Este 2021 hemos tenido la suerte de que Disney haya estrenado dos de sus clásicos animados basados en historias originales cuando había que remontarse hasta 2016 para encontrar la anterior -la estupenda ‘Vaiana’-. La primera fue ‘Raya y el último dragón’, una estimable aventura que mezclada lo moderno con lo tradicional son soltura, y este viernes 26 de noviembre es el turno de ‘Encanto’.
La primera vez que oímos hablar de ‘Encanto’ coincidió con el estreno de ‘Vaiana’, pues Lin-Manuel Miranda había colaborado en la creación de las canciones de esta última y desveló que iba a ocuparse de escribir las de un proyecto que por aquel entonces estaba en una fase temprana de desarrollo. Cinco años hemos tenido que esperar hasta que se ha hecho realidad y la espera ha merecido la pena, pues ‘Encanto’ es una de las grandes películas de este 2021.
Una delicia
La premisa de ‘Encanto’ es de lo más suculenta, ya que presenta a la familia Madrigal, en la que todos sus integrantes poseen una increíble habilidad con la que ayudan a que la vida del pueblo sea mejor. Bueno, todos menos Mirabel, quien casualmente es la que descubre que los poderes de su familia corren peligro. A partir de ahí surge una dinámica aventura que lo tiene todo.
‘Encanto’ empieza desbordando energía haciendo todas las presentaciones necesarias a través de un vibrante número musical que sienta las bases de todo lo que vendrá después. Con esto no hablo solamente de lo argumental, pues visualmente ya queda claro que estamos ante una obra colorida e imaginativa muy preocupada en presentar su propio universo en lugar de intentar asemejarse a otros. Es casi inevitable acordarse del sensacional inicio de ‘La bella y la bestia’ con lo que se busca y consigue aquí.
De esta forma, ‘Encanto’ muestra su lado más chispeante, ese que permite entrar por los ojos al espectador y le quede claro que estamos ante una película especial. Eso se mantendrá en todo momento, ya que su ritmo fluido resulta esencial para que el interés nunca decaiga, pero, obviamente, luego lo hace con algo más de pausa para que la historia que nos cuenta también respire y las cosas no se apelotonen.
Y es que detrás de esa aventura encontramos un guion bastante inspirado en lo referente a abordar el peso de las presiones familiares, las dificultades para estar a la altura de las expectativas y los intentos de forzar la perfección porque eso es lo que se espera de ti. Ojo, se hace desde un enfoque ligero y accesible, añadiendo un toque más dramático, pero sin excederse a la hora de potenciarlo.
Se mima todo
De hecho, algunos quizá crean que se quede corto en ese punto, pero personalmente lo veo cómo un rasgo que había que equilibrar con esa fuerte presencia de la comedia para enganchar al público familiar. Por la diversión te conquistan, con lo otro ahí siempre presente, normalmente en segundo plano, hasta que toca darlo todo en el tramo final, donde no me extrañaría que más de un espectador acabe con lágrimas en los ojos.
La clave para conseguirlo y que se sienta como algo hasta cierto punto natural, como que la película se ha ganado llegar allí en lugar de que lo anterior fuera una excusa para conseguirlo, es que se trata con mimo todo lo demás, desde los personajes, ya sean los que tienen mucho más peso o aquellos descritos a partir de uno o dos apuntes, hasta los detalles visuales, siempre al servicio de la historia pero recordándonos de que no solamente lo primario es importante.
Tampoco me olvido del gran trabajo vocal de los actores en versión original, aunque la gran estrella de la función ahí es una estupenda Stephanie Beatriz, quien así de paso se resarce un poco por su excesivamente reducida presencia en ‘En un barrio de Nueva York’, quien hace suyas todas las inseguridades de Mirabel, pero sabiendo darle también ese toque de desparpajo que define al personaje.
Más allá de eso, quizá sea cierto que las canciones de Miranda no sean tan memorables de forma individual como algunos de los temas de ‘Vaiana’, pero todos los números encajan como un guante dentro de la película, brillando por separado, pero también por lo que aportan al conjunto, resaltando además el hecho de que la acción transcurra en una versión fantasiosa de Colombia. Así ayuda a que el elemento cultural se convierta en otra de las fortalezas de ‘Encanto’.
En resumidas cuentas
‘Encanto’ es una maravilla. En sus peores momentos, que son pocos y no deja de ser injusto valorarlos así, «solamente» es muy entretenida, pero es que en los mejores es una delicia para los sentidos, una de esas películas con las que disfrutas embobado, con una sonrisa en la boca y ese rara sensación de satisfacción de estar viendo algo imprescindible repleto de encanto