A Marie Audran, doctora en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Rennes 2 (Francia), los monstruos no la inquietan. Podría decirse, de hecho, que le gustan bastante. A ellos dedicó su tesis doctoral y, es probable que, en particular, aquellos que más la seducen sean los monstruos argentinos.

“Descubrí la literatura argentina en mis años de estudio, pero también, y quizás aún más, a través de los amigos”, dice a Clarín Cultura mientras prepara el conversatorio que mantendrá el viernes en La Plata dedicado a la edición cartonera en el marco de la Noche de las Ideas. Porque es sabido, la argentinidad es poliforme y puede empezar por Borges o Cortazar y terminar en Eloisa Cartonera.​

Algo así es lo que sucedió con Marie Audran, a los primeros ejemplares de Cortázar, Silvina Ocampo o Alejandra Pizarnik, se fueron sumando investigaciones académicas a dos orillas y amistades ampliadas que dieron nacimiento en 2018 a un proyecto inédito en Francia: inspirada por las editoriales cartoneras argentinas, creó una micro editorial en Rennes llamada La Liebre Dorada, desde la que publica textos plurilingües y experimenta en nuevas maneras de pensar y corporizar los libros.

Marie Audran es doctora en literaturas latinoamericanas, autora y docente de español en Bretaña.


Marie Audran es doctora en literaturas latinoamericanas, autora y docente de español en Bretaña.

–Conoció la literatura argentina al estudiar, pero ¿en qué momento decidió interesarse más profundamente en ella?

–En 2007, hice una maestría en la Universidad de La Plata como parte de un intercambio y me quedé allí durante tres o cuatro años. Luego de eso, completé mi doctorado entre Francia y Argentina, siempre entre los dos idiomas y eso es algo importante en mi vida porque estoy en un estado permanente de traducción, que puede ser también algo bastante vertiginoso.

En mi rol académico, trato de transmitir formas de leer, de escribir y de pensar que yo no había tenido la ocasión de aprender durante mis años de formación francesa, sino que descubrí en la Argentina. Me refiero en particular a ciertas perspectivas como la poscolonial o la perspectiva de género. Estas teorías formaron completamente mi práctica de investigación, mi práctica pedagógica y mi reflexión.

Esto y “la calle”, que también conocí en la Argentina, han generado cambios muy importantes en mi percepción de las relaciones sociales, en lo que llamamos cultura o arte, en la política, la pedagogía, la arquitectura, los cuerpos, y un largo etcétera.

Además, aprendí mucho de las formas de vivir, de apropiarse, de recuperar o de ocupar los espacios comunes y los espacios públicos, formas de describir contra-respuestas en las paredes, formas de hacer existir cuerpos y presencias invisibilizadas, formas de organizar espacios de aprendizaje y de transformación social en lugares de paso que se ocupan temporalmente (como una calle cortada o una plaza)…

Todo esto es realmente lo que Argentina ha hecho por mí. Me sentí adoptada por la Argentina, por su lengua, y todo eso realmente me transformó.

La presentación de un libro termina con la edición colectiva de una versión off de ese texto.


La presentación de un libro termina con la edición colectiva de una versión off de ese texto.

–¿Por qué dedicó su tesis de doctorado a autoras argentinas como Ariana Harwicz, Gabriela Cabezón Cámara, Fernanda García Lao, Samanta Schweblin y Mariana Enriquez?

–Había empezado una primera tesis que abandoné en 2009 o 2010. Regresé a Francia y empecé a trabajar en el sistema educativo. Allá, nos mandan al otro extremo del país para ir a enseñar al principio de nuestra carrera.

Así que me encontré muy muy lejos de mis amigos, de mis proyectos, de mis fuentes de inspiración, atrapada en una lógica burocrática, y decidí volver a leer literatura argentina y reencontrarme con lo que me había generado mucho deseo y vitalidad. Fue de ese modo que descubrí a muchas narradoras: iba en tren a París donde había una pequeña librería bien provista de literatura argentina y mis amigos me pasaban otros libros.

Creo que empecé con Ariana Harwicza la que fui a ver a París donde estaba haciendo una lectura pública. Gracias a ella descubrí a Gabriela Cabezón Cámara. Luego llegaron Fernanda García Lao y muchas otras. Había conseguido hacer un corpus increíble y me alimentaba de esos textos estando en aquella región bastante abandonada por los poderes públicos en Francia donde trabajaba.

Estos libros me salvaron, de hecho me reconectaron con las cosas de la vida y con el deseo, y por eso creo que mi mirada se sintió atraída por las expresiones del desbordamiento del deseo en el cuerpo que aparece en muchas de esas novelas: había muchos trasplantes, mutaciones, mutilaciones, trifacciones, zombificaciones, excesos salvajes, vagabundeos, desapariciones, devenires animales, devenires vegetales, devenires minerales, devenires paisajísticos, transformaciones de personajes que se renombran a sí mismos, que se inventan a sí mismos individualmente, de forma colectiva…

En definitiva, me fascinaba el hecho de que pudiera haber una reapropiación tan positiva de la figura del monstruo y luego toda la transformación de los regímenes de visibilidad y representación que estaban en juego en estas novelas. Para mí, la figura del monstruo es precisamente lo que no es, lo que está en tensión, lo que no se capta, lo que emerge, y cómo se le da una forma a lo que emerge.

