“Nadie es la patria, pero todos lo somos”. Este verso de Jorge Luis Borges, en una instalación de neón en el frontispicio, ya no iluminará más la fachada del Centro Cultural Néstor Kirchner (CCK) por tareas de preservación del histórico edificio, según informaron oficialmente desde el Gobierno.
Se trata de un verso del poema “Oda escrita en 1966”, publicado originalmente en el diario La Nación el 9 de julio de 1966 y que luego se incluyó en el libro El otro, el mismo. Es un poema conmemorativo del sesquicentenario de la Declaración de la Independencia de Tucumán en 1816. Tiene tres estrofas de versos libres y un terceto final.
La remoción del renglón, instalado por el gobierno de Mauricio Macri, ocurre sin ser comunicada y luego de que se mantuviera apagada de modo aleatorio durante algunos meses.
Según informaron a Clarín desde la oficina de Prensa y Comunicación del CCK, la marquesina con la frase de Borges fue retirada del frente del edificio hace aproximadamente dos meses para “llevar a cabo tareas de restauración y mantenimiento del edificio que es patrimonio histórico”.
“No existió ninguna intencionalidad ideológica, ni política; sino todo lo contrario. La voluntad es preservar la fachada del edificio del Centro Cultural Kirchner y no incorporar elementos invasivos en la misma. En cuanto a los homenajes que se han realizado durante este año se ha elegido el recurso audiovisual del mapping sobre la fachada, de modo de proteger el edificio”, precisaron.
El 17 de octubre pasado, por ejemplo, a 75 años de la histórica jornada, la fachada del CCK se iluminó audiovisualmente con la iconografía peronista. Desde ahora, dijeron, no estará la frase de Borges pero tampoco ningún otro cartel fijo en la fachada.
Agregaron: “En cuanto a la relación del Centro Cultural y el Ministerio de Cultura de la Nación con la obra de Jorge Luis Borges, durante el mes de septiembre del presente año realizamos las Jornadas Borges 2020, conjuntamente con el Ministerio de Educación de la Nación y la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, conmemorando los 121 años de su nacimiento”.
Lo cierto es que este verso borgeano -colocado en una brillante marquesina- se había puesto en la fachada del CCK en junio de 2016 a propósito de los treinta años de la muerte del escritor y durante la gestión de Hernán Lombardi, entonces titular del Sistema de Medios y Contenidos Públicos.
Fue colocado en una fría jornada de junio de aquel año como parte de una exposición multiplataforma dedicada al autor de Ficciones, a la vez que se desarmaba la sala Experiencia Néstor Kirchner y Lombardi citaba en reportajes esa frase de Borges en medio de la «batalla cultural».
La marquesina, según las crónicas de la época, tenía previsto durar hasta noviembre de 2016, pero quedó.
Las fachadas, sabemos, también son lugares de hondas batallas culturales. Ayer y hoy y mañana. Pero claro. El propio Borges fue parte de ellas. Parafraseando al Quijote, cuándo no, así definió Borges a Perón: “En 1946 subió al poder un presidente de cuyo nombre no quiero acordarme”. Y dicen que Perón dijo una vez al ser consultado sobre Borges: «A mí los cuentos me gusta hacerlos yo».
Ahora bien, ¿cuál es la historia de este poema? Según se precisa en sus obras completas de Emecé, “Oda escrita en 1966” es un poema de tono elevado como corresponde a la oda.
A su vez, este poema forma una suerte de binomio con “Oda compuesta en 1960”, creado por Borges en conmemoración del sesquicentenario de la Revolución de Mayo.
Agregan en esta edición a cargo de Rolando Costa Picazo: “El tema se centra en un intento por definir qué es, o no es, la patria. De hecho, ‘Nadie es la patria’ -la primera línea del poema- se repite en la segunda estrofa y en el terceto final, como así también en el último verso de la primera estrofa y en el sexto verso de la tercera estrofa”.
En el mismo libro está su famoso “Poema conjetural”, también atravesado por la patria. Es un monólogo dramático escrito en primera persona como si fuera Francisco Narciso de Laprida, antepasado de Borges y presidente de la sesión del 9 de julio de 1816 que proclamó la independencia de estas tierras. Laprida, en el poema, acechado por las balas de la tarde última, describe sus últimos momentos antes de ser asesinado.
Bueno, es que Borges fue un escritor atravesado por el sistema nervioso de la patria. Su bisabuelo materno, el coronel Isidoro Suárez, había sido héroe de Junín, batalla clave de la Independencia. A los 24 años, Suárez comandó la carga de caballería peruana y colombina, crucial para la liberación de América del Sur. La batalla ocurrió el 6 de agosto de 1824, en Los Andes del Perú.
Borges escribió de él: “La audacia fue costumbre de su espada /. Impuso en Junín término venturoso a la lucha / y a las lanzas del Perú dio sangre española”.
Borges fue bolchevique y escribió poemas para la revolución rusa de joven; luego fue radical, luego antiperonista y se definió, hasta el final de su vida, como un anarquista modesto.
En alguno de sus astutos reportajes, ironizó que la democracia era un abuso de la estadística. Y remató: “Ojalá merezcamos no tener ningún gobierno alguna vez”.