Es una estrella del rock de la filosofía, y su método –en el que se mezclan Marx y el psicoanálisis de Lacan con los ejemplos de series, películas y novelas populares, sean Matrix, La invasión de los ultracuerpos, la ópera Parsifal o la serie de detectives Castle– ha creado escuela.

El esloveno Slavoj Zizek (Liubliana, 1949), un histrión de discurso imparable y siempre brillante, director internacional del Instituto Birbeck para las Humanidades de la Universidad de Londres, publica Hegel y el cerebro conectado, reflexión sobre el futuro de la condición humana en un momento en el que Elon Musk quiere conectar los cerebros a ordenadores, e Incontinencia del vacío, sobre la filosofía, la diferencia sexual y la crítica de la economía política.

"Hegel y el cerebro conectado", de Slavoj Zizek (Paidós, $1.399 ebook).


«Hegel y el cerebro conectado», de Slavoj Zizek (Paidós, $1.399 ebook).

–Covid, guerra, crisis climática, populismo… ¿Las crisis que vivimos están relacionadas?

–Todas son momentos de la expansiva reproducción del capitalismo global actual. No quiero utilizar la palabra neoliberalismo porque estoy de acuerdo con mi amigo Yanis Varoufakis en que el capitalismo de hoy es menos neoliberal de lo que pensamos, se acerca más al neofeudalismo.

Unas cuantas megacorporaciones privatizan campos enteros de bienes comunes. Ahora en Twitter decide Elon Musk. Antes de la pandemia la línea oficial era que no se podían subir los impuestos, no podíamos gastar mucho, sería una catástrofe económica.

¿Es consciente de cuánto dinero se ha imprimido para controlar los efectos de la pandemia? No confíe en los dogmas neoliberales. Y si imprimimos tanto para el covid o la guerra, también lo podemos imprimir para la sanidad.

No digo que debamos abolir el capitalismo, es muy productivo. Pero en una situación de guerra, calentamiento, epidemias, se puede. La crisis sanitaria en Reino Unido supone ya urgencias atendidas en 20 horas o más. La catástrofe está aquí. Y el Estado debe intervenir brutalmente.

En una guerra no puedes esperar a que el mercado te traiga las armas. Diría que hasta cierto punto el capitalismo se está aboliendo a sí mismo yendo en una dirección que no puede ser justificada con lo que llaman racionalidad de mercado.

Elon Musk quizá inventó algo, pero reunió antes del error de Twitter 300.000 millones de dólares, más que el PIB de muchos países. No se puede decir que esa riqueza refleje su creatividad. El mercado a solas funciona mal.

"Incontinencia del vacío", de Slavoj Zizek (Anagrama).


«Incontinencia del vacío», de Slavoj Zizek (Anagrama).

–En cualquier caso, estos dos últimos años las políticas económicas ya han roto muchos tabús.

–El teórico socialdemócrata alemán Streeck dice que el problema es que el capitalismo hoy se está desintegrando, pero no en el sentido marxista sino en algo que puede ser peor. Lo razonable es reforzar lo que Peter Sloterdijk llama democracia social objetiva: que la educación gratuita o la sanidad universal sean parte del orden constitucional mande quien mande.

Y para lograrlo el próximo paso necesario es controlar los enormes flujos de dinero que se mueven libremente. A la vez, necesitamos nuevas formas de globalización real. Para una megacrisis ecológica solo sirve una respuesta coordinada. O volveremos a una versión peor del capitalismo con pequeños núcleos de riqueza rodeados de pobreza y caos.

Ucrania y Putin

–Cooperar parece difícil con una guerra fría con China y Rusia invadiendo Ucrania.

–Es una catástrofe, pero no es solo un conflicto entre Rusia, China y el Occidente liberal. Hay una brecha que recorre todos los países. Recuerde los apoyos de Putin en Occidente, Le Pen, sus relaciones con Trump. El capitalismo liberal lleva dos décadas en crisis desde el 11-S.

Wang Huning, autor cercano a Xi Jinping, escribió un libro fantástico, América contra América . Dice que admira el dinamismo de EE.UU., pero que vio en él una catástrofe social. Hoy tenemos dos tipos de capitalismo, autoritario o populista, contra la democracia liberal estándar, y es un conflicto global.

Hace un par de meses Trump dijo que si la gente es traicionada por las elites tiene derecho a tomar el poder con violencia. Significa que nos acercamos también en Occidente a alguna especie de guerra civil. Y lo que más me preocupa es la suerte del sur global. No subestime el impacto de la propaganda rusa allí.

Slavoj Zizek: "Trump dijo que si la gente es traicionada por las elites tiene derecho a tomar el poder con violencia". Foto Ulf Andersen / Aurimages


Slavoj Zizek: «Trump dijo que si la gente es traicionada por las elites tiene derecho a tomar el poder con violencia». Foto Ulf Andersen / Aurimages

–Cuando Putin dice que lucha por el alma de Rusia, ¿la ideología es real o una mera excusa?

–Muchos realistas dicen que toda esa locura religiosa ortodoxa es solo para conquistar un trozo de Ucrania. Es una visión naif. Desde Hitler sabemos que la ideología no es solo ideología. El antisemitismo podía ser una excusa para la expansión, pero millones fueron sacrificados. La estrategia rusa es lograr más que un trozo de Ucrania. Putin repitió hace un día que es un régimen neonazi. ¿Cómo tolerarlo? Luchan por reconstruir alguna forma de imperio.

–Otro peligro que denuncia es el autoritarismo digital.

–La libertad que nos dan los medios digitales es una libertad falsa, todo está controlado por algoritmos que nos empujan en ciertas direcciones. El horror para mí es que en los buenos viejos días del totalitarismo por lo menos sabíamos que éramos controlados. Ahora lo horrible es que donde piensas que eres libre somos controlados, regulados y manipulados. La no libertad más horrorosa es la que experimentas como libertad.

–Elon Musk habla de conectar cerebros a computadoras. ¿Seremos semidioses o siervos?

–Si tiene éxito, perderemos lo que usualmente designamos como libertad humana. No solo controlaremos máquinas, también seremos controlados. Y al final, los medios digitales son parte de cierta realidad. Yuval Harari dice que el peligro inmediato es que las computadoras no nos controlarán directamente, sino que habrá gente que controlará las computadoras  y otra será controlada por ellos. La lucha social sigue ahí.

©La Vanguardia

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