‘Godzilla vs Kong‘ ha sido un gran éxito durante su primer fin de semana de estreno. Un espectáculo en el que los enfrentamientos entre los dos grandes colosos más famosos de la historia del cine se ha hecho realidad. Sin embargo, no es la primera vez que los dos monstruos de las diferentes franquicias se pelean, ya que pudimos ver la versión japonesa del combate en los 60.
El cine de grandes simios, dinosaurios y otros monstruos luchado a muerte siempre ha existido y este nuevo crossover perpetrado por el director Adam Wingard demuestra que ver a dos grandes criaturas en el ring sigue siendo un subgénero de éxito para el cine fantástico. Repasando un buen puñado de apariciones de Kong, Godzilla y otros grandes seres sin nombre propio, veremos hasta 11 producciones de stop motion, hombres en traje de goma o escultura digital hasta llegar al ciclópeo nuevo enfrentamiento.
El mundo Perdido (The Lost Word, 1925)
Partiendo de los muñecos en movimiento del corto ‘Ghost of Slumber Mountain‘ (1918), Willis O’Brien perfeccionó su técnica a niveles de pura maravilla animada para sus luchas en glorioso y pionero stop motion de esta pionera adaptación de Arthur Conan Doyle, objeto de decenas de versiones posteriores. La pelea entre el Tiranosauro y el brontosaurio es ya un clásico del género.
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King Kong (1933)
King Kong surge del interés de Hollywood en la paleozoología o la criptozoología y aún hoy puede que sea la mejor película de aventuras y monstruos de la historia del cine, en donde destacan las peleas con dinosaurios y sobre todo, el gran momento con el pterodáctilo. Cabe destacar su entrañable secuela, ‘El hijo de Kong’, otra aventura en la Isla Calavera mucho más ligera y tonta, pero que sigue manteniendo unos impresionantes efectos, en la que el hijo albino del gran gorila hasta se enfrenta hasta con un oso.
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Hace un millón de años (One Million Years B.C., 1966)
Ray Harryhausen fue el mago que perfeccionó el arte de la animación fotograma a fotograma de Willis O’Brien con decenas de filmes de mitología, terror y aventuras. En ‘Evolution‘ (1940) y ‘The Animal World‘ (1956), documentales sobre zoología y teorías científicas de Darwin, tenía varias luchas entre dinosaurios que fueron un boceto para las batallas monstruosas de ‘El valle de Gwangi‘ (1966) y ‘Hace un millón de años‘, en la que presentaba una lucha entre un Triceratops y un Ceratosaurus, la especie más carnívora del Jurásico.
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Simbad y la princesa (The 7th Voyage Of Sinbad, 1958)
Harryhausen se encontraba muy cómodo con las criaturas fantásticas, y entre las maravillas de ‘Simbad y la princesa‘ se encuentran el cíclope, y Taro, una quimera mítica similar a un dragón clásico, el perro guardián del hechicero malvado Sokura con el que protagoniza una de las grandes peleas del cine de aventuras fantástico, que puede ganar gracias a sus grandes dientes.
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La batalla de los simios gigantes (Furankenshutain no kaijû: Sanda tai Gaira, 1966)
Secuela de la bizarra ‘Frankenstein Conquers the World‘ (1965), en la que la criatura de Frankenstein era una especie de zombie gigante como los de ‘Ataque a los titanes‘ (2015), dirigida por Ishiro Honda, que enfrentaba a dos grandes simios en batallas contra un calamar o entre ellos, en medio de Tokyo, donde los edificios son destrozados con sus caídas, que aún resultan un espectáculo para uno de los films fantásticos favoritos de Quentin Tarantino.
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Invasión extraterrestre (1968)
El brutal éxito de ‘Godzilla‘ (1954) en Japón creó una inagotable franquicia que sigue creciendo a día de hoy. En la etapa Showa de la saga derivó en grandes combates entre todos los monstruos más famosos, siendo la más épica ‘Invasión extraterrestre’ en la que aparecían juntas todas las criaturas de la saga en una megaensalada de personas en trajes de goma y cartón piedra que resume todo lo que caracteriza al buen Kaiju Eiga.
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A * P * E (1976)
El éxito de King Kong convirtió a los gorilas gigantes en un subgénero que tuvo infinidad de imitaciones como esta APE, que fue lanzada a mismo tiempo que el remake oficial de la original y, además de generar el gran gif del gorila haciendo una peineta, tiene una delirante lucha con un tiburón real que tiene un lugar reservado en el panteón de lo más divertido del cine trash.
