Aunque en verano debería ser más sencillo adelgazar, a veces ocurre todo lo contrario, no caigas en estas 10 trampas
En verano debería ser más sencillo adelgazar, los días son más largos y tenemos más tiempo y energía para hacer ejercicio y el calor invita a comer de forma más ligera, frutas y verduras ricas en agua, fibra saciante y bajas en calorías.
Pero en muchos casos, el verano acaba y descubrimos que los kilos de más han aparecido y no precisamente son kilos de músculo bien tonificado más bien son kilos de grasa que se han instalado en los sitios menos convenientes, los michelines, y con el bikini y la ropa suelta veraniega no han sido identificados, el tono bronceado de piel ayuda a disimular los kilos y el relax del verano no anima a pesarse y comprobar cómo va nuestro cuerpo y si hay que hacer cambios en la alimentación y entrenamiento antes de que perdamos la cintura y la salud con ella.
El conocimiento es poder, y si los últimos años te han dejado un recuento al alza de kilos de grasa al llegar a septiembre, estás a tiempo de poner manos a la obra y evitarlo o eliminarlos antes de que acabe el verano, y hemos identificado las ‘trampas’ más habituales en la dieta que nos llevan a ganar peso en verano sin darnos cuenta.
EMPEZASTE LA OPERACIÓN BIKINI EN SETIEMBRE PERO LA ABANDONASTE EN OCTUBRE
Lo tuyo es llegar al verano con una talla menos y antes de las vacaciones te sometes a dietas estrictas y entrenamientos espartanos hasta conseguirlo, pero el cuerpo 10 te dura lo justo para llegar a la playa en forma y hacerte la foto y subirla a tus redes sociales luciendo abdominales, y ahora empieza las vacaciones sin dieta ni entrenamiento, se acaba el sufrimiento en la mesa y en zapatillas y empieza la diversión.
Las vacaciones son para disfrutarlas, no vamos a negarlo, y viene bien hacer un ‘reset’ si sigues una dieta estricta y entrenas duro todo el año. Unos días de relax vienen bien al cuerpo y a la mente, pero si te relajas mucho, en vez de mejorar a la vuelta a la vida normal, puedes perder los buenos resultados obtenidos y tener que empezar un plan estricto, ya no de vuelta al cole, más bien de recuperación y vuelta a empezar.
NO QUEREMOS AMARGARTE LAS VACACIONES
Relájate sin perder de vista tus objetivos, la operación bikini se hace todo el año, no el mes antes de las vacaciones. Sé realista, para marcar abdominales hay que entrenarlos y cuidar lo que comes, pocas personas tienen la genética y el estilo de vida adecuado para tener un cuerpo fitness todo el año. Sigue un plan de entreno en vacaciones y cuida lo que comes.
Si disfrutas del deporte, no te costará mucho plantearte hacer una tabla de ejercicios de 10 minutos cada mañana, o salir a correr por la playa o la montaña 3-4 veces a la semana en tus vacaciones, nadar, montar en bici, patinar, etc. Todo vale para organizarte un tiempo para entrenar.
En cuanto a la dieta, controla tu cintura, y sin agobiarte, pésate una vez a la semana para comprobar si estás en tu peso, así podrás cuidar lo que comes sin estar a dieta o tener que hacer sacrificios a la vuelta del verano.
1. ¿HIDRATACIÓN O EXCUSA PARA LA BARRA LIBRE?
Cuando suben las temperaturas debemos aumentar la ingesta de líquidos, más si hacemos deporte, sudamos y perdemos agua y sales minerales, pero en verano con la sed, la hidratación puede acabar en un exceso de bebidas energéticas, refrescos fríos, zumos, granizados o batidos. Y a veces, los entrenos merecen un par de cañas, bien frías, ¡las que te has ganado! Pero con esa ‘mentalidad’ de compensación, ya tienes la explicación a los centímetros de más en la cintura que aparecen en septiembre. La mayoría de las bebidas que no son agua tienen más de 100 calorías por vaso, un vaso de zumo de naranja natural con 4 naranjas de zumo ya tiene 300 calorías.
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¿Cómo evitarlo?
Bebiendo más agua, o agua con sales, e infusiones con limón natural. Un estudio realizado en Berlín, Alemania, encontró que beber medio litro más de agua fría al día aumenta la tasa metabólica basal, y en personas con sobrepeso, este aumento del gasto calórico puede ayudar a perder peso, simplemente bebiendo dos vasos más de agua fría al día cada día.
