La colombiana que conquistó Hollywood sin perder su acento, su humor ni su singularidad llega al medio siglo de vida

“Quien diga que no le importa la edad, miente. Claro que me gustaría ser joven para siempre”. Así de claro lo decía Sofia Vergara a este periódico hace unos años. Da igual la fuerza que tenga esta colombiana nacida el 10 de julio de 1972: la actriz y modelo no ha conseguido detener el reloj de los años. Los 50 están ya aquí. Lo que sí ha frenado la latina más poderosa de Hollywood y una de las estrellas mejor pagadas de la industria son las inevitables huellas del paso del tiempo. Buena prueba de ello está en su cuenta de Instagram, desde donde Vergara regala al mundo numerosos posados veraniegos. Vale, ahora con un bañador blanco de una pieza en lugar de los biquinis que acostumbraba a llevar en los noventa. Pero el mismo cuerpo, el mismo tono y, sobre todo, el mismo humor. Porque si hay alguna manera de entender el inusual poderío de la intérprete de Modern Family es precisamente su humor, ese que utiliza para decir las cosas claras como siempre lo hizo su personaje como Gloria Delgado, la nota de color de la familia Pritchett.

A lo largo de las 11 temporadas de esta serie, Gloria Delgado le consiguió a Sofia Vergara cuatro premios del Sindicato de Actores, además de cuatro candidaturas tanto a los Emmy como a los Globos de Oro y lo que pudiera parecer una fama fugaz explotando el estereotipo. De la fama fugaz habría mucho que hablar, porque son más de 30 años de carrera desde que se dio a conocer, primero como modelo, presentadora y luego actriz. Pero claro, los comienzos fueron en el mercado hispano, y para quienes quieren ver un deslumbrante descubrimiento de la noche a la mañana, eso no cuenta. “No me puedo quejar. Aquí he encontrado todos los papeles que he necesitado y más”, ha reiterado Vergara en innumerables entrevistas.

No extraña su agradecimiento cuando esos trabajos hicieron de ella la actriz mejor pagada de la televisión durante siete años consecutivos, con unos ingresos anuales que superaban entonces los 35 millones de euros anuales (según la temporada) entre la serie, su participación en America’s Got Talent y alguna que otra campaña comercial. En su último año como la intérprete mejor pagada, 2018, ingresó 37,3 millones de euros, casi cuatro más que en 2017 y muy lejos de la segunda, Kaley Cuoco, la actriz que encarnaba a Penny en la ya también extinta The Big Bang Theory y que ganó 21,5 millones de euros ese año.

Pero su suerte no la ciega. Vergara sabe que incluso con su éxito hay escasez de oportunidades para los hispanos en Hollywood. “Y no es fácil sacar algo adelante”, dijo ya entonces, quizás pensando en la miniserie que finalmente verá ahora la luz, Griselda, dondeinterpreta a Griselda Blanco, la también conocida como La madrina, La reina de la cocaína o La viuda negra, la mujer colombiana que estuvo al frente del mayor cartel de droga en la década de los setenta y los ochenta del pasado siglo. Una serie de los creadores de Narcos donde Vergara es la protagonista, pero también su productora ejecutiva.

Otro estereotipo para la actriz, a veces criticada entre las de su profesión por esta razón, porque, como se aventuró a decir con lengua viperina la mexicana Kate del Castillo, “la quiero mucho, pero no todas tenemos el look de Sofia Vergara”. Lo dijo deseando papeles no étnicos para las intérpretes hispanas o con envidia. Vergara, hija de un ganadero y de un ama de casa, también preferiría una mayor variedad, pero, como dice, no le tiene miedo al estereotipo. “Tengo este acento y pagué un montón de dinero para quitármelo cuando no entendía por qué Penélope [Cruz] o Salma [Hayek] no lo habían hecho. Pero no funcionó”, ha comentado con sinceridad, metiendo en el saco a esas otras hispanas que también defienden su deje en Hollywood.

Sofia Vergara y su marido, el también actor Joe Manganiello, en la fiesta de los Oscar de la revista 'Vanity Fair', en 2017.
Sofia Vergara y su marido, el también actor Joe Manganiello, en la fiesta de los Oscar de la revista ‘Vanity Fair’, en 2017.GTRESOLINE

Se trata de la misma pasta con la que habla de sí misma. Siempre risueña, quienes piensen que su vida parece sacada de una postal, especialmente cuando aparece del brazo del también actor Joe Manganiello (45 años), pueden pensárselo dos veces. Uno de los hermanos de Vergara murió en una reyerta en Colombia, momento en el que ella decidió decir adiós a su país natal. Otro fue deportado de Estados Unidos por problemas con las drogas. Además, esta rubia de nacimiento, morena de bote, se casó con 18 años y dos más tarde ya estaba divorciada y con un hijo, Manolo.

A punto de cumplir los 31 años, el hijo de Vergara también está metido en la industria y la actriz se permite bromear sobre la escasa diferencia de edad con su retoño, asegurando que más de una y más de dos veces se van a cenar juntos con sus respectivas parejas. “Mi mejor éxito como la dentista que nunca fui: que mi hijo no tiene ni una caries”, se ríe de la vida quien nunca acabó la carrera porque las luces de Hollywood se interpusieron en su camino.

Ha habido más obstáculos en estos 50 años. Un cáncer de tiroides que la hizo ser todavía más cuidadosa con lo que entra en ese cuerpo. Y esa pública batalla por sus propios embriones en la que la metió quien fue su novio, el empresario y a veces actor Nick Loeb, disputa que, tras más de un lustro de lucha, acabó ganando. En abril de 2021, un tribunal de Los Ángeles rechazó el último recurso de Loeb para que pudiera usar ese material genético que ambos congelaron cuando eran pareja.

Aun así, la sonrisa de Sofia Margarita Vergara va por delante, dedicada a sus 26 millones de seguidores en Instagram y más allá. Lo mismo que los calificativos que siempre la acompañan como “la actriz mejor pagada”, “una de las más bellas” o “una de las latinas más influyentes”. Y todo gracias, según el Vergaraland o blog que le grabó su hijo hace un tiempo, a la comida colombiana. “Bueno, soy muy consciente de lo que como, que sea sano, de las cremas que utilizo y del ejercicio que hago. Aunque también me gusta la comida italiana”, añadió, no se sabe si como ese pecadillo que aceptaba confesar

Fuente: www.elpais.com