Con un vestido azul y flores blancas, de mangas cortas, con cinturón negro marcándole la cintura, cartera negra y más morocha que como se la ve en la película, Griselda Siciliani llegó al photocall de Bardo, de Alejandro González Iñárritu. Y a pedido de Daniel Giménez Camacho (Zama), el protagonista, se dieron un apasionado beso en la boca. Griselda, al final, se largó a reír.
Tanto como para ir a ver una película, para asistir a una conferencia de prensa aquí también hay que acreditarse. Con nueve (9, IX) personas sentadas para responder las preguntas de la prensa, se sabe que el centro será el director. Griselda está sentada a la izquierda de González Iñárritu.
El beso. Griselda Siciliani y Daniel Giménez Cacho (“Zama”), antes de la conferencia de prensa. Foto AP
-Buenas tardes, si no les importa vamos a hablar en español -arranca el mexicano ganador de 4 Oscar, tres de ellos por Birdman, lo que es coronado por aplausos, y que delata el interés que mayor parte de la prensa despertó Bardo-.
Y Bardo, cuya trama se mantuvo bajo 7 llaves, comienza como una comedia, tras una imagen impactante con una sombra que vuela sobre el desierto (primera alusión a Birdman). Lucía (Siciliani) da a luz a Mateo, pero el bebé se niega a estar entre nosotros, y desea regresar al vientre materno. Y bueno, lo vuelven a introducir a su madre.
Justo hoy, 1° de septiembre, se cumple un aniversario, el de la mudanza de Iñárritu a los Estados Unidos. Foto EFE
Mucho cambiará a lo largo de casi tres horas, porque la historia no se quedará solo en la pareja de Silverio y Lucía. Se centrará en él, un periodista y documentalista exitoso, que se fue de México a los Estados Unidos, y regresa para recibir un premio. También en Los Angeles quieren premiarlo, justo cuando Amazon (Netflix produce la película) planea comprar Bajo California, en México, para entregárselo a los Estados Unidos…
La película combina sueños y realidad, en un guion trabajado con rigurosidad entre Iñárritu y nuestro compatriota Nicolás Giacobone. Iñárritu no había regresado a filmar a México desde Amores perros (2001). Rodada con planos secuencias, incluye escenas en las que la imaginación le gana a todo, con pisos inundados o llenos de arena, una pila enorme de cadáveres en El Zócalo, en México, gente que se arrastra, otra se desploma y son “desaparecidos”, y más.
Siciliani, vestida por Prada. Esta noche es la gala del filme. Foto EFE
Iñárritu, luego en entrevista exclusiva con Clarín, asegurará que la película, que compite por el León de Oro, se estrenará en cines en la Argentina, y luego en el streaming de Netflix (al menos en los Estados Unidos, será 16 de diciembre).
“Hoy, curiosamente es un aniversario para mi familia y para mí en particular: el 1° de septiembre del 2001 dejamos México, nos fuimos a vivir a los Estados Unidos, y cuando salimos hubo una gran ilusión y muchas cosas pasaron, porque pensábamos irnos por un año, y pasaron 20.”
“Ese evento es fundamental para el origen de esta película, porque lo que más se hace presente cuando uno deja su país, es la ausencia de ese país, que se hace presente en cada momento. México es un estado mental para mí. Cada país es un estado mental. Las historias que nos han contado, y las que nos contamos a nosotros mismos, sucede que esas historias o estados mentales se disuelven, y esta peli es una interpretación de esa ausencia y de cómo uno cuando regresa…”
Todos juntos. El más alto, a la derecha, con anteojos negros, es Nicolás Giacobone. Foto AP
“Es como encontrar un nuevo amigo, la gente me encuentra distinto, porque muchas cosas han pasado. Esta película es la reinterpretación emocional de una memoria, eso es esta película.”
“Esta película, a diferencia de las otras, no la hice con la cabeza, la hice con todo mi corazón -prosigue-, y a partir de ahí el pacto es más sensible pero muy liberador, porque la digestión de estas experiencias es una interpretación de una realidad que sucede entre un evento, entre la imaginación del evento, y ese lugar del medio es el bardo, y cuando revisitás eso, de tantas cosas que has vivido en la superficie del inconsciente y en el subconsciente, y las visitas que hacés hacia adentro, acomodándolas, pues puede haber mucho dolor, pero también, rescatar muchas alegrías.”
