El verano es época de blockbusters en las salas de cine. Es verdad que se siguen estrenando otro tipo de películas, pero las superproducciones de Hollywood abundan aún más que el resto del año y tienen a acaparar el interés del público. En condiciones normales, ‘La guerra del mañana’ habría sido uno de ellos, pero Paramount no terminó de verlo claro y acabó vendiendo la película de Amazon.
Será este viernes 2 de julio cuando Prime Video lance una película por la que Amazon pagó la friolera de 200 millones de dólares y que tiene en Chris Pratt a su principal reclamo para conquistar a los espectadores. Eso sí, aquí el protagonista de ‘Guardianes de la Galaxia’ se muestra más comedido de lo habitual en un ambicioso relato con viajes en el tiempo que da lo mejor de sí mismo con los ataques de unos alienígenas especialmente furibundos.
La familia como motor
‘La guerra del mañana’ es una película que se toma las cosas con calma antes de que la acción pase a ser uno de los elementos más importantes de la función. El guion de Zach Dean se centra primero en exponer un futuro a priori catastrófico para la humanidad y cómo afecta a eso a la actitud en nuestros días.
Por el camino, la película va dando pequeñas pinceladas de qué ha llevado a la gente del mañana a idear un plan tan particular, mientras que intenta dar un fondo más humano a la historia, buscando más la empatía del espectador con su protagonista que la posibilidad de tirar del carisma de Pratt para ganar tiempo.
El propio actor comentaba que ‘La guerra del mañana’ tenía cierta similitudes con ‘¡Qué bello es vivir!’, algo que suena descabellado de entrada pero vista la película no lo es completamente, al menos en lo referente a la presentación del perdedor al que interpreta.
A partir de ahí, Dean construye una historia en la que la familia tiene una importancia capital, siguiendo así lo que parece una tendencia en las superproducciones de Hollywood este verano, pues lo mismo sucede tanto en ‘Fast & Furious 9’ como en ‘Viuda negra’.
No llega a despegar en lo emocional
No obstante, aquí tiene un fondo más dramático de lo que uno podría esperar en una producción de estas características. No es que llegue a dar nunca en la diana -lo más cerca a ello es la relación entre los personajes de Pratt y un mazado y convincente J.K. Simmons-, pero sí ayuda a que este universo que plantea sea más que un simple espectáculo destinado a que el espectador coma palomitas sin parar durante su visionado.
La contrapartida a ello es que el personaje de Pratt nunca llega a tener el mismo brillo de otros trabajos suyos. Vale que fue una sorpresa encontrarse con algo que no fuera una simple variante de Star-Lord, pero hay cierta mundanidad en su Dan Forester con la que no termina de encajar del todo bien, quedándome la duda de si es responsabilidad suya o de la forma que tiene el guion de dibujar a su protagonista.
Eso lleva a que ese lado más humano de la historia no termine nunca de conseguir el efecto que busca la película. Ojo, tampoco hace lo contrario y se aprecia como rasgo distintivo, pero podría haber elevado a ‘La guerra del mañana’ a otro nivel en lugar de ser algo que simplemente la diferencia de otras producciones similares.
Lo mejor, los enfrentamientos con los alienígenas
A cambio, Chris McKay sabe manejar bastante bien la escala en las escenas de acción, yendo progresivamente a más tanto en lo referente a la amenaza que han de enfrentarse los personajes que vemos en pantalla como en la presencia de esos temibles alienígenas. Muy efectivo también el diseño de las criaturas para imponer respeto sin ser una mera mezcla entre lo visto en esta o aquella película.
Además, McKay no deja nunca que esos momentos se coman al resto de temas que interesan a ‘La guerra del mañana’. Y es que puede que la historia en sí misma acabe siendo más funcional que otra cosa, pero se nota que los implicados confían en esas escenas más calmadas en lugar de utilizarlas como una excusa para ganar tiempo antes de que el espectáculo vuelve a adueñarse de todo.
Eso no quita para que los feroces enfrentamientos entre humanos y alienígenas acaben siendo lo mejor de la función, logrando además conseguir una amenaza lo suficientemente específica durante el tramo final para que los niveles de tensión se disparen y lleven al espectador a desear realmente que nuestro protagonista acabe con ella.
Tampoco me olvido de que visualmente la película cumple con holgura, sabiendo cómo dotar de ese aire decadente al futuro dominado por los invasores. No es que McKay consiga ninguna escena de acción que vaya a quedar en el recuerdo, pero sí que cumple con suficiencia en la que no deja de ser su primera película en imagen real -antes ya se había ocupado de la muy divertida ‘Batman: La Lego película’-.
En resumidas cuentas
‘La guerra del mañana’ es un blockbuster que presta interés al lado más emocional de la historia para sobresalir respecto a otras propuestas similares. No termina de arrancar por ese lado, pero sí ayuda a dar forma a un solvente entretenimiento en el que destacan los cada vez más intensos momentos de acción.