Apenas dos semanas hemos tenido que esperar desde la finalización de ‘Bruja Escarlata y Visión’ hasta el estreno en Disney+ de ‘Falcon y el Soldado de Invierno’ este viernes 19 de marzo. Se da la particularidad de que Marvel tenía inicialmente previsto que esta última fuese la primera serie de su Fase 4, pero los problemas causados por la pandemia de coronavirus provocaron que se retrasara y tuviese que conformarse con ser la segunda en llegar.
Una vez visto el primer episodio, el único que Disney ha puesto a disposición de la prensa, he de decir que tenía todo el sentido del mundo empezar por aquí, ya que ‘Falcon y el Soldado de Invierno’ lidia con las dificultades tanto de la sociedad en general como de los superhéroes en particular para volver a la normalidad tras los eventos que tuvieron lugar en ‘Vengadores: Endgame’. No falta el espectáculo que uno espera de una serie de Marvel más tradicional que ‘Bruja Escarlata y Visión’, pero también hay un inesperado puntito de amargura que aprovecha del todo.
Un momento muy concreto
Kari Skogland, directora de los seis episodios que dan forma a ‘Bruja Escarlata y Visión’, desveló recientemente que ‘Falcon y el Soldado de Invierno’ se sitúa seis meses después del final de ‘Vengadores: Endgame’ y que eso se debía a que necesitaban que los personajes se encontrasen en un punto en el que habían dejado atrás la felicidad por el reencuentro con aquellos que habían desaparecido por culpa de Thanos.
Ese momento en el que la alegría y la fe en el futuro está ya decayendo al ver que todo no va a ser simplemente un “fueron felices y comieron perdices”. De entrada se juega con esa sensación, ya que las primeras apariciones de los personajes interpretados por Anthony Mackie y Sebastian Stan están marcados por los fuegos de artificio característicos de las escenas de acción del estudio. Ahí es cuando uno más parece estar viendo algo 100% Marvel, pero no deja de ser una forma para prepararnos el camino hacia dos personajes que no se encuentran precisamente en su mejor momento.
Lo más llamativo de todo es que se entre en ellos por separado, prescindiendo así de esa singular química entre Mackie y Stan que tantas alegrías nos había dado en anteriores entregas del Universo Cinematográfico Marvel. De hecho, este primer episodio sirve más para ahondar en las miserias de ambos que para fijar realmente cuál va a ser la historia que va a contarnos ‘Bruja Escarlata y Visión’. Una decisión refrescante viniendo de Marvel y que a su manera encaja bien con lo visto en el caso de Wanda en ‘Bruja Escarlata y Visión’, pero que por ahora no resulta tan estimulante como debiera.
Algo desequilibrada
Hay algo en las dificultades por las que atraviesan Falcon y el Soldado de Invierno que se sienten demasiado convencionales. No deja de ser una forma de resaltar su lado más humano y sí hay algún apunte muy conseguido, sobre todo en el caso del personaje interpretado por Stan y su charla con una psicóloga, ya intensa de por sí, pero aún más por los encuadres elegidos por Skogland para esos momentos, pero en líneas generales no terminan de dar en la diana, es como si no quisieran exprimir a fondo el hecho de que sean superhéroes y se contenten con pequeños apuntes en esa dirección.
Tenia bastante claro que Marvel no iba a darme un drama profundo, pero si juegas por esa vía no me voy a contentar con un mínimo razonable que sirva temporalmente como motor emocional para los personajes antes de que todo acabe girando más alrededor de la reaparición de uno de los villanos más destacados del MCU. Sí que funciona mejor en lo general para resituar este universo de forma más clara, con la sociedad necesitando un héroe que tener como referente pero sin preocuparse realmente de los que tanto han ayudado a que eso sea simplemente posible.
Ese es un hilo del que Malcolm Spellman, creador de ‘Falcon y el Soldado de Invierno’, que a buen seguro seguirá explorando en episodios posteriores, pero hay algo en el hecho de dedicar una sexta parte de una serie a esto que resulta ligeramente decepcionante. No tanto por la idea en sí, que sobre el papel resulta atractiva, como en su ejecución. Quienes quieran una serie más Marvel, ahí la tienen -anda que no se nota el generoso presupuesto que han tenido para que haya una continuidad visual respecto a las películas-, y los que busquen algo más, también tienes cosas a los que agarrarse, pero es un punto intermedio temporal que no termina de brillar en ninguno de los dos apartados.
Dicho esto, el arranque de ‘Falcon y el Soldado de Invierno’ es entretenido y además ese final deja con bastante curiosidad por lo que está por venir, sobre todo cuando los caminos de sus dos protagonistas lleguen a cruzarse. Creo que en parte ese desequilibrio que apuntaba se debe precisamente a eso, por lo que tengo confianza en que mejore sustancialmente una vez enderece el rumbo. Quizá siendo demasiado “tradicional”, pero si sabe moverse bien ahí, cero problemas por mi parte.
En resumidas cuentas
El inicio de ‘Falcon y el Soldado de Invierno’ no ha sido memorable. Se nota la inversión realizada, hay momentos espectaculares y buenas idea en la parte dramática, pero la mezcla no termina de cuajar porque algunos detalles no se han terminado de cocer bien. Eso sí, ya había motivos para querer seguir adelante con ella, pero ese final sí que te hace tener ganas reales de ver el segundo episodio.