luisana-lopilato-y-juan-minujin:-como-hacer-meritos-y-sumar-puntos-para-salvar-a-la-pareja

Ella está en Vancouver, él en Palermo. Los separan más de once mil kilómetros que desaparecen gracias a la magia del Zoom y se los ve muy conectados en lo personal, como si estuvieran tomando un café de la esquina. Es que la química que existe entre Luisana Lopilato y Juan Minujín en Matrimillas, la película de Netflix, dirigida por Sebastián De Caro, que se estrena este miércoles 7 de diciembre, trasciende la pantalla.

Tienen muchas cosas en común, tal como reconocen.

Casados con hijos desde hace muchos años, entienden desde el lado de adentro la propuesta de esta comedia romántica. Juan lleva 19 años junto a la psicóloga Laura de la Vega, con quien tiene dos hijas (Amanda, 15, y Carmela, 12), Luisana hace 14 años conoció en un show del teatro Gran Rex al artista canadiense Michael Bublé: se casaron en 2011 y tienen cuatro hijos, Noah (9), Elías (6), Vida (4) y Cielo (4 meses).




Minujín y Lopilato ya vieron la película con sus parejas. Foto Sebastián Arpesella/Netflix

Con ganas de volver

Ya habían trabajado juntos en Los que aman odian, el filme dramático con Guillermo Francella, de 2017, y lo primero que dirán es que se quedaron con las ganas de volver…

-Luisana: Después de Los que aman odian habíamos hecho un piloto que no salió al final, pero siempre me habían quedado las ganas de volver a trabajar con Juan. No hay persona que te hable mal de él, es un re actorazo y, sobre todo, buena persona.

Pero más allá de todo eso, también como actriz poder tener esa posibilidad de hablar con él en el set y preguntarle: “Che, ¿esto está bien? ¿Cómo pensás esta escena…?”, es muy lindo. Me gusta contar con un muy buen actor que te ayuda a mejorar.




Belén y Fede, o Juan y Luisana. Foto Martin Kraut/Netflix

-Juan: En un principio lo que más me interesó del proyecto fue la idea de volver a trabajar con Lu. Intuía que podíamos hacer una muy buena pareja de comedia, que podíamos tener un humor en común, y a la vez equilibrarnos un poco también expresivamente, compensarnos con nuestras respectivas cosas.

Cuando nos conocimos en esa experiencia anterior nos llevamos genial. Luisana es una actriz extraordinaria, una comediante espectacular, me divertí mucho con ella en las charlas en el set en la película anterior y me parecía que podíamos enganchar muy bien en el código de una comedia romántica. Y así fue.

-¿Sienten que hay un poco de sorpresa con esta pareja? Porque, Juan, sos considerado un actor serio, aunque ya antes hiciste mucha comedia, y Luisana al revés, a pesar de que también incursionaste en el drama y el thriller policial.

-Luisana: ¿Sabés que hace mucho que no me reía tanto, que no disfrutaba tanto estar en el set? Había días de filmación muy largos e igual había una energía linda, cero drama, sin problemas, o por lo menos si los había yo no me enteré (se ríe).

Ayer vi la peli por primera vez y me acordaba de escenas en las que nos tentábamos, pese a que eran las cuatro de la mañana. Me acordaba de esos momentos y me reía sola.




“Luisana tiene un talento espectacular, un nivel de trabajo, de profesionalismo y además humano”, la elogia Minujín. Foto Martin Kraut/Netflix

-Juan: Filmábamos muchas horas, tuvimos varias jornadas nocturnas de filmación y Luisana -que estaba embarazada ya de cinco meses- siempre estaba de buen humor, siempre aportando algo más a la escena.

-¿No hubo antojos que tuvieras que contener vos, como el marido de ficción de Luisana?

-Juan: ¡No! Por eso te digo, Luisana aparte de tener un talento espectacular tiene un nivel de trabajo, de profesionalismo y además humano, de trato con el equipo, de trato con los compañeros…

-Luisana: ¡Y cómo comía! ¡Decí la verdad! Todo el tiempo me pasaban facturas, leche, alfajores (se ríe).

-Juan: ¡Así la tenían!




“Hace mucho que no me reía tanto, que no disfrutaba tanto estar en el set”, dice Luisana. Foto Martin Kraut/Netflix

-¿Qué otras cosas los unen?

-Luisana: Bueno… Que yo soy muy buena persona (se ríen) No, en serio. Hablando mucho con Juan en el set te das cuenta de que es muy buena persona. Tiene una familia hermosa, una esposa y unas hijas divinas. Yo no las conozco en persona, sí por lo que él habla.

