Hace un par de semanas, la actriz perdió a su mamá, Susana Roig, en medio del duelo, brindó a Pronto una entrevista en el que reveló una impotante decisión y sus planes a futuros: “Mi perro duerme tirado en la puerta de la habitación de mamá; es muy triste”, expresó.

A punto de volver al teatro con la obra Pretextos –el próximo domingo 4 de octubre a las 21 desde el Picadero-, Georgina Barbarossa retomó con todo sus actividades laborales: si bien no se sumó al Cantando 2020 por su enemistad con Moria Casán, la actriz está haciendo radio todos los jueves en FM Zónica y da clases de actuación con Diego Rinaldi vía Zoom. Y está ensayando para la obra.

“A mi mamá todo el mundo la quería porque estaba siempre conmigo y era adorable. ¡Qué mujer tan coqueta! ¿Vos sabés que le pidió a Marita, una de las chicas que la cuidaba, que por favor le pintara los labios el día que se muriera? “Arreglame, pintame, no me dejes estar así nomás”, le pidió. Así que Marita vino corriendo, la maquilló a mamá y la dejó divina. Siempre estaba con sus aros y sus perlas, así que genio y figura hasta la sepultura. Tuvo una muerte muy linda, si se puede decir, porque no sufrió. Es lo que queremos todos y yo también lo hablé con mis hijos”, contó.

“Estuve con ella cuando partió. Estaba internada y le costaba comer pero podía hablar y se despidió de todos por teléfono. Ella se dio cuenta de que era su última noche y hasta habló con mis hermanos, sus nietos y su bisnieto. Mis hijos pudieron despedirse, besarla y apretujarla. Mamá no tenía Covid, era una enferma cardíaca de 91 años”, aclaró.

También contó que la siente cerca: “me parece que está porque el otro día caminé por el pasillo de casa y se cayeron tres fotos. “Vieja, no seas quilombera, me rompiste todos los vidrios”, le dije. No había correntada de aire ni nada y estaba yendo al vestidor porque mi sobrina me preguntó si había tirado todos mis collares. “No”, le respondí y cuando estaba yendo, se cayeron tres portarretratos juntos.”, precisó.

También contó que como su perro López sigue buscando a su mamá y duerme frente a la puerta de su habitación.

“Voy a vender este departamento porque me da mucha tristeza. Lo tengo decidido porque paso por la habitación de mi mamá y se me retuerce el alma. Y cuando cierro la habitación, López se queda acostado en la puerta. Yo le digo: “López, mamá no está, anda por acá pero no las vas a ver. Así que vení y acostate conmigo en la cama”. Lo que pasa es que cuando yo lo recogí de la calle, hace tres años, él se acostumbró a dormir con mi vieja. Cuando era chiquito no pasaba nada pero fue creciendo y ya casi pesaba más que mi mamá. Al final, mamá estaba muy flaquita y él igual dormía con ella en su habitación”, contó.