Gamera 2: El ataque de legión (Gamera 2: Region shurai, 1996)
El reinicio oscuro de la serie Gamera de Daiei Films de los 90 dio lugar a una espectacular trilogía que se encuentra entre lo mejor del género kaiju. En su segunda y espectacular entrega, el monstruo con forma de tortuga, tras acabar con una raza de monstruos voladores en la anterior, se enfrenta a una masa de criaturas insectoides venidas de un meteorito conocidas como Legión. Probablemente, mejor que cualquier película del nuevo monsterverse americano.
Parque Jurásico III (Jurassic Park III, 2001)
El avance en efectos especialesde que convirtió la fascinación por grandes criaturas en una verdadera fiebre por los dinosaurios tuvo lugar en ‘Parque Jurásico‘ (1993), que tenía una pelea muy recordada al final del film, pero puede que el gran enfrentamiento de la saga esté en la tercera parte, en la que el gran Tiranosaurus Rex se enfrentaba al Spinosaurus, haciendo mejor una secuela no tan floja como se recuerda, pero definitivamente carente del toque de Spielberg.
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King Kong (2005)
El remake digital de Peter Jackson hacía al mito más grande y fuerte, con un cgi bastante conseguido y vocación de gran aventura épica de tres horas que recuperaba el sentido de la maravilla de ver a Kong luchar contra otros mostrencos, convirtiendo el famoso enfrentamiento contra el tiranosaurio en una imposible secuencia de ocho minutos que rinde homenaje a la original recreando algunos de sus momentos clave pero doblando en número y tensión cada momento. Sigue funcionando mejor que las nuevas entregas.
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Megatiburón contra pulpo gigante (2009)
Antes de los crossovers del monsterverso, los primeros en atreverse con enfrentamientos delirantes de criaturas fueron canales como Syfy o la productora Asylum, que convirtió esta batalla entre dos criaturas marinas gigantes en un icono del cine cutre, con malos efectos y peores actuaciones pero una gran dosis de absurdo, llegando a materializar lo impensable, dejado toda una saga en la que Mega Shark lucha con un Crocosaurio o hay mutaciones como Sharktopus, piranhaconda o Pteracuda. Tienen muy mala fama, pero en realidad, el film de Wingard tampoco consigue ir mucho más allá.
Kong: Isla de la calavera (2017)
Pese a que tiene algunos problemas de guion y algunos personajes poco interesantes, el tiempo y dos entregas atroces posteriores han colocado a esta como la mejor película del monsterverso, gracias a sus peleas impresionantes, especialmente contra un pulpo o los grandes lagartos con cara de cráneo. El espíritu casi de slasher, con soldados cayendo cada poco por todo tipo de monstruos, su mala baba y la puesta en escena de Jordan Vogt-Roberts, con una fotografía tremenda, hacen que gane en revisiones y quede como un notable viaje al corazón de las tinieblas lleno de diversión sin niños repelentes convirtiendo al gorila en el ‘E.T.’ que nunca ha sido.
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Proyecto Rampage (Rampage, 2018)
Pocas películas han logrado un crossovers de gorilas y reptiles sin tener el nombre de Kong o Godzilla. Esta infravaloradísima serie B moderna adaptaba un videojuego en el que un primo de Copito de Nieve se enfrentaba a un sanguinario lobo salvaje y un cocodrilo mutante en una ensalada de hostias, destrucción y momentos de humor negro bien encajados bastante más violento y divertido que los de ‘Godzilla Rey de los Monstruos’ y ‘Godzilla vs Kong’.
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Godzilla vs Kong (2021)
Aunque los tráilers nos hagan pensar que el encuentro es nuevo, ‘King Kong contra Godzilla‘ (1962) ya enfrentaba a los dos míticos monstruos, y lo hacía con bastante más ocurrencia que la torpe película de Adam Wingard, que arrastra los problemas de la anterior incluso con el CGI peor integrado de la saga (esos brillos de agua de mar), pero mejora algo gracias al tono de aventura a lo Kevin Connor su generosidad en las peleas, para compensar un guion embarullado e impersonal, lleno de personajes de relleno.
Pese a que tiene más combate, hay carencias que por ser un film de monstruos gigantes no deberían dejar de cuidarse, como un mínimo de mimo en su historia y personajes, en la búsqueda de tensión y suspense sostenidos para no llegar al clímax agotado y sin nada en juego. De hecho, se le pueden pedir muchas cosas que su propuesta promete y no da: que sea más Pacific Rim y menos Asylum, menos retales atropellados de ideas visualmente atractivas con la misma emoción que ver a alguien jugar una partida de videojuego y sobre todo, si vas a poner humanos para convertir a los monstruos en mascotas, o lucir el nombre de los actores con frases de guion lamentables, mejor no llenar con ellos los 90 minutos de metraje en los que los monstruos no luchan.
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