Es un marido que está todo el tiempo ahí con su familia, para él son re importantes y eso también me identifica, porque para mí la familia también es muy importante, son mi número uno. Estábamos en el set y por ahí ya estaba planeando con sus hijas y su esposa (Juan escucha y sonríe) “¿Dónde van a ir, quién cocina, qué van a comer?” Y yo al mismo tiempo igual: “Voy a llegar a tal hora…”.

Nos identifica la familia, los dos somos muy, muy familieros, ¿no, Juan?




En el arreglo al que llegan los personajes, cada acción individual puede sumar o restar puntos. Foto Sebastián Arpesella/Netflix

-Juan: Sí, coincido. Me parece que también hay algo de eso, de la maternidad y la paternidad que yo la sentía como muy afín con Lu. Y también tenemos algo muy parecido y es que nos reímos de cosas parecidas, con lo cual eso también facilitaba mucho la comunicación.

Dar para recibir

Así podría resumirse el concepto Matrimillas, un sistema de intercambio, acuerdos y retribuciones, también conocido como matripuntos (del latín: “matri”, matrimonīum y “milla”, mille passus), que no es otra cosa que “negociar” con la pareja informalmente determinadas acciones para acceder a ciertos beneficios personales.

Una analogía, si se quiere, de los programas que las aerolíneas ofrecen al viajero frecuente y que les permite sumar millas para volar. En este caso, no es tan fácil porque cada acción individual puede sumar o restar puntos y de acuerdo a eso se determina quién tiene los adecuados para realizar la actividad soñada. En los Estados Unidos el sistema data de 1951 y lleva el nombre de “brownie points”, una moneda social imaginaria.

En Matrimillas Belén (Lopilato) y Fede (Minujín) deciden afrontar la crisis de su matrimonio anotándote en una app que recompensa las cosas buenas que hacen por el otro para fortalecer la convivencia, pero su experiencia termina siendo infernal porque la obsesión por ganar puntos se apodera de ellos.




“Nos identifica la familia, los dos somos muy, muy familieros”, dice Luisana. Foto Martin Kraut/Netflix

-Los dos han formado familias “tradicionales” y una relación sólida de amor: Juan 20 años, Luisana 14, ¿imaginan qué podrían pactar con sus parejas hoy un matrimillas?

-Luisana: Mi generación cambió un montón, ahora el hombre y la mujer tienen los mismos roles. En mi caso no existe eso de: “Yo hago esto para obtener esto”. Hay mucha charla, nos escuchamos, nos decimos: “Bueno, vos buscá a Noah y yo me llevo al más chiquitito a gimnasia”. Y nos dividimos los roles re bien: hoy cocino yo, o cociná vos, y si no queremos cocinar pedimos afuera. Hay más charla y más comunicación.

Pero ¿si me veo identificada en la peli con algunas de las situaciones? Sí, por supuesto, porque son situaciones cotidianas, fáciles de identificar y que pasan en el día a día de una pareja que vive hace mucho tiempo juntos en una casa.

-¿Pero te animarías a proponerle un sistema donde el beneficio suma o resta?

-Luisana: No, no. No porque esto es una comedia y creo que nos sumamos a eso, a divertirnos de esas cosas y a reírnos de esas cosas. Pero en la vida real hoy es medio imposible formar parte de una aplicación para sumar millas porque hay mucha comunicación, hoy nos escuchamos más y nos entendemos más.

-Juan: Yo no, en principio no creo que haría lo de la aplicación. Un poco también lo que dice Lu, me parece que parte del chiste de la peli es que ellos caen en esa trampa, caen en la trampa de la mercantilización de la pareja, de los gestos, de que cada cosa ya la dejan de hacer para hacerle un bien al otro, y la hacen para ganar puntos y poder cambiarlos por otra cosa.




La idea es reírse de “esas situaciones cotidianas que pasan en la casa y en una pareja”. Foto Martin Kraut/Netflix

Eso es parte de lo divertido de la película, cómo los personajes se van obsesionando con eso y les termina jugando en contra y -sin spoilear la película- una vez que eso se cae, ellos se reencuentran. Tanto Belén como Fede hacen un recorrido, cada uno con lo suyo, y se reencuentran para lograr tener una relación más adulta en donde ella le dé más espacio para hacer algunas cosas y él tome esos espacios, esas iniciativas.

Y, sobre todo, como decía Lu, la comunicación, que puedan expresar más, que es el lugar en donde una relación puede dar como un paso más a una relación adulta y poder perdurar, que tampoco perdurar es mejor o peor ¿no?, pero si hay una buena comunicación, sí.

