Resistencia vive una semana a pleno festejo. Pese al intenso frio, con una máxima que no llega a los 20 grados –algo inusual en esta calurosa provincia de Chaco–, miles de personas se acercaron este fin de semana al Parque 2 de febrero, en Avenida de los Inmigrantes 1001, a la vera del río Negro, para disfrutar de un encuentro ineludible entre la naturaleza y las esculturas que hay junto con diversas actividades culturales que se celebran a cielo abierto.
Es que la escultura también es cultura, en Resistencia, donde brillan esculturas por todas partes: hay unas 668 obras contemporáneas realizadas en cualquier tipo de materiales.
De alguna manera, estas obras van “vistiendo” a la ciudad. Aquí no existen las esculturas vandalizadas sino todo lo contrario: son veneradas, como si fueran un ciudadano más. Por algo será que desde hace tiempo Resistencia ha sido nombrada “Capital Nacional de las Esculturas”.
Un clásico de la provincia
Por eso, como cada dos años, esta tradición ya es un clásico que se celebra con mucho entusiasmo cuando comienza la Bienal del Chaco. Del 13 al 21 de julio, el evento más convocante de toda la provincia cumple su 36° aniversario: atrapa a grandes y chicos, a turistas locales y extranjeros por igual, siendo un verdadero orgullo de la capital, organizada por la Fundación Urunday y el gobierno provincial.
Los números hablan por sí solos: según datos de la Policía de la provincia del Chaco, alrededor de 800.000 personas visitaron la edición previa de la bienal, en 2022, y más de 23 millones de personas pudieron disfrutarla en todo el mundo a través de las redes sociales. Este año, podría haber un nuevo récord en su flamante edición.
Sin dudas, la gran atracción es el Concurso Internacional de Escultura en el que diez escultores realizarán sus obras a cielo abierto y podrán conversar con el público presente que los verá en acción, desde el nacimiento de sus obras (el acero ha sido el material elegido), hasta su finalización. En esta ocasión, hubo 157 postulaciones de artistas de 55 países, de los cuales, fueron elegidos solamente diez escultores de renombre mundial mediante tres procesos de selección.
Los diez escultores elegidos son Luis Bernardi (Argentina), Alejandro Mardones Guillen (Chile), Carlos Iglesias Faura (España), Billy Lee (Estados Unidos), Butrint Morina (Kosovo), Solveiga Vasiljeva (Letonia), Anna Korver (Nueva Zelanda), Percy Raúl Zorrilla Soto (Perú), Bogdan Adrian Lefter (Rumania) y Emrah Önal (Turquia). En tanto, habrá un jurado de lujo, integrado por Carlos Monge (México), Piotr Twardowski (Polonia) y Ramón Morales Rossi (Venezuela).
La obra ganadora será emplazada en el Parque 2 de febrero, ahora con el David “Chaqueño”, la copia de la majestuosa estatua de Miguel Ángel Buonarotti (1475-1564), confeccionada con escáner e impresión 3D en tamaño real (mide 5,17 metros, como el original y está instalado sobre una base de hormigón de otros dos metros de alto). Como si fuera el patrono del parque.
El “David” es el gran sueño que tenía Fabriciano Gómez, un reconocido escultor chaqueño, creador y alma mater de la Fundación Urunday (falleció durante la pandemia, en 2021) e impulsor en 1989 de este evento, que se hará realidad a partir de esta edición.
Un espacio de disfrute
“Por amor al arte” es el lema del Bienal del Chaco. “Para mí, es un espacio de disfrute y de realización en la posibilidad de continuar y de honrar un legado que fue construido por ‘Fabri’ y por aquella comisión directiva fundadora que se ha terminado constituyendo en una plataforma de desarrollo cultural colaborativo que tiene como virtud principal articular esfuerzos, unir voluntades”, explicó a Clarín Cultura José Sebastián Eidman, actual presidente de Fundación Urunday.
