Batman regresa. Y esta vez, la mirada sobre el mito más reciclable de la historia del pop moderno es de Matt Reeves, famoso por revitalizar la saga mona de El planeta de los simios. No está solo: su Batman es Robert Pattinson, que se despegó del pop enorme (su famoso paso por la saga Crepúsculo y se volcó al cine de autor), su Gatúbela es Zoë Kravitz, cada día más poderosa en el cine, y su Acertijo es Paul Dano. Todos ellos, sus actores, narran la experiencia de filmar al nuevo encapotado.
—En las historietas Batman y Catwoman siempre han tenido un vínculo especial, particularmente en los últimos años donde hasta llegaron a casarse, ¿cómo definirían entonces el vínculo que se genera en esta nueva película teniendo en cuenta todas las iteraciones de esa mítica dupla?
ZOË KRAVITZ: Me gusta la idea de pensar que es el comienzo de problemas. De un enorme, divertido y hermoso problema que ya tiene más de 80 años de ser enorme, divertido y hermoso. Un problemón. No se sabe exactamente que es, se huelen, se miden, bailan viendo que paso da cada uno. Lo que une a estos personajes nace de una necesidad, pero ya desde el diseño, digo del diseño mismo del vínculo y los personajes, había ahí algo que tenía un componente que sólo aparece muy de vez en cuando. En la película ellos se necesitan, pero no confían el uno en el otro. Se descubren. Son dos personajes, dos sujetos, independientes en su modo de vivir, sea el nocturno o el, bueno, digamos diurno. Y eso, de repente, no puede funcionar más así. Lo divertido es ver cómo lidian con ello. Esta historia trata de descubrir si es un romance, una amistad, una relación “laboral”. Se descubren como semejantes, pero ¿eso los une o los separa?
ROBERT PATTINSON: Son personas que creen sacan el poder de su dolor, intentan recuperar algo que no quieren recuperar. Son fuertes, seguro, pero al mismo tiempo son personajes frágiles, literalmente al borde de la cornisa. Y más en el momento en que la película se sitúa, en esos comienzos. Es un comienzo incómodo entre dos personajes, y especialmente cuando uno de ellos tiene una máscara en el rostro todo el tiempo.
—Considerando la historia de los personajes, otra vez, ¿qué pasa cuando un rol así aparece en la vida de alguien? ¿Qué pasa cuando algo más grande que vida es tu trabajo y va a ser piel por un tiempo?
P: Soy fanático de Batman, todos los saben, todos lo dijeron. He visto en el cine todas sus películas. Lo he leído. Siempre, desde chico, Batman ha estado en mi vida. ¿Cómo podría no estarlo? Apenas me enteré que había una posibilidad remota de que yo pudiera ser parte de esta nueva versión, quería ese rol. Y lo quería tanto que no pensé en los nervios que podría llegar a generarme: ese era el nivel de obsesión, tan grande, tan inmenso que ni veía todo lo que podía llegar a venir después. Y fue mucho. Fue un montón. Lo extraño es que nunca estuve particularmente nervioso: siempre fue más una fiesta, siempre fue más un trabajo muchos días muy duro, pero un hermoso trabajo. No había nervios en mí, no con fuerza, no de una forma que quizás lo hubiera esperado. Ahora, antes del estreno, sí me estoy poniendo nervioso. Es una apuesta muy grande. Es una interpretación muy distinta, y eso que hay muchas. Es un término distinto para Batman. Te sorprende. Creo es una lectura muy inteligente del personaje, y que será disfrutada por los fans, por todos. Para mí nunca se capturó la esencia de los cómics como aquí, acá se pone en escena su aspecto más conflictuado, el que más ha definido sus obras maestras celebradas en papel.
K: Siempre vi las películas de Batman. Pero hay algo de Batman, en lo que vi en el cine, que me fascinaba: todos eran fenómenos, outsiders, buenos o malos. Eran monstruos a los ojos de otros. Siempre me sentí una freak, entonces me sentí cerca de este universo. Amé, como el mundo, a los villanos de este mundo. Y sí, ahora estoy aterrada por el estreno. Los fans, la historia que cuento, y más, da un poco de miedo.
—Robert, nunca escondiste tu fanatismo, tu conocimiento sobre el personaje en varios medios, entonces ¿hay algo que creés que descubriste de esta personaje por la posibilidad de ser, precisamente, este personaje? ¿Hay algo cuando estás ahí adentro que sospechabas que no existía en Batman y ahora no podés dejar de verlo?