Los actores componen a un matrimonio mexicano en lo nuevo del director de “Birdman”. Foto EFE
-La película es un viaje emocional, más que autobiográfico.
Es un viaje emocional, no tiene nada de autobiográfico, no pretende ser verdadera sino honesta en ese nivel. La memoria tiene una incertidumbre emocional, no tiene verdad. La película la hice con mucho coraje, valor e incertidumbre de poder explorar esas cosas, y tratar de darles sentido. Y lo más difícil es compartirlas, y es lo que sucedió hoy: compartí el corazón que es la parte más rica, es un parto muy duro.
Y le dará turno a Griselda, para que al menos pueda dar testimonio de cómo fue el rodaje en México, de esa familia de cuatro, la pareja y dos hijos. “La química de la familia, todo sucedió. A veces no pasa con los compañeros y hay que trabajarla igual, pero cuando sucede la química y la construcción, al contar un vínculo, cuando pasa eso, es un regalo y solo hay que festejar”, arrancó.
“El cine es el instrumento más poderoso para soñar”, dice Iñárritu, aquí acompañado por Giménez Cacho. Foto EFE
La composición de Lucía “fue a partir del tono de la actuación, y un poco eso es lo que me transmitió Alejandro que le gustaba de mi manera de actuar: el tono que tenía venía bien, era a favor del que necesitaba la película. En mi último casting con Daniel, fue amor a primera vista no nos conocíamos”, dijo la actriz, que tiene unas escenas con desnudo total.
“Hay una persona importante aquí, Nicolás Giacobone, que desde Biutiful viene trabajando conmigo -retomó la palabra Iñárritu-. Este es nuestro tercer trabajo juntos, y desde el guion, con gran precisión para poder entrar en esa precisión (resalta la palabra), desde lo escrito estaba muy claro”. Giacobone, que ganó un Oscar por el guion original de Birdman, simplemente agradeció con la cabeza.
-Decías que ahora estás más liberado, ¿hasta qué punto te ha transformado escribir, rodar y parir esta película? ¿Se va a ver a un Iñárritu liberado, con motivaciones y películas diferentes?
-Difícil contestar, porque no sé qué voy a hacer ahora. Llevaba siete años sin agarrar una cámara. Lo último que había hecho era una instalación virtual de carne y arena (en el marco del Festival de Cannes).
No sé cuándo volveré a filmar, no tengo plan. Me interesa cada vez menos la realidad en el cine. El cine es el instrumento más poderoso para soñar. En los sueños no existe el tiempo, ni tampoco en el cine. En ambos medios se da la fragmentación del tiempo y el espacio, en nuestra cabeza y con la cámara. La reinterpretación de la realidad es lo que más me interesa.
La premiere de “Tár” fue temprano, antes que la de “Bardo”. Foto EFE
Cate Blanchett, tremenda y terrible
La otra película en competencia por el León de Oro es Tár, de Todd Field (En el dormitorio), con el protagónico de Cate Blanchett. Lo único que tienen en común es la extensión (dos horas 38 minutos, un poquito menos que Bardo).
Blanchett está en todas las escenas y en el 99% de las tomas. Compone al personaje del título, una directora de orquesta estadounidense algo déspota, que está dirigiendo en Berlín, donde se casó con su esposa (Nina Hoss) y tiene una niña. La proyección arranca con los títulos finales, y prosigue con una charla -extensa, pero no monótona- en la que es entrevistada ante un auditorio y habla de su métier.
Nina Hoss, Noemie Merlant, Sophie Kauer, Cate Blanchett y el director de “Tár”, Todd Field. Foto EFE
De a poco todo irá enturbiándose, los manejos de Tár quizá no sean los ideales, pero la vida casi de ensueño y trabajo se convertirá en una pesadilla atrapante.
Y el final… Field, que fue actor (Ojos bien cerrados, de Kubrick) aprieta, estruja y le saca todo el jugo a la actuación de Blanchett, que ya puede anotarse para la lista de candidatas ganar la Copa Volpi. Sería la segunda, tras los 15 años que pasaron de I’m Not There.