La bomba estalló a las 4 de la tarde en el estudio jurídico del doctor Fernando Soto: María Kodama murió sin dejar testamento. Por lo menos, que su abogado con poder general –caducado con la muerte de la viuda de Jorge Luis Borges– conozca.

De tal modo que sin testamento, ni ológrafo (de puño y letra de la fallecida) ni por escribano público, y sin herederos forzosos (ascendientes ni descendientes) ni parientes conocidos, todo el patrimonio de Kodama –incluidos los valiosísimos derechos intelectuales de la obra de Borges– se convierte en herencia vacante.

Transcurridos los plazos de ley esa herencia pasa al dominio público, en este caso la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, último domicilio de María y de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, cuyo futuro también entró en una niebla jurídica.

Teniendo en cuenta todo lo que está en juego, Soto se presentó con un escrito ante el juzgado civil número 94, a cargo de la jueza subrogante María Verónica Ramírez, pidiendo medidas de resguardo urgente, porque no son los bienes inmuebles, con títulos de propiedad, los que están en riesgo, sino el patrimonio mueble: primeras ediciones, manuscritos, traducciones, condecoraciones, objetos y los derechos de la obra de Borges. Soto dijo este lunes en rueda de prensa que además había cajas cerradas cuyo contenido se desconoce.

El abogado, conmovido todavía por la muerte de Kodama, estaba todavía atónito porque, conforme lo que pudo saber tanto por integrantes de la Fundación como por los amigos más íntimos de María, si bien manifestó su última voluntad en forma verbal no llegó a escribirla. Y la escribana que tiene los títulos de las propiedades de la difunta tampoco tiene ningún testamento.

En su escrito judicial, el letrado señala: “María Kodama era una mujer extremadamente activa y no le gustaba hablar de sus enfermedades ni de su futura muerte. Las pocas veces que padeció alguna enfermedad o estuvo convaleciente cuidó muchísimo su privacidad. Como constantemente conversábamos sobre las cuestiones y los casos judiciales en los que la representaba legalmente accionando contra quienes la difamaban, más de una vez hablamos sobre el futuro de la obra de Borges cuando ella ya no estuviera, y me decía que ‘tenía todo arreglado’, que quien la iba a suceder iba a ser ‘más estricta aún que ella’ en la defensa de la obra de Borges”.

No obstante la contundencia de su decisión no dejó escrita su última voluntad y para ley civil quedaría como una expresión de deseos. Sí están en manos de su escribana de toda la vida los títulos de las propiedades que son la sede de la Fundación Internacional y su casa en calle Rodríguez Peña y Juncal, donde vivió hasta mudarse a la habitación 404 del Lois Suits de calle Vicente López en Recoleta, donde murió.

Además, el abogado Soto le solicitó a la jueza interviniente en el expediente abierto como “asignación de proceso nro. 021587/2023 Kodama, María S/Sucesión Vacante” que se disponga la designación de un curador y un administrador que tendrá a su cargo todo lo relativo al cobro de derechos y pagos de obligaciones derivados de la obra de Borges.

Por otra parte, según dijo el letrado, quedará para más adelante determinar lo atinente a lo que María Kodama dejó en los domicilios que alquilaba en París y en Ginebra, a cuyos efectos tendrán que intervenir jueces de ambas ciudades.

Llegar a determinar si la fallecida tiene herederos por el lado de su hermano Jorge Kodama será también arduo, pues en el sitio Dateas el abogado localizó dos personas homónimas con distintos números de documento. La causa sucesoria promete ser larga.

Fallecida Kodama hay contratos que siguen cumpliéndose. ¿Por cuánto tiempo? Por el término establecido en esos contratos. En el caso de la obra de Borges es Penguin Random House el grupo editorial que publica al argentino más universal. Conforme se supo, ese contrato tiene todavía una duración de dos o tres años. Eso significa que por ese lapso se siguen devengando royalties que a futuro deberán depositarse en una cuenta judicial vinculada al juicio sucesorio.

En medio del marasmo que se abrió con la muerte sin testamento de María el agente literario de Borges para el mercado angloparlante, Andrew Wylie (conocido como “el chacal”) se comunicó con el abogado Soto para saber cómo se continúa con el tema de los derechos. 

¿Heredero en la sombra?

Sin embargo, todavía hay tiempo de que aparezca un heredero. María tenía un hermano, Jorge Kodama, fallecido –según las indagaciones del abogado– a los 85 años en julio de 2017. Con ese hermano no tuvo ningún vínculo. Pero bien pudo haber tenido hijos y a su vez nietos.

En tal caso sí podrían existir herederos no forzosos pero con vocación hereditaria, según la ley, para hacerse con los derechos de la obra de Borges y el resto del patrimonio de María Kodama. Y también podrían renunciar a la herencia, en cuyo caso la Ciudad de Buenos Aires sería la heredera al entrar el legado en dominio público.

El abogado, legitimado para pedir las medidas de resguardo, en tanto ha sido su abogado durante muchos años asesorándola en todas las causas en las que Kodama intervino ya fuera como demandante o demandada, tiene la esperanza que, dado el interés público que existe en los derechos de la obra de Borges como en la continuidad de la Fundación Internacional ordene de inmediato un inventario minucioso para que todo objeto de interés cultural, artístico y patrimonial que tuvo a la viuda de Borges como dueña sean resguardados en un área del Banco Ciudad que se ocupa de estos tesoros en casos de herencia vacante o de controversia entre herederos.

Planteemos ahora una hipótesis futura: la sucesión de María Kodama llega a su fin. No hay herederos, la Ciudad de Buenos Aires es legítima sucesora de todo lo atinente a Borges, su obra y sus derechos intelectuales.

El gobierno de turno bien podría subastar las propiedades por equis motivos. En ese caso el producido por la venta ingresaría a un fondo destinado a Educación. El abogado Soto dijo que, ante una situación hipotética de este calibre, le pediría al Gobierno porteño respetar “el derecho moral” de Borges.

Frente a toda la complejidad jurídica que abre ahora la noticia de que Kodama no hizo testamento solo cabe esperar que la Justicia tenga en cuenta el interés público en la obra y el legado de Borges. Justo cuando se cumple el centenario de “Fervor de Buenos Aires”, una ironía del destino parecería empujar a la Ciudad, a la que Borges amó pese a no elegirla para morir, a ser la heredera definitiva de Borges:

“Y la ciudad, ahora, es como un plano

de mis humillaciones y fracasos;

desde esa puerta he visto los ocasos

y ante ese mármol he aguardado en vano.

Aquí el incierto ayer y el hoy distinto

me han deparado los comunes casos

de toda suerte humana; aquí mis pasos

urden su incalculable laberinto.

Aquí la tarde cenicienta espera

el fruto que le debe la mañana;

aquí mi sombra en la no menos vana

sombra final se perderá, ligera.

No nos une el amor sino el espanto;

será por eso que la quiero tanto.”

PC