Ambas cantantes han protagonizado una drástica pérdida de peso en los últimos meses, pero para ello tuvieron que ‘aislarse’ del mundo.
Amaia Montero (44 años) carga a sus espaldas un año repleto de polémicas. A principios de este mismo mes decidía eliminar su cuenta de Twitter de forma definitiva, pero este acto solo ha sido el último de muchos que ha protagonizado en este peculiar 2020. La cantante llevaba desde 2018 intentando sentirse bien consigo misma, pero innumerables obstáculos han impedido que así sucediera. Uno de los más relevantes ocurrió el pasado febrero, cuando EL ESPAÑOL publicó una entrevista a Malú (38) en la que hablaba del físico de su compañera. El comentario de la actual pareja de Albert Rivera (40) no sentó nada bien a la donostiarra que comenzó una brutal guerra en Twitter hasta convertirse en Trending Topic. Ese hecho supuso un punto de inflexión en la vida actual de la cantante.
Durante los meses de confinamiento y posterior desescalada, Amaia compartía en su Instagram imágenes antiguas de sí misma. Pero en agosto sorprendió a todos con su primera fotografía actual. Mucho más delgada que meses atrás, presumiendo de estrecha cintura y con una sonrisa en los labios, Montero aparecía de nuevo ante sus fans. Ante la incredulidad, algunos lo achacaron al principio a un exceso de photoshop, pero enseguida la artista demostró que no, que su transformación es real.
El gran cambio físico de la exvocalista de La Oreja de Van Gogh recuerda mucho al caso de una de sus compañeras de profesión, Adele (32). Pero la metamorfosis de ambas no solo se parece por lo que muestra su aspecto externo, sino por el método que han escogido para lograrlo y solucionar sus problemas internos.
La cantante se ha aficionado al yoga porque además de hacer ejercicio le ayuda a calmarse. RRSS
Tanto la cantante inglesa como la española decidieron ‘desaparecer’ por un tiempo de la vida pública, así como dejar de exponerse en las redes. No fue algo sinsentido, sino, un proceso muy meditado y prescrito por médicos. Tal y como la Dra. Maiztegui, experta en psicología emocional, expresa: “Aislarse de la rutina que les causa dolor, así como alejarse mediamente de aquellos que las admiran (como familia o fans) es beneficioso para este tipo de personas pues normalmente se dejan llevar por sus impulsos y es necesario aislarlos de su agenda habitual para centrarlos en una organización con pautas fijas. Esto consigue que no desvirtúen su realidad, ya que cuando reciben comentarios negativos sobre ellos, se los creen, pero los positivos los ponen constantemente en duda. Este aislamiento consigue que se encuentren más estables controlando su entorno. Solo así empezarán a ser conscientes de su valía, su rendimiento y todo lo que pueden conseguir”.
Tanto la psicóloga como la Dra. Martínez, psiquiatra de profesión, coinciden en el perfil que caracteriza a Amaia y Adele, “personas conscientes de que tienen un talento, que saben utilizarlo, pero de igual manera son capaces de ver sus limitaciones o lo que ellas consideran defectos y pierden fácilmente el equilibrio emocional al vivir expuestas, pues inconscientemente esperan esa crítica negativa de alguien externo sobre eso que ellas odian de sí mismas y cuando la reciben, se culpabilizan y centran periodos completos de su vida en ello. Todo se debe a la profunda autoexigencia“.
Según declaran los expertos consultados, el aislamiento temporal y la búsqueda de la calma guiados siempre por un profesional son la mejor solución para personas que viven con un foco sobre su cabeza de forma perpetua. No obstante, cuando existen muestras de primeros avances, es positivo que las pacientes salgan poco a poco de su aislamiento y compartan su mejoría con alguien de confianza de su entorno y que vayan abriendo el círculo cada vez más hasta encontrarse seguras.
FUENTE: elespanol.com