Nuevos vientos en la Dirección Nacional de Asuntos Culturales (DiCul) del Ministerio de Relaciones Exteriores, a cargo de la diplomática de carrera Alejandra Pecoraro. En sintonía con la impronta internacional que el presidente Javier Milei y la canciller Diana Mondino están imprimiendo al país, el área pasó a depender de la secretaría de Relaciones Comerciales Internacionales, a cargo de Marcelo Cima. Ello significa también un cambio de rumbo.

Fuentes inobjetables de la Cancillería consultadas por Clarín subrayaron: “Hasta ahora la DiCul trabajó sobre la difusión de la oferta. En adelante trabajaremos sobre la demanda. Seremos como una sede central con 150 sucursales, que es el número de nuestras embajadas en el exterior”.

La consulta entonces fue si la invitación a un artista o un escritor en una Feria o un Festival o una Bienal sería una suerte de mascarón de proa para vender aceitunas o aceite o vinos argentinos en el mundo. “No, porque la Cancillería ya tiene un área de promoción comercial, como también tiene un área de industrias culturales”, respondieron los voceros.

El presidente, Javier Milei, y la canciller, Diana Mondino. Foto: EFEEl presidente, Javier Milei, y la canciller, Diana Mondino. Foto: EFE

¿Cómo será el enfoque de la cultura, la literatura, el arte, la educación y la ciencia argentina en el exterior, entonces? “Por ejemplo», dijeron las fuentes, «en abril tendremos la presencia de la artista Luciana Lamothe en la Bienal de Arte de Venecia. Vamos a aprovechar ese evento para articular con una docena de ciudades para abrirle mercado al arte argentino. Y haremos esto con los escritores, los científicos, porque la DiCul tendrá tres coordinadores. Uno en cultura que será Gonze Entenza, una en educación que será María del Carmen Pasarin, y Malén Vázquez en ciencia”.

Pecoraro no hablará con los medios hasta que no se efectivice su designación, aunque está trabajando en la DiCul, donde revista desde que el embajador Sergio Baur estuvo a cargo de la Dirección, en la época en que Jorge Faurie fue canciller, durante el gobierno de Mauricio Macri.

Luego continuó en la gestión de Juan Falú, quien renunció “agobiado” luego del descanso de la pandemia, como le expresó a este medio, y fue virtual segunda de la DiCul en el período de la kirchnerista Paula Vázquez. Los funcionarios, entusiasmados con la nueva impronta, señalaron que en materia educativa incentivarán que vengan a estudiar a nuestras universidades más estudiantes del exterior (ya hay un número altísimo).

“El objetivo es la promoción general de la cultura argentina, porque lo que no se conoce no se vende”, manifestaron. La DiCul ya tiene una planificación prevista, según los informantes, pero por el momento y hasta que no estén oficializados los nuevos nombres a cargo no la darán a conocer.

Visto que no terminaba de quedar claro el objetivo, una de las fuentes ejemplificó: “¿Vos viste esa película con Audrey Hepburn? ¿Qué es lo que más recordás?” A lo que respondimos: Nada. “¡La Vespa!”, exclama la fuente. Después de esa película se vendieron cantidades de motos Vespa”.

Entonces, volviendo al inicio, el concepto es que la cultura será un instrumento que abrirá mercados para otros productos no necesariamente culturales. Lo que equivale a decir, no solo industrias culturales, sino que será márketing de otros negocios. La cultura será algo así como el rompehielos Irizar, se abrirá paso entre los icebergs de la economía mundial, para que la Argentina –encarnada en el sector privado– pueda colocar sus productos en el mercado internacional.

La arista Luciana Lamothe será la representante argentina en la Bienal de Venecia 2024. La arista Luciana Lamothe será la representante argentina en la Bienal de Venecia 2024.

Estrategias, planificación, coordinación con otras áreas y promoción son los nuevos términos con los que la DiCul sale a la cancha a jugar un campeonato decisivo, luego de dos gestiones –las de Juan Falú y Paula Vázquez– que atomizaron el sentido de esta dirección histórica.

Solo resta saber con qué presupuesto se hará gestión. Prorrogado el de 2023 a la fecha, la devaluación se ha consumido buena parte de los recursos asignados. Y, como señalan a Clarín algunos voceros del mundo del arte, “el montaje de la obra de Luciana Lamothe (concursado ante un Jurado de notables) en el Pabellón argentino en la Bienal de Venecia hay que pagarlo”.

Con esa nueva impronta comercial, la DiCul planea el envío argentino a la Bienal de arte más importante del mundo, con la intención de “generar una expansión del arte argentino”. La pregunta que todavía no tiene respuesta es cómo se articulará, teniendo en cuenta que la cita en Venecia siempre ha sido una vidriera para el artista elegido, pero no para la escena completa del arte argentino.