-Luisana: Y lo lindo es que como actores te empezás a reír de esas cosas también, como dejarte llevar, a nosotros nos causa gracia y lo ponemos en los personajes también de reírnos de esas situaciones cotidianas que pasan en la casa y en una pareja.

-Teniendo en cuenta sus experiencias de convivencia de tantos años, ¿existe un matrimillas casero en donde eso sucede sin que esté estipulado y tiene final feliz?

-Luisana: Y, un poco, sobre todo a la noche, cuando ya estamos en el cuarto es tipo: “¿Me traés un vaso de agua?” Y Mike tiene que ir hasta la cocina, hace frío, tiene que pasar por el pasillo helado, encima está nevando, y dice: “Bueno, dale te busco agua”. Y al otro día quizás es: “No, buscalo vos”. Y vas como negociando, o por ahí tengo que ir a buscar a los chicos al colegio y hace tanto frío, está nevando, y digo: “Ay, no quiero ir”. Y va él, y yo por ahí hago otras cosas. Es como que negociás naturalmente.




“La pareja le pone puntos a cada cosa: bajar la tapa del inodoro, buscar a los chicos, hacer la cama…”. Foto Martin Kraut/Netflix

Pero lo lindo de la peli es eso, es que nos reímos de esas cosas y lo amplificamos, porque ahí algo tan cotidiano como sacar la basura o quién saca la basura y quién no, y eso en el día a día lo vivís. Pero en la peli te reís porque ellos lo hacen porque quieren lograr un objetivo, quieren sumar millas para poder después gastárselas en lo que ellos quieren. Y es lo lindo de ver ese juego y cómo lo llevan en la película.

-Juan: Sí, creo que hay algo de la idea del equilibrio, ¿no? O sea, cuando uno tiene un equilibrio en esas negociaciones y en lo que hace cada uno y parece que la cosa funciona más o menos bien. Pero cuando ese equilibrio se ve muy trastocado empieza a hacerse más complejo y más complicado.

Después, parte del humor de la película es que se pone esta cosa un poco arbitraria de puntos a cada cosa: bajar la tapa del inodoro, buscar a los chicos, arreglar tal cosa, hacer la cama… Todo eso empieza a tener una especie de tarifario…

Y como decía, Lu nosotros nos reímos un poco de la maquinaria que es un matrimonio, una pareja, una convivencia, de cómo se puede ir uno automatizando y obsesionando con algunas cosas y en definitiva después termina siendo una especie de transacción de “Yo hago esto para obtener este beneficio para después hacer aquello”. Eso me parece que es divertido.

-Luisana nos contaba los acuerdos a los que llega con su marido, sabemos que clave del éxito en el amor no hay, pero ¿a vos te pasa lo mismo, o te sentís identificado?

-Juan: No, clave del éxito como decís vos no hay, porque básicamente la idea de éxito y de amor no van para el mismo lado, ¿no? Pero, ahora hablando más en serio, tiene que ver con la comunicación, con la escucha, con no perder la capacidad de escuchar al otro, de tener en cuenta un poco al otro y de poder ponerse en el lugar del otro.

Poder dialogar, poder conversar los conflictos, poder trabajarlos y seguir adelante. Y eso me parece que es todo un desafío y es divertido siempre y cuando haya una base de amor.




“Yo ya estoy para ser Paola Argento”, avisa Luisana, que hará “Casados con hijos” en el Gran Rex. Foto Martin Kraut/Netflix

-¿Vieron la película con sus parejas?

-Luisana: Sí. Yo la vi ayer y nos mirábamos y nos reíamos, como diciendo “¿Viste? Vos sos Fede y yo Belén” (risas). Hay cosas muy graciosas, que nos reíamos porque nos pasan. Y es una película fácil, linda, tranquila y dulce de mirar, porque te ves reflejado en situaciones cotidianas y enseguida entrás en la historia, en el mundo de Belén y Fede.

-Juan: Sí, yo vi un armado previo con mi pareja, hace como un mes y medio, y esta última versión la vi solo. Me parece que parte de lo lindo de esta peli es que son muy identificables los conflictos que hay y los tópicos que toca, entonces me parece que todo el mundo que estuvo en pareja lo puede ver muy fácilmente.

-Igual hoy no tienen el look Belén-Fede, sino el de sus nuevos roles. Luisana ya estás en modo “Paola Argento”, porque el 5 de enero se estrena en teatro “Casados con hijos”, Juan venís de filmar con Angelina Jolie y estás con el rodaje de la miniserie sobre Guillermo Coppola.

-Juan: Sí, yo terminé la parte argentina de Coppola y ahora viajamos a terminarla afuera (en Nápoles), por eso estoy como medio pelado…

-Luisana: ¡Y yo ya estoy para ser Paola Argento!

POS

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