Una de las grandes sorpresas que Filmin ofrece dentro de la programación de la séptima edición del Serielizados Fest es este extraordinario y desternillante documental que Josh Greenbaum dirigió para Hulu en 2017 y que se encontraba inédito en nuestro país. ‘Too Funny To Fail‘ recoge el testimonio de los responsables del mejor show que jamás debió ser emitido por la televisión pública estadounidense, ‘The Dana Carvey Show’.

Pánico en Prime Time

Los documentales pueden conquistarnos por mil razones. Una estética cuidada, una recreación impoluta, una historia que no conocíamos o un descubrimiento que, por lo que sea, se vuelve indispensable en nuestra vida desde ese momento. Aquí se da ese caso. Es posible que muchos de nosotros conozcamos de sobra a los responsables del show de Dana Carvey, empezando por el uno de los más queridos miembros de ‘Saturday Night Live‘ y terminando por el último de los guionistas o productores de su show.

Así, veremos desfilar a iconos como Steve Carell, Stephen Colbert, Robert Smigel, Louis CK… incluso Bill Hader como fan entregado de aquella era dorada e improbable que fue el horario de máxima audiencia de ABC a mediados de los años noventa. Entre todos nos descubrirán el mejor programa de humor de la televisión pública de Estados Unidos que casi ninguno de nosotros llegó a ver jamás. El valor de este documental es incalculable para todos aquellos amantes de la comedia que no pudimos disfrutar nunca del programa, pero también una historia de amistad y comedia, de pelea contra el sistema y de rendir culto a los que nos hacen reír.

En 1993 Carvey dejaba su hogar, ‘Saturday Night Live’, tras siete años de éxito. Sus imitaciones de George Bush, personajes como Church Lady y, sobre todo, su Garth del ‘Wayne’s World’ que compartía con Mike Myers, convirtieron a Carvey en uno de los cómicos favoritos del país. Así, con las maletas en la puerta, comenzó un nuevo rumbo en su carrera que, tal vez, lo alzaría a lo más alto del estrellato. Pero las cosas no son como parecen.

Humor punk y contracultura

Tras un par de intentos interesantes, como ‘Borrón y cuenta nueva’ o ‘Cautivos en Paradise’, junto a John Lovitz y Nicolas Cage, Carvey ideó junto a su colega (y genio) Robert Smigel un nuevo programa de humor que tiraría por tierra todas las convenciones establecidas entonces y arrasaría la pequeña pantalla con una actitud irreverente y todas las ganas del mundo de convertirse en el Flying Circus de los Estados Unidos. Pero los Estados Unidos no estaban preparados para tal ofensa.

Sarna con gusto no pica, y si nos atenemos al testimonio de los implicados, ‘The Dana Carvey Show’ es el orgullo y amor de sus vidas. No hay más que ver el nivel de los sketches que aparecen en el documental. Los camareros con arcadas, los dos rebeldes equivocados y muy especialmente la disección que realizan del primer sketch del show, el que abrió la lata y logró que seis millones de espectadores cambiasen de canal despavoridos tras la emisión de un nuevo episodio de la serie favorita de América, ‘Un chapuzas en casa’.

ABC había pagado más para realizar un seguimiento de las audiencias en tiempo real, y las consecuencias fueron inmediatas y brutales, ya que estados enteros desaparecieron de la audiencia. Las quejas de los espectadores indignados llenaron de cartas la correspondencia de la cadena, los críticos rajaron como nunca antes y Taco Bell fue el primero de los patrocinadores en retirar su patrocinio.

Y es que en un homenaje a los programas de variedades de la infancia de Carvey, cada episodio contaría con un patrocinador diferente. La comedia feroz y excéntrica, amén de las coñas con las empresas que pagaban las facturas fue demasiado. Después de quedarse sin patrocinadores, el séptimo y último episodio (el octavo nunca se emitió) fue patrocinado por el pequeño restaurante chino de Manhattan donde el equipo del programa pedía la comida.

Pero la magia era real. Los fragmentos de sketches del show son un tesoro para los amantes de la comedia más agresiva, amén de disfrutar con joyas como el vídeo del casting de Colbert para el programa. La mayor virtud de este ‘Too Funny To Fail’ es que resulta tan divertido como el programa original. El espíritu se mantiene. El orgullo de sus miembros, también. Agradezcamos Hulu y a Filmin por acercarnos a esa joya punk en un concentrado de noventa minutos donde alguno de los mayores astros de la comedia de nuestras vidas recuerda aquellos días de absoluta libertad contracultural. Ya casi no nos queda ni de lo uno ni de lo otro.