo Demaría, sin estreno comercial en Buenos Aires todavía, sólo proyectado en el Bafici. Y el clásico de Eduardo Mignogna Sol de Otoño. Las funciones son gratuitas en el Adriana Barraza Actors Studio, con copias masterizadas. Es parte del plan de recuperación del patrimonio cinematográfico argentino de los 80, 90 y 2000 que lleva adelanta la DAC.
Miami. Enviada especial