Se estrena el 30 de diciembre en Disney+ ‘Weird: la historia de Al Yankovic’, un biopic musical que recoge la vida y obra de «Weird Al» Yankovic, un personaje que quizá en España suene poco, pese a que sus vídeos musicales fueran bastante habituales, incluso en la limitada programación musical de los 80 de la televisión española. Para ponerle cara se ha ofrecido Daniel Radcliffe, el joven actor que alcanzó la fama hace 20 años con ‘Harry Potter’ y que lleva todos esos años tratando de salir de la túnica de mago.

Radcliffe lo ha intentado todo. Ha sido un skin-head, un zombie que se tira pedos, un adolescente con cuernos de demonio e incluso un elegante señor victoriano víctima de la mujer de negro, pero ninguno de los papeles que ha ido buscando le han encajado tan bien como la representación idealizada de Yankovic, un músico que ha logrado el éxito parodiando la música de otros, de alguna forma el primer artista viral, ya que su obra se disfruta en pequeños vídeos o clips humorísticos fáciles de compartir.

El equivalente en película de una de sus canciones

Mucho, mucho antes de ‘Mi bebito fiú fiú’, Weird Al ya cambiaba las letras de canciones famosas, su carrera comenzó en 1976, cuando solo tenía 16 años, y poco a poco fue consolidando su marca con un peinado con permanente, camisas hawaianas, acordeón virtuoso, la mirada alucinada y toda una carrera de canciones paródicas dementes e inventivas, que hicieron de ‘Like A Surgeon’ o ‘Amish Paradise’ éxitos comparables a los originales de Madonna o Coolio. Es más, en youtube cuatriplica las visualizaciones de algunas de las canciones de verdad.

Un estilo que nunca se toma en serio y confiere al mundo de Weird Al un lenguaje tan propio que hace que tenga mucho sentido que la película que cuenta la supuesta historia real de su vida también sea rara y exagerada, el colofón de la carrera de un hombre dedicado a la parodia, lógicamente dedicada a reírse de todos los tropos de los repasos musicales. Por una parte es fiel al espíritu excéntrico de su música, y por otra es la cara B de uno de los mejores biopics musicales del siglo, ‘Elvis’, una que abraza de forma tan sin vergüenza los tópicos que parece que se ríe de ellos por la pura exageración estética.

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Para los fans de Jankovic no es algo nuevo. El cantante ya hizo una alucinante película paródica en los 80 llamada ‘UHF’ (1989) que se adelantaba al estilo socarrón de Mike Judge y otros profetas de la MTV, una antesala perfecta a ‘Cabezas Huecas’, ‘Cero en conducta’ y, sobre todo, ‘Wayne’s World’, compartiendo incluso el espíritu ácido compatible con el buen rollo de ‘Las aventuras de Bill y Ted’ del mismo año. Su propio biopic no es más que una extensión de esa filosofía muy 90s y está en consonancia con otros proyectos suyos como su propio programa infantil de esa década.

Una tarta a la cara al estilo de los biopic musicales de moda

Por supuesto, esta nueva película está hecha con su plena participación, coescribe el guion y aparece como un ejecutivo discográfico, prácticamente guiñando un ojo a la cámara mientras reprende a su sosias metacinematográfico. El director es Eric Appel, quien también estuvo detrás del boceto original de ‘Funny Or Die’en el que se basa la película, cuyo objetivo es contar la historia del personaje, reivindicando su éxito mientras destroza todos los clichés biográficos musicales habidos y por haber.

Tanto es así, que ‘Weird’ podría tratar la vida de un músico imaginario y seguiría funcionando igual. Es muy posible que en España y otros países de habla no inglesa su éxito haya pasado desapercibido, ya que su secreto está en el ingenio de cirujano (jé) en la reformulación silábica de las canciones originales. Un tema que se trata en la película, claro, mientras dramatiza hasta el paroxismo los lugares comunes del curriculum de cualquier músico de rock.

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Hay una relación difícil con los padres que convierte a ‘Rocketman’ en un chiste viejo, un momento eureka, donde la inspiración golpea a Yankovic para escribir ‘My Bologna’, que parece disparar al momento ‘We Will Rock You’ de ‘Bohemian Rhapsody’, e incluso el descenso a la bebida y las drogas que aparece básicamente en el final del segundo acto de cualquier repaso musical contemporáneo en el cine. La broma se eleva al cubo cuando Yankovic es aclamado como un genio sobrenatural por reemplazar las letras de las canciones existentes, lo que es tan delirante que acaba haciéndose real.

Realidad y ficción difusas

El núcleo de la narración es una serie de sketches centrados en el músico, alterando los tiempos, los hechos y la verdad, jugando con el concepto en escenas geniales como la fiesta en la piscina al estilo ‘The Dirt’ (2019), organizada por el Dr. Demento, la típica en la que el recién llegado tiene que probar su valía ante sus compañeros, muy al estilo de ‘Ocho Millas’, que además está salpimentado por una cantidad absurda de cameos que ayudan a moldear la realidad extracinematográfica del músico, un tipo querido plagado de amigos en la industria.

Tanto es así que una de las cosas más locas de la película es cierta, la idea de que las grandes discográficas le buscaban para hacer su parodia y así “dopar” con una nueva vida a singles de éxito o elevar de alguna forma a los que no lo tenían. Una característica que define la cualidad esencial de la película, contar cosas que sucedieron de forma que no sabes hasta qué punto hay realidad o ficción, como el hecho de su affaire con Madonna o su recogida de premios, representada en la película como una corrosiva versión de ‘Ha nacido una estrella’ (2018).

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‘Weird: la historia de Al Yankovic’ es un arrebato de genialidad más de un showman que basa su arte musical en el humor, que ejemplifica en su ser la reivindicación amable de lo extraño y lo que consideramos raro. Un artefacto para empoderar a los frikis y empollones frente a los ídolos intocables de la industria musical, pero ante todo una estupenda comedia llena de ritmo y estupidez sana, que sacude los almidonados estereotipos del cine que hace la gente se tome demasiado en serio a sí misma.