—Casi de inmediato me pasó eso. Para un personaje que todos reconocen, que es tan familiar en la cultura popular, que hasta la define, que podría decirse que es un ícono, hay muchos niveles que uno acepta de inmediato. Y de repente tienes que reescribirlo y no; por ejemplo, al comienzo del proceso con Matt Reeves había cosas que de inmediato decíamos “eso no es Batman” y eso no tenía que ver con ninguna otra cosa que nuestra idea de Batman, la popular. Quiero decir, la visión de Matt es de Matt, pero Batman se impone, solo, por peso, por mito. Pero dicho esto, apenas me puse el traje por primera vez, de repente sentí un vacío que no creía que iba a sentir.
—¿Tenes que llenar al mito?
—Exacto. Te sucede que tenes que llenar el traje, de ideas, de un mundo, más allá, precisamente, de nuestro mundo y sus concepciones de Batman. Si no, sos solamente un idiota caminando dentro de un traje carísimo. Nadie te va a creer. Cuando empezas a fragmentar sus características personales, las que me dan herramientas como actor y no como portada de cómic, ahí empiezan a aparecer muchas cosas, muchas preguntas. ¿Por qué solo quiere exorcizar sus demonios siendo este literal personaje en que él cree más que nadie, pero que él cree que no es él? Me llevó mucho tiempo entender ese mecanismo. Entender ese motor fundamental. Y creo que solo te das cuenta de una forma muy particular, lejos de la teoría, cuando te pones el traje para interpretarlo. Estoy seguro que eso le ha sucedido a todos los actores que lo interpretaron. Ahí te das cuenta la batalla cuesta arriba que se te viene.
—Zoë, en entrevistas previas, hablaste de encarar a Catwoman, a Gatúbela, desde el realismo ¿cómo trabajas eso en este caso?
K: Es la forma en que me acerco a todos los personajes. No sé cómo trabajar de otra manera. Pero hay una razón por la que amamos a este personaje y tiene que ver con su aire a travesura y su poder, como una cosa aumenta la otra. Es independiente y una sobreviviente. Por la naturaleza superficial de los superhéroes quizás la vemos por lo básico, por lo inmediato: es sexy, tiene un látigo, y eso se vuelve la base. Pero ahora lo más sexy que tiene, hace rato, es su libertad, su ausencia de miedo, su capacidad de desafiar las reglas. Todo está ahí, pero hace rato que Catwoman es un personaje complejo, que no necesita ser bueno o malo. Como a un gato, nunca puedes leerla. Hay tantas capas más allá del fetiche, por eso quería romper la idea y disfrutar la libertad.
La pregunta de siempre
Paul Dano ha sido Brian Wilson, ha sido parte de Petróleo sangriento, considerada la película más poderosa de los últimos años en muchos rankings. Pero ahora es, y no es una sorpresa, El Acertijo, el famoso personaje del universo de Batman que aquí posee una versión radical, como ya se ha visto en avances y que el mismo actor afianza: “Es difícil hablar de eso. Pero puedo empezar desde el principio. Recibí una de esas llamadas de fin semana, durante el fin de semana. Eso en Hollywood solo pueden ser dos cosas: malas noticias urgentes o buenas noticias urgentes. Matt Reeves quería mandarme el guión de Batman, y me entusiasmé mucho. Estaba bastante claro desde la primera y segunda página que estabas leyendo un guión que alguien escribió con una visión cinematográfica. No podía creer lo que había leído. Y no era lo que necesariamente esperaba sentir. La primera pregunta es ¿por qué otra película de Batman? Y Matt Reeves hablaba desde un lugar muy claro. Su Ciudad Gótica, los arquetipos de los personajes, la idea de la saga. Siempre hubo algo emocional ahí, latiendo, personal. Su punto de vista proviene de él, y eso es considerable para un artista lidiando con Batman, que siempre ha sido un gran envase, por eso durante décadas ha evolucionado desde diferentes autores. De inmediato me sentí listo para ese Acertijo, para como quería interpretarlo. Es muy diferente a cualquier otro que había leído o visto. Me dió las llaves a un nuevo personaje clásico. Me siento muy entusiasmado por lo que hicimos”.
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