2. LOS DESAYUNOS DE VACACIONES
Generalmente no encontramos tiempo para hacer un desayuno casero y completo antes de ir a trabajar, pero con las vacaciones, desayunar en casa o mejor en un hotel de buffet es todo un lujo que merece la pena disfrutar. El problema está que con la excusa de que el desayuno nos metemos las calorías de todo el día según nos levantamos. Sí, un desayuno completo de hotel puede llegar a 800-900 calorías a base de huevos, beicon, pan, zumos, yogur con frutas, etc. Y si estás a pensión completa, la comida o la cena no van a ser menos calóricas…
¿Cómo evitarlo?
Tienes dos opciones posibles, la activa o y la pasiva. La activa consiste en ‘disfrutar’ de la comida, pero, entrenando a tope para compensar. Eso supone ir a entrenar en ayunas, antes del desayuno completo, y doblar el entreno por la tarde con paseo después de la cena. La pasiva consiste en controlar lo que comes, disfrutar cada día de un plato único de lo que te guste, pero en pequeña cantidad y solo en una de las comidas principales, el resto deberían ser ligeras, o al menos saludables y bajas en calorías, poco grasas y poco dulces.
3. COMER FUERA DE CASA TODO EL RATO
A nadie le apetece pasar sus vacaciones en la cocina, preparando comidas, y salvo que tengas vocación de chef y disfrutes cocinando en tu tiempo libre, si cocinas habitualmente, necesitas vacaciones fuera de los fogones de vez en cuando. Si en verano sales a comer o cenar fuera por norma, es difícil que encuentres opciones ligeras y saludables en los hoteles, bares o restaurantes, y el modo ‘vacaciones’ invita a probar platos nuevos y especialidades locales allá donde vayas.
¿Cómo evitarlo?
Si tienes un poco de lógica nutricional, puedes escoger alimentos más sanos, ligeros y de temporada, y limitar las cantidades de los alimentos más calóricos, evitando comer con alcohol, aperitivos extras y tomar postres. Ya que comes fuera, procura comer más calidad y menos cantidad.
4. LOS CAFÉS HELADOS DE DISEÑO
La moda del café de diseño está provocando muchos problemas con la báscula porque un café cremoso de vainilla y canela puede llegar a sumar 300 calorías, y no solo es un problema por el exceso de azúcares, más bien por el exceso de grasas. Nuestro cerebro no suele contar las calorías bebidas, pero nuestro metabolismo sí lo hace, da igual que bebas o comas.
¿Cómo evitarlo?
Si tomas café por las propiedades energizantes y antioxidantes de la cafeína, mejor tomarlo solo o con hielo en verano, sin azúcar, ni leche animal o vegetal.
5. LAS COPAS FRENTE AL MAR
La hora del aperitivo antes de comer, o la del cóctel al atardecer es con la que soñamos frente al ordenador, pensando en nuestro destino favorito, pero… una piña colada tiene más de 400 calorías, una copa de champán, pasa las 130 calorías, un licor de whisky más de 250 calorías, un cubata más de 230 calorías. La cañita de cerveza son 130 calorías y la copa de vino tinto antioxidante, unas 120 calorías.
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¿Cómo evitarlo?
Control, el alcohol siempre es un peligro, yo ni lo considero un alimento, por muchos antioxidantes que tenga el vino tinto, el alcohol tiene más inconvenientes que ventajas. En un país como España donde la vida social va asociada a alcohol, el problema en verano se multiplica, pero, debemos hacer un esfuerzo por reducir la cantidad de alcohol que bebemos, limitarlo al mínimo o al menos no excedernos en las cantidades.
6. BARBACOA, BARBACOA…
Las barbacoas son las reinas indiscutibles de la vida social veraniega, una buena excusa para comer carne a la brasa, beber alcohol y disfrutar de helados y postres dulces. El problema es que las barbacoas son muy grasas de carnes, salchichas, morcilla, chorizo, panceta, etc., con pan, cerveza y sangría. La mezcla sale a una media de 1500-1800 calorías por persona que con los postres sube a 3.000 calorías sin darnos cuenta.
¿Cómo evitarlo?
Hay barbacoas más saludables, desde las de pescados y mariscos a las de pollo y pavo. Y puedes incluir alimentos vegetales a la brasa como tomate, calabacín, berenjenas, cebollas y pimientos, zanahorias, y hasta patatas nuevas en las brasas. De postre se puede comer pinchos de sandía o de melón, o macedonia de frutas de temporada fresca. Mucho más ligeras y muy sabrosas cuando aprieta el calor.