“Para la provincia, representa no solo la mayor industria cultural sino una experiencia de arte público, quizá la mayor de arte popular que hoy tiene la Argentina, y quizá en la región por la cantidad de disciplinas, por la cantidad de artistas en escena y visitantes que recibe este acontecimiento de arte contemporáneo que es tan singular”, agregó.
El invierno se sintió durante las primeras dos jornadas, algo esperado para esta época, ya que, en Resistencia, el intenso frío solamente perdura en la segunda y tercera semana de julio. Sin embargo, y aunque el sol se escondía de a ratos entre las nubes, el público desafió las bajas temperaturas, salteó el horario de la sagrada siesta y se volcó masivamente a para celebrar este gran acontecimiento cultural. Ahora, con el comienzo de las vacaciones de invierno, la Bienal del Chaco se convertirá en un “hormiguero” humano.
Con mucho abrigo y mate en mano, grandes y chicos caminaron por las 14 hectáreas del Parque 2 de febrero. Sin dudas, la gran atracción fue la posibilidad de ver en acción a los diez grandes escultores seleccionados, que comenzaron a crear sus obras en intensas jornadas de 8:30 a 19.
“Me gusta el evento, es una de las cosas que nos enorgullece a los que somos de Resistencia. Vienen de otros lugares, de otras culturas. Poder conversar y ver el proceso es muy lindo”, dijo Lorena, resistenciana de ley. “No soy escultora, no tengo nada que ver con el arte. Soy contadora. De arte no conozco nada pero me llama la atención. Lo disfruto muchísimo. La Bienal es el orgullo de la ciudad”, manifestó.
Los escultores trabajan con materiales provistos por los organizadores: dos planchas de acero, máquinas soldadoras, martillos, amoladoras marcadores, reglas y escuadras, anteojos, máscaras, guantes e indumentaria especial. Un taller a cielo abierto, de acceso libre y gratuito, como todas las actividades que hay en el parque.
“La Bienal nos representa. Comenzó impulsada por un gran escultor chaqueño, Fabriciano, que ya nos abandonó”, recordó Marisa, una odontóloga que, como cada evento, se acerca a recorrer las actividades que hay en el parque. “Para los resistencianos y para toda la provincia del Chaco es una cuestión importantísima: mostramos la cultura. Nos llaman la ‘Ciudad de las Esculturas’. Para nosotros es una fiesta para recibir con los brazos abiertos a estos artistas, escultores que trabajan en distintos materiales como mármol, madera o ahora con estas chapas de acero”.
Una escultura de arena
Otra de las grandes atracciones es la escultura de arena realizada en otro sector del predio por el escultor argentino invitado y docente Alejandro Arce. Como cada dos años, el artista nacido en Bariloche y que reside en Buenos Aires dice presente en la Bienal. Su obra se denomina “Animalia”, en homenaje a los animales en extinción, y aún se encuentra en proceso, a la vista de todos.
“Trabajo con arenilla que hay en el Chaco: tiene un poquito de arcilla, por eso dura un poco más. Cada arena tiene sus cosas”, dijo el autor a Clarín Cultura. Arce utiliza 50 toneladas de arena para plasmar su obra. “Lo primero que hay que hacer es una torre de arena muy grande. Después hay que empezar a quitarla”, comentó.
“A diferencia de la plastilina y la arcilla, esta obra no se moldea: lo que se hace es tallar como si fuera una piedra. Se arma una piedra grande blanda de arena y después se va tallando. O sea, todo lo que está arriba si se rompe no se puede arreglar: si fuera una piedra”, comentó.
Para ello, utiliza grandes palas, los sacados y también pequeñas espátulas junto con otras que ha fabricado. La escultura de Arce estará terminada el fin de semana. El público podrá disfrutarla sacándose una selfie junto con la obra.
Iván Vallejos es otro lugareño, un camionero chaqueño que en su días de franco dejó su vehículo para respirar arte con su hija. Primero, visitó a los diez escultores para ver cómo creaban sus obras. “Me gusta ver cómo suelen trabajar con cada material. El que más me llama la atención es ese muchacho (Alejandro Arce) que trabaja con arena. Todos los años el vengo a ver. ¡Está muy bueno!”, exclamó.