El actor de la saga de «Antes del amanecer» tiene dos papeles en el thriller de Abel Ferrara («Un maldito policía»).
Difícil tarea la de un cronista y no un crítico al reseñar Ceros y unos. Porque les resultará casi imposible resumir y contar de qué va el filme. No hay una narrativa convencional. Tampoco es un guion de Jean-Luc Godard. Y porque la trama de la película que Abel Ferrara rodó con Ethan Hawke en plena pandemia, más que nada en las calles de Roma -y de noche-, se presta más a la confusión que a la unión.
Ideas hay a montones en la película, que lo que no tiene es un hilo conductor que las integre y no agrupe, que no es lo mismo.
Ethan Hawke es el doble protagonista. Es JJ, un soldado estadounidense que llega, con barbijo, a Roma. Su paso por la estación de tren y por las calles desiertas nos recuerdan demasiado al confinamiento estricto con que arrancó la pandemia del Covid-19.
Abel Ferrara nunca hace mención ni nada que se le parezca al Covid, tal vez para que subconscientemente lo asumamos. Da igual.
Cuando camina por esas vías romanas sombrías, y hasta llega al Vaticano -a Abel Ferrara le ha obsesionado la religión, como a Paul Schrader, y ya no tanto a Martín Scorsese: aquí hay citas a Jesús y a San Francisco-, JJ irá visitando a distintos personajes. Su meta es obtener información sobre su hermano gemelo, Justin. De Justin, depende quién lo haga, se lo cataloga de rebelde, de comunista o de revolucionario.
No importa.
Es todo tan oscuro y confuso en las imágenes, que el director de fotografía Sean Price Williams ha resuelto su trabajo contando con baja -bajísima- iluminación, haciendo que los encuadres semejen mugrientos, y a la vez, con la cámara muchas veces en mano y no apoyada en un trípode, desconcertando hasta el punto de vista.
¿Quieren más desorientación? Hay decenas de contrapuntos sonoros. Como si Ferrara estuviese más atento a la imagen y el sonido que al relato en sí mismo.
La variedad de personajes que cruzan la pantalla incluye de todo. Desde mafiosos rusos a prostitutas asiáticas, musulmanes, gente mal hablada, hay escenas de tortura y a alguien lo obligan a tener sexo con una hermosa mujer, diciéndole que sólo debe dejarla embarazada y que ellos -los malos- tienen un procedimiento revolucionario.
Anarquía
Tal vez el personaje de Justin, el gemelo de JJ al que drogan y que aparece menos en pantalla, sea o no un anarquista. Aquí sabemos que el anarquista es el director de Un maldito policía.
Si dicen que un creador no debería explicar una película con palabras, no se sorprendan cuando Ceros y unos abra con Ethan Hawke encendiendo una cámara y hablándole a ella. En una suerte de preámbulo, cuenta por qué quería trabajar con el director.
Y luego, al culminar los créditos, hay un epílogo. “Bueno, el filme terminó. Acabo de verlo, y ustedes también”, dice Hawke, y parece que no supiera qué seguir diciendo.
“Cuando leí el guion -aunque aclara que no podría llamar así lo que le envió el cineasta-, no entendí una palabra, pero me gustó.” Hechos y no palabras.
«Ceros y unos»
Buena
Suspenso. Estados Unidos/ Italia, 2021. Título original: “Zeros and Ones”. 87’, SAM 16. De: Abel Ferrara. Con: Ethan Hawke, Cristina Chiriac, Valerio Mastandrea, Phil Neilson. Disponible en: Amazon Prime Video.