7. ENSALADAS DE VERANO QUE NO SON NADA LIGERAS
Las ensaladas son una buena opción cuando suben las temperaturas y no nos apetece comer caliente. El problema está que pocas veces somos discretos a la hora de añadir ingredientes a una ensalada y acabamos poniendo de más. Una ensalada césar de restaurante puede tener 500 calorías por ración, y sin contar con las calorías de la salsa. Las ensaladas pueden ser platos únicos que nos aporten las vitaminas, minerales, fibra y agua de las verduras y hortalizas de temporadas, con alimentos proteicos sanos.
¿Cómo evitarlo?
Sigue la regla de no más de 5 ingredientes en los que ya has incluido el aliño, e incluye siempre un alimento proteico de los que comentamos antes. Prueba a hacer ensaladas con un 80% de base vegetal y cruda, como lechugas, hortalizas sin cocer y legumbres cocidas y frías para alternar con opciones vegetarianas sin alimentos de origen animal. Incluye algas que son saciantes y aportan sal y yodo que activa el metabolismo, y aliña con buenas grasas, sin salsas ni picatostes o picoteos.
8. HELADOS
Tu vaso de yogur helado puede ser una bomba de calorías, aunque lo hayas disfrutado pensando que sería una opción healthy o saludable. Muchas de las copas de helado de yogur tienen entre 300 y 400 calorías al día. Si además le añades nata o toppings, un helado puede tener más calorías que una comida de dos platos y postre. Los helados son alimentos que combinan grasas y azúcares, y no son nada digestivos, aunque los tomemos de postre.
¿Cómo evitarlo?
Limita el consumo de helados a uno a la semana si eres muy fan, o recurre a helados más saludables, preferiblemente caseros. Los helados fitness no tienen por qué ser bajos en calorías, tenlo en cuenta, que por poner una leche o grasa vegetal como el coco, no reduces las calorías en forma de grasa. Puedes hacer helados de frutas naturales en casa con una heladera, sin azúcares ni grasas, solo con frutas maduras.
9. FALTA DE ENTRENOS Y MOTIVACIÓN EN VACACIONES
Llega el verano y te relajas, cuando ahora los días son más largos y puedes aprovechar las vacaciones para hacer otros deportes, probar actividades nuevas en la playa, montaña o en el pueblo, y disfrutar de los beneficios del ejercicio físico al aire libre. Si evitas las horas del calor, en que el deporte no es recomendable, hacer ejercicio no solo te ayuda a quemar más calorías y reducir el porcentaje de grasa a favor de la ganancia de músculo, también te ayuda a comer mejor y menos cantidad.
¿Cómo evitarlo?
Entrenando en verano, y no solo dedicando tiempo a tu deporte habitual, también aumentando la actividad y evitando el sedentarismo. Es el momento de disfrutar de la naturaleza con paseos, andar es una de las mejores formas de quemar calorías y hacer la digestión después de una comida copiosa.
10. POCAS HORAS DE SUEÑO
Estamos deseando que lleguen las vacaciones para desconectar y no poner el despertador, disfrutar de dormir por las mañanas sin obligaciones, pero en verano los días son largos y los disfrutamos más, nos acostamos más tarde, muy tarde, y si tenemos obligaciones familiares, los niños no entienden de horarios, ellos se levantan temprano y te van a despertar sin tener en cuenta si has dormido poco o nada.
También puede pasarte que tu cuerpo tenga una hora para levantarse, tu biorritmo se despierta temprano y no puedes hacer nada para levantarte más tarde, ya que te despiertas al amanecer y ya no puedes dormir más horas.
Ya hay varios estudios que han encontrado relación entre la falta de sueño y el sobrepeso y obesidad, parece que el problema está en que cuando dormimos poco o mal, solemos tomar malas decisiones a la hora de comer, y aumenta la ingesta de alimentos ricos en grasas y azúcares, porque nuestro cerebro está ‘flojo’, necesita energía y pide alimentos ricos en calorías.
10 trampas que te hacen engordar en verano
¿Cómo evitarlo?
Duerme más, es obvio, si no pasas de 6-7 horas de sueño por la noche, procura encontrar tiempo para una pequeña siesta de 30-45 minutos después de comer.
Fuente: www.sportlife.es
