La teoría de la relatividad de Einstein no explica como un mismo móvil puede parecer rapidísimo cuando lo estrenas y mucho más lento uno o dos años después. No es tu cerebro intentando convencerte de que es hora de renovar el móvil -al menos no al 100%- sino que hay una serie de motivos por los cuales pasa esto.
Son varios los factores que ralentizan un móvil con el uso, un proceso que sucede poco a poco ya ha inspirado no pocas ideas conspiratorias al respecto. ¿Por qué un móvil se vuelve más lento con el paso del tiempo?
El móvil está lleno de cosas
Los móviles vienen «vacios» de fábrica, más allá del sistema y las aplicaciones instaladas. Afortunadamente, es cada vez menos habitual que un móvil incluya mucho bloatware instalado, por lo que lo normal es que haya mucho espacio de almacenamiento disponible.
Un teléfono necesita tener suficiente espacio de almacenamiento disponible para funcionar a pleno rendimiento. En caso contrario, el sistema debe usar los recursos para intentar encontrar espacio o no puede usar de forma eficiente la memoria caché. La memoria caché ocupa espacio, sí, pero también agiliza las aplicaciones y el sistema.
El móvil necesita suficiente espacio libre para funcionar a pleno rendimiento y, cuanto más lo usamos, más lo llenamos de cosas
Incluso aunque restauremos todos los datos del móvil viejo a uno nuevo, el móvil nuevo parecerá más rápido a pesar de tener una buena cantidad de datos en su interior. Hay varios factores en juego aquí, y es que aunque se hayan reinstalado todas las aplicaciones, no se pondrán a pleno rendimiento hasta que las abras y configures. No es lo mismo tener la aplicación de Facebook instalada sin más que con la cuenta iniciada y activa.
Según el móvil se va llenando de datos, el sistema y las aplicaciones deben procesar esos datos extra. Es mucho más rápido para una aplicación de galería mostrar cuatro fotos y dos álbumes que 20.000 fotos repartidas en 200 álbumes. Y lo habitual es tener cada vez más fotos y vídeos según usas el móvil.
La buena noticia es que este factor que afecta a la ralentización de un móvil es muy fácil de revertir: basta con restaurar el móvil de fábrica, que elimina todo lo que se haya instalado después, dejando el móvil como recién salido de la tienda. En la mayoría de los casos, el sistema se notará considerablemente más rápido (a cambio de perder todas tus apps y datos, claro).
Las aplicaciones y juegos exigen más y más
A veces el problema no es técnicamente tuyo o de tu móvil, sino de las aplicaciones que usas. Salvo algún que otro intento de simplificar y volver a los orígenes, lo normal es que las aplicaciones añadan más y más cosas. Esto provoca aplicaciones más grandes y exigentes, que necesitan de más espacio de almacenamiento y recursos para funcionar.
Mientras que tu móvil se ha mantenido inamovible, el ecosistema de móviles ha ido avanzando y con él juegos y apps que piden más potencia
Google lleva tiempo intentando optimizar al máximo el tamaño de los archivos APK, de modo que las comparaciones del tamaño del APK de Facebook a través del tiempo ha dejado de ser demasiado relevante. Otra cosa es el tamaño de la aplicación ya instalada, que es hoy en día de unos 220 Mb para la última versión de Facebook. Hace unos años rondaba los 150 Mb.
Es peor todavía en los juegos, pues los desarrolladores intentan aprovechar al máximo los avances en el hardware para traer mejores gráficos, resultando en descargas enormes y un rendimiento bueno en terminales recientes, pero algo renqueante en los que tienen ya un tiempo. No hay aquí un salto generacional como en las consolas, sino que juegos y móviles avanzan en sus requisitos de forma algo caótica.
Una solución es instalar alternativas ligeras a las aplicaciones más pesadas, aunque esto no es siempre posible. Es más, a veces no es posible ni siquiera seguir usando una versión vieja de una aplicación, pues los desarrolladores han incluido una comprobación de fecha para evitarlo, forzando a la actualización.
Ya no se actualiza
Salvo contadas excepciones, lo normal es que un móvil Android reciba actualizaciones durante un par de años, incluyendo dos actualizaciones de Android y varias actualizaciones de seguridad. Después, el móvil se queda como se quedó, con suerte recibiendo actualizaciones de seguridad cada varios meses.
Los móviles que no se actualizan no tienen acceso a las optimizaciones de rendimiento de las últimas versiones de Android
Una nueva versión de Android no es necesariamente más rápida que la anterior, aunque es habitual que entre las mejoras se incluya alguna optimización enfocada a mejorar el rendimiento de algún modo. Por su lado, si bien las actualizaciones de seguridad son primordialmente de eso, seguridad, en ocasiones se aprovechan para pequeñas correcciones, incluyendo problemas de rendimiento, especialmente cuando el móvil se lanzó hace poco.
Pasado el periodo de soporte, el móvil se queda un poco a su propia cuenta y riesgo, sin nuevas versiones de Android y también sin parches de seguridad. Esto último supone más un riesgo para la seguridad que una ralentización, eso sí.
Por este motivo, un modo de dar nueva vida a un móvil viejo es instalar una ROM, especialmente si es una «minimalista» centrada en ofrecer un buen rendimiento. No es una solución para todos los públicos, pues implica varios procesos y necesita de bastante paciencia, pero la posibilidad está ahí.
El hardware ha envejecido
Hasta ahora hemos hablado principalmente del software, pero el hardware también envejece, y esto puede afectar al rendimiento. Tras semanas y meses de uso intenso, los componentes sufren un desgaste, igual que con cualquier otro dispositivo.
El desgaste más obvio es el de la batería y si bien no influye técnicamente al rendimiento, hará indirectamente que se caliente más, que sí afecta
El desgaste más evidente es el de la batería, cuya capacidad va decreciendo con el uso hasta que la autonomía que te ofrece el móvil unos años más tarde será mucho menor que recién comprado. Esto no afecta directamente a la velocidad del móvil, aunque te forzará a cargarlo más rápido, lo cual lo sobrecalienta. Cuanto más caliente está el móvil, más lento funciona.
Lo cierto es que probablemente cambies de móvil antes de que el desgaste de otros componentes afecte al rendimiento, al menos con un uso normal. Eso sí, si es un móvil que se ha usado de forma bastante intensa (por ejemplo, de exposición o con sesiones largas de juegos muy exigentes) entonces sí podría notarse.