Buena semana para los amantes de los thrillers criminales. Si el miércoles veíamos la versión de Ryan Murphy de Jeffrey Dahmer para Netflix, hoy Atresplayer Premium estrena un intenso drama de suspense: ‘La novia gitana‘, adaptación televisiva de la novela homónima de Carmen Mola y que ya está renovada por una temporada 2.
Con Antonio Mercero y Jorge Díaz (dos de los tres hombres detrás del pseudónimo) al guion, la serie de ocho episodios sigue el caso del macabro asesinato de una chica, que es calcado al que sufrió su hermana seis años antes.
Al frente de la investigación se encuentra la inspectora Elena Blanco (Nerea Barros), quien se presenta como tan inteligente y dura como obsesionada por un hecho de su pasado. La serie, poco a poco, irá presentándonos este misterio que, agradecidamente, no tiene (por lo menos en los dos primeros episodios) más peso del que debería.
Un thriller puro y natural
Una de las cosas que se aprecia bastante es que se nota que son los propios autores de la novela los encargados del guion y que, a su vez, antes de frailes fueron cocineros. Su faceta escritora llega tras años dándole a la tecla para televisión y, de hecho, escriben de manera muy «visual». Esto hace que la adaptación sea todo lo fiel que puede llegar a ser en su traslación a la pantalla.
Traslación en la que Paco Cabezas, como director, impronta de una imagen potente y contundente, sin llegar a ser asfixiante en su oscuridad y en sus momentos más tétricos. Cabezas hace un gran trabajo con su propuesta, acompañado de una estética bien cuidada y un diseño de producción que ayuda a meternos de lleno en este Madrid noir.
Quizás la mejor baza de ‘La novia gitana’ es la naturalidad que desprende todo su metraje, algo a lo que ayuda indudablemente un reparto que se encuentra muy a gusto y, más allá de sus «complicaciones», se puede conectar fácilmente con sus personajes. En este aspecto, quizás lo que más he echado de menos en lo que he visto de serie es que no dedica mucho tiempo a que conozcamos mejor a los miembros de la BAC, más allá del personaje de Barros.
Si bien hay veces que hay pequeños chirridos en el desarrollo de la trama con alguna escena y diálogo que no termina de funcionar en pantalla (la parte de la cárcel, por ejemplo), en líneas generales todo rema a favor de obra.
Tanto que, en definitiva, ‘La novia gitana’ es una serie francamente fascinante, absorbente y de un tono inusitado en la ficción española. Ojo porque el otoño promete bastante para la televisión nacional (por lo menos a nivel de plataformas) y esta es una sólida aspirante a copar los tops del año.