Era una contradicción escribir una tesis sobre esta figura escurridiza. Así que creo que la dejé correr y, aunque es realmente escurridiza, fue muy interesante, muy emocionante.

La editorial argentina Eloisa Cartonera fue inspiradora para el nacimiento de La liebre dorada en Francia.


La editorial argentina Eloisa Cartonera fue inspiradora para el nacimiento de La liebre dorada en Francia.

–En la presentación que la Noche de las Ideas hace de su trayectoria académica dice que usted busca “maneras de desplazar la investigación hacia prácticas experimentales, transdisciplinarias y comunitarias”: ¿en qué momento necesitó salir del espacio académico tradicional y cómo fue construyendo esa búsqueda?

–Siempre soy muy crítica con lo que pienso, sobre cómo pienso o dónde pienso y sobre mi formación e intento moverme constantemente y fusionarme. Es mi forma de ser en la vida. No me interesa en absoluto ser una experta o especialista, ni tampoco me interesa encajar en un espacio.

Para mí, la investigación, la creación, la expresión, lo que llamamos las relaciones afectivas, la vida, todo eso, está dentro y todo está muy conectado. Realmente no soy el típico sujeto universitario. Tengo dos másteres y un doctorado, pasé mucho tiempo formándome y poco a poco sentí que quería hacer exposiciones, tener un espacio donde pudiera pegar resultados por todas partes, donde pudiera escribir en las esquinas, enlazar cosas, poner materiales, pinturas, invitar a la gente.

De manera que, tras la tesis de doctorado, necesitaba emanciparme de esta estructura, y me hice muchas preguntas sobre cómo se producen las ideas. Yo había producido mis ideas desde la universidad, en un cierto sistema que tiene grandes contradicciones también, es un sistema muy productivista en el que tienes que producir para conseguir puntos para tu CV.

Yo necesitaba salir de todo eso, abrir espacios de difusión del pensamiento en general y de la literatura en particular. También proviene de una necesidad de compartir, de compartir en encuentros reales y de circular en la vida. La liebre dorada es un ejemplo de eso: no soy editora, no tengo esa formación, no soy diseñadora gráfica ni encuadernadora, pero de repente me encontré formándome con amigos, y experimentando y buscando cosas o probar sin ser una experta.

–¿Cómo nació en 2018 La Liebre Dorada?

–Nació con la idea de construir puentes. Al final de la tesis necesitaba construir puentes para mantener un nexo entre la Argentina y Bretaña. Entonces surgió la idea de publicar libros, traducirlos al francés y a la lengua regional de mi región, que es el bretón.

Realmente quería que todo esto estuviera conectado porque el bretón también es un mundo que a menudo se cierra sobre sí mismo. De este modo, los libros ya no son un objeto completamente individual sino colectivo. Por eso organizo ferias del libro, fiestas (en un bar o en la calle) donde leemos el texto en francés, castellano y bretón y luego pongo material a disposición de la gente.

La idea es invitar a los asistentes a apropiarse de esos textos, a darles otras versiones o ampliaciones, y poco a poco, ese espacio común se llena de textos, imágenes, dibujos y collages, que al final unimos para hacer un nuevo libro que es una versión off del primer libro.

También hacemos talleres teóricos comunitarios, donde la idea es reunirnos para reflexionar y pensar juntos y luego materializar nuestros pensamientos en un libro. La experiencia de Eloisa Cartonera fue totalmente inspiradora para mí.

La presentación de un libro termina con la edición colectiva de una versión off de ese texto.


La presentación de un libro termina con la edición colectiva de una versión off de ese texto.

Audran Básico

  • Es doctora en literaturas latinoamericanas, autora y docente de español en Bretaña. Lingüista e investigadora de formación, en 2018, inspirada por las editoriales cartoneras argentinas donde vivió varios años, creó una micro editorial en Rennes –La Liebre Dorada– donde edita libros plurilingües, y a partir de la cual experimenta prácticas de escritura, de edición, de traducción, de lectura y de teoría comunitarias.
  • En 2020, creó con Chloé Hauser la UNRA (Universidad Ragondina), universidad de pradera para devenir-ragondino donde se trastornan las modalidades del saber, de la investigación y de la curaduría.
  • En 2022, integró la SENAB (Super Escuela No Nacional de Arquitecturas del Pueblo), otra escuela del exterior y comunitaria.
  • Es una de las administradoras de la Casa de la poesía de Rennes donde impulsó la creación de un taller de micro edición abierto al público y la programación de lecturas poéticas en un bar de una zona barrial periférica.

Ficha

“Lenguas cruzadas, bocas de cartón”
Este conversatorio se propone pensar en diálogo la recirculación de textos y sus materialidades de soporte desde las prácticas de edición cartonera que llevan adelante La Liebre (Rennes) y La Oficina Perambulante (La Plata). Con Marie Audran y Carlos Ríos. Moderación Marjolaine David y Agustín Lostra. 
Dónde: Colegio Nacional Rafael Hernández (calle 1 N°850, La Plata).
Cuándo: ​viernes 31 de marzo, a las 19.
Entrada: gratuita.

DC/PC

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