Y vuelta la burra al trigo. Si el episodio 3 parecía que iba a llevar la serie por otros derroteros con la revancha entre Darth Vader y Obi-Wan, el capítulo de esta semana ha demostrado que no era nada más que un espejismo en un páramo un tanto desolador: la serie es un tira y afloja continuo, un juego de polis y cacos, una persecución del gato y el ratón eterna y alargada que no lleva a ningún sitio. Y aunque es divertida -e incluso espectacular- a ratos, la cosa ya empieza a oler. Vamos a ver qué ha dado de sí el episodio cuatro de esta miniserie barra paseo por el desierto. Aviso: con spoilers a partir de aquí, claro.
Leia quiere a Obi-Wan
Tras el western del segundo episodio y el tono cyberpunk del tercero, parece que no quisieron darle más vueltas ael que nos toca hoy: si se puede desarrollar en una nave, pues se desarrolla en una nave y aquí no hay más que hablar. Sí, los escenarios son poco imaginativos, pero tampoco ayuda que las situaciones que nos proponen hayan entrado en un bloqueo y se repitan a sí mismas. Si esto es todo lo que tenía que ofrecer ‘Obi-Wan Kenobi’, es francamente decepcionante.
Hay escenas por las que sigue valiendo la pena ver la serie, tanto a nivel visual (ese rescate en tonos rojos y azules, una imagen icónica que casi da la impresión de no pertenecer a estos episodios) como emocional, aunque solo funcione por la imagen del legado que tenemos de los personajes, y no como esta iteración de los mismos. Si en vez de Obi-Wan Kenobi y Leia Organa fueran Francisco Martínez y Verónica Cisneros, la escena nos habría chirriado porque la evolución de los personajes está metida con calzador: pasa porque tiene que pasar, pero nadie parece tener que ganárselo.
‘Obi-Wan Kenobi’ lo apuesta todo al legado, al memberberry, al cameo y la imagen icónica que funciona cuando enfrenta a alumno y maestro pero no tanto cuando muestra un personaje querido de ‘The Clone wars’ muerto de pasada. Eh, ¿os acordáis de Tera Sinube? Bueno, pues ha pasado a mejor vida. A otra cosa. Sabe a poco, da la sensación de no estar trabajado y resulta francamente agrio: con todo el universo expandido que tiene ‘Star Wars’, y ya que estás dispuesto a hacer una serie basada en el fanservice, ¿esto es todo lo que tienes para ofrecer?
Lo bueno (haberlo, haylo)
Espero que sepáis perdonarme la crítica de esta serie y espero no tener la sección de comentarios repleta de gente muy enfadada, pero seamos honestos: hemos pasado el ecuador y no termina de remontar de ninguna de las maneras. Hay respiros y momentos luminosos dentro del episodio, claro: el enfrentamiento directo entre Reva y Lord Vader, aunque algo previsible, es emocionante y tiene un giro que la serie desaprovecha revelando como cliffhanger algo que el espectador ya ha intuido por sí mismo.
Además, aunque no está del todo bien jugado, Tala es un personaje que tiene mucho que contar: su falsa alianza con el Imperio (que podría haber acabado en un doble espionaje que solo se permiten acariciar) puede dar todavía para mucho más que convertirse en una nueva ficha del juego de pilla-pilla galáctico al que están jugando Reva y Obi-Wan.
Por supuesto, todo lo que resultaba icónico originalmente lo sigue siendo: los sables láser, las naves disparando a troche y moche, los trajes marca de la casa, la voz de Vader… Es cierto que funciona solo como medio de simple nostalgia y en ningún momento trata de ir más allá, pero a veces todos necesitamos algo de confort mental nostálgico.
¿Y ahora qué?
Quedan dos episodios en los que desconocemos el destino de Reva y Tala, pero sí sabemos dónde van a acabar los personajes principales, convirtiendo esta serie en un círculo que, como tal, parece planteado casi sin ganas: si ya sabemos el destino final al que se encamina todo y, por tanto, las sorpresas van a ser limitadas, ¿por qué deberíamos seguir interesados en ‘Obi-Wan Kenobi’? No, «por lo bueno que está Ewan McGregor» no es una opción: es una verdad como un templo.
Esa era la pregunta que la serie tendría que haber contestado a estas alturas, pero estamos a las puertas del tercer acto y aún es difícil saber qué es lo que nos querían contar: ¿Es un festival de cameos? ¿Merecía la pena saber la historia tras aquel «Ayúdame, Obi-Wan Kenobi, eres mi última esperanza»? ¿Para esto han traído de vuelta a Hayden Christensen con bombos, platillos y la orquesta entera?
Ojalá tenga que comerme mis palabras y el episodio 5 se convierta en una serie de aventuras sin complejos en lugar de ser, como ahora, una que parece necesitar justificar su propia existencia constantemente. Ayúdanos, episodio 5 de ‘Obi-Wan Kenobi’, eres nuestra última esperanza.