No hay, a primera vista, tantas experiencias que reúnan al tango con la problemática de la alimentación. Pablo Gignoli, un músico argentino radicado en París, es uno de los motores de esa original combinación que quedó plasmada en un disco titulado Alimentation Generale, grabado este año por la agrupación Taxxi Tango XXI, una orquesta franco-argentina con cuerdas, piano, contrabajo, batería, un cantante patagónico (Sebastián Rossi) y el bandoneón de Gignoli.
“Es un tema que nos preocupa, por eso decidimos hacer un disco que refleje ese interés -explica este artista nacido en Córdoba que se formó con Walter Malosetti, uno de los guitarristas más importantes de la historia del jazz argentino, también tuvo como maestro al bandoneonista Néstor Marconi y fue parte de la Orquesta Típica Fernández Fierro- Yo diría que buena parte de los problemas de la sociedad hoy por hoy tienen que ver con la producción y el reparto de la comida. No es un disco vegano, simplemente hablamos de la buena y la mala alimentación”.
Alimentation Generale tiene tres temas cantados (con letras de Rossi) y tres instrumentales, uno de ellos titulado Los sabios en homenaje a un restaurante vegetariano de Buenos Aires al que Gignoli iba muy seguido cuando vivía en la Ciudad. Es un disco heterogéneo. “Para mí Spinetta, Sui Generis y Velvet Underground son tan importantes como Piazzolla o Pugliese (aclara Gignoli). Eso pasa también con la Fernández Fierro, que rompió varios moldes desde lo musical y lo estético. El trabajo de esa orquesta sigue siendo hoy un faro para los que estamos interesados en la evolución del tango”.
En ese proceso de renovación también tuvo un papel central Gotan Project, banda de tango electrónico de gran repercusión internacional integrada por el suizo Christoph H. Müller, el DJ francés Philippe Cohen Solal y el argentino Eduardo Makaroff. Gignoli trabajó con ellos en otro proyecto, conocido como Plaza Francia Orchestra. “Ellos siguen siendo la manifestación más visible del cambio en todo el mundo. Pese a quien le pese, hicieron mucho por la difusión del género”, argumenta el bandoneonista.
Respecto de la convivencia y el entendimiento con los músicos franceses que se sumaron a Taxxi Tango XXI, Gignoli asegura que es óptima: “Músicos buenos hay en todos lados, pero en Francia hay mucha gente interesada en el tango, y en el ámbito de las cuerdas, además, hay una gran tradición”.
“La vida en París -cuenta por último Gignoli quien tiene una hija francesa- “se parece bastante a la de Buenos Aires, sobre todo por la agitada dinámica cotidiana”. Agrega: “No fue un cambio tan radical porque las dos son ciudades muy intensas. Quizás acá haya, hoy por hoy, niveles de locura más altos, eso sí. En los últimos años, las calles estuvieron tomadas por los chalecos amarillos y la gente que reclamó por la reforma jubilatoria. Hubo muchos paros, viajes anulados… Y ahora con el Covid todo se volvió todavía más anárquico”.