como-es-trinchera,-el-nuevo-disco-de-babasonicos

En este punto de su carrera, aunque los músicos no corren contra nadie más que contra su propia obra (“dejemos de pelear entre nosotros”, dice Adrián Dárgelos en “Vacío”), Babasónicos se enfrenta a una encrucijada propia de un proyecto que tiene un pasado enorme (e iconoclasta) y aún se vislumbra un trayecto más hacia el futuro.

Es la de volverse banales e intrascendentes (y perder contra el sistema que combatieron -un combate no exento de paradojas y tensiones- desde sus comienzos) bajo el traje innegable de clásicos o seguir generando rupturas de algún tipo, gestar innovaciones e intervenir el presente desde la disidencia (“Pasó su vida construyendo un bote de madera ideológica”, dicen en un momento).

Trinchera, su nuevo álbum -salió este viernes 29 de abril-, en ese sentido, continúa la intensidad de los cuestionamientos que se abrieron con el aparato teórico de Discutible: ¿tiene algún valor contracultural el rock? ¿Cómo generar trascendencia cuando los humanos dejaron todo en manos de los algoritmos, las playlist y las colaboraciones (el feat)?


Lo nuevo de Babasónicos, “Trinchera”.

Pero no sólo eso, porque es también desde lo sonoro que Babasónicos intenta volverse conceptual con su anterior obra.

Es como si plantearan una bandera estratégica (pensar en la iconografía de la tapa de Alejandro Ros) en su trayecto hacia la madurez: mientras más se sature internet de estímulos cada vez más fugaces, ellos exponen un despojamiento que tiende a la elegancia, la exquisitez y el afilamiento de la intuición.

Dónde está el valor de Trinchera

El valor no está dada en la voracidad y la energía (que los guió en un momento pre-Jessico), sino en la sabiduría de la elección lírica y sonora: el comienzo de Mimos son mimos, con un diálogo seductor entre guitarra y voz, es una puerta de entrada precisa en ese aspecto. Y así comienza a delinearse la geografía precisa y nocturna (La izquierda de la noche es una toma de posición) de este disco.

Es comprensible. Babasónicos fue un proyecto que nació como una explosión volcánica que hablaba de parricidio (dijeron en D-Generación: “Porque mi generación/Hoy se caga en tu opinión/Porque a mi generación/Algo le pasa”) y cada disco era un cúmulo de capas de sentidos que construían un caos seductor.

Pasto, Trance zomba, Dopádromo, Babasónica y Miami es, quizás, la seguidilla más extraordinaria de un grupo en democracia y, por otra parte, cimentó la credibilidad artística del grupo. Fueron los años donde Babasónicos venció todos los miedos, probó todas las vidas posibles y comprendió que sólo le quedaba aterrizar en la esquiva popularidad.


Adripan Dárgelos, de Babasónicos, en Lollapalooza 2022. Foto Martín Bonetto

Era tal como dijo Palo Pandolfo en una entrevista: “Babasónicos en los 90 trataban de chuparme la mente”. Y algo de eso había. Entonces, la aparición de Jessico marcó un destino estético, poético y musical que se fortaleció con Infame, Anoche, Mucho, A propósito, Romantisísmico y que los trajo hasta el día de hoy con Trinchera.

Personales, pero desmarcados

Como banda que aspira a establecer un territorio personal, Babasónicos trabaja desde el desprendimiento de la clasificación sencilla a pesar de que sus canciones tienen una personalidad muy marcada en su versión del siglo XXI.

En la canción Mentira nórdica dice: “Déjame que rechace tu proyecto/No se me da bien la plenitud”. Esta es la dialéctica del grupo en términos de sentido hacia el interior de parte de las líricas: favorecer una retórica del enfrentamiento, la falla, el despropósito y la confrontación con una moral imperante (“Ámame o descártame, decídelo ya”, se escucha en la bellísima Lujo).

Es por eso que lo nocturno reina como escenografía ideal en Trinchera: es un escenario donde se pone en funcionamiento una performance del goce donde la promiscuidad, la confusión y el presento eterno se manifiesta para recrear los vínculos.

Dicen en Capital afectivo (una suerte de contrapartida de la famosa responsabilidad afectiva tan expandida en redes sociales): “¿Quién notará que me fui?/¿Quién? ¿quién lleva la cuenta de esas cosas?/¿Quién notará que me fui?/¿Quién? Que escapa a la sombra de una mano”.

En Trinchera ya no están ese repertorio de personajes a los que Dárgelos era tan afecto. Y eso dejó lugar a unas texturas donde la reflexión es densa, pero no se agota sino que lo apuesta todo a la sugestión: “¿Quién pudiera sonreír sin tregua todo el tiempo?/Sabiendo que la muerte obra”, dice en Paradoja.

Lo que hace pensar en este disco como una serie de exposiciones de interioridad y viajes mentales con su cuota justa de corporalidad donde la instrumentación está en función de esa sensualidad que nunca abandona Dárgelos y que lleva al extremo en Anubis (que tiene estos versos extraordinarios y fantásticos: “Sos de las primeras flores que se llevan del Abasto/En los fondos de Burzaco se abren las puertas de Anubis”).


Babasónicos en Lollapalooza 2022. Foto Martín Bonetto

¿Tendrá que ver con que ver con que fue compuesto y grabado en pandemia y en su propio estudio? Lo cierto es que Trinchera establece la vitalidad en el abandono y la impermanencia. De ahí que el primer corte sea Bye Bye (nombre de la gira también): “Hazme el amor hasta el amanecer/Y después bye bye, no me sigas/Tengo asuntos importantes que atender”.

Borges decía que su virtud era hablar y filtrar los sentimientos a través de símbolos. Esto significaba no caer nunca en la sentimentalidad ni en lo cursi. Babasónicos con Trinchera habla de la fragilidad y la inconstancia en las cercanías. Y esta es la manera que encontraron para hablar de la muerte.

Pero es un símbolo que está cubierto por muchísimo groove, ritmos seductores, ambientación sutil, belleza decadente y canciones que envuelven las ideas en un celofán dorado y con espíritu de mantra (pagano). En Bye Bye dicen: “Si este mundo sigue en pie”. Babasónicos ante la duda baila. E invita a que los cuerpos se aproximen a bailar. Aunque sea una pieza. Y luego abandonarse sin culpa.

Resta preguntarse: ¿Trinchera es un disco nuevo o es un disco más de Babasónicos? Tal vez la respuesta esté en la canción Viento y marea: “Soy quien mantiene vivo un sueño tanto tiempo/Contra viento y marea”.

WD

TEMAS QUE APARECEN EN ESTA NOTA

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here