Probablemente Pokémon, junto con The Legend of Zelda, sean las sagas de videojuegos a las que más horas he podido dedicar en toda mi vida. Con tantísimos títulos diferentes al final cada uno acaba teniendo sus favoritos por sus mecánicas, sus propuestas, los momentos tan especiales que les hicieron vivir, etc, pero uno del que me sigo acordando a día de hoy, independientemente de la cantidad de años que han pasado, es de Pokémon Stadium.
El que fue el primer juego de la franquicia en presentarnos unos combates en 3D se incorporó hace tan solo unos días al catálogo de Nintendo Switch Online, concretamente a la biblioteca de Nintendo 64 a la que pueden acceder aquellos que estén apuntados al Pack de Expansión de este servicio de Nintendo Switch. Sin duda me ha parecido una oportunidad excelente para recordar viejos tiempos con este Pokémon al que he decidido volver a jugar después de más de 20 años.
Así he podido comprobar si ha envejecido lo suficientemente bien o los recuerdos buenos solo permanecían en mi memoria.
¡Parecen fuegos de artificio!
Vayamos al grano. Si hay algo por lo que Pokémon Stadium sigue siendo tan recordado a día de hoy es claramente por su comentarista, y eso es innegable. El actor de doblaje Luis Bajo, quien puede presumir de una larga trayectoria por la cantidad de proyectos en los que ha participado, además de ser la voz de Mewtwo en las películas de Pokémon, fue el encargado de acompañarnos con sus icónicas frases en cada uno de los combates que nos tocaba librar.
Es indiscutible que la más mítica de todas es la de «¡parecen fuegos de artificio!«, aunque esta, como sucede con la mayoría, las soltaba de vez en cuando aleatoriamente y no había una forma muy clara de conseguir que dijera alguna en concreto. Aun así, lo vivía intensamente por los gritos que pegaba cuando se realizaba un ataque muy poderoso, exclamando «BAUMMMM» o similares.
Por otro lado, en mi caso siempre me ha hecho mucha gracia el «cómo fue» que decía así de repente por lo bajini en alguna ocasión cuando un Pokémon atacaba. También tenía muchas otras que al final, por lo general, lograban hacerte esbozar una sonrisa en medio de tanto combate, por muy emocionantes e intensos que fueran. Eso sí, no habría estado mal que alguien le hubiese dicho cómo pronunciar determinados nombres de ciertos Pokémon al llamar «geodude» a Geodude o «escíter» a Scyther, por poner algunos ejemplos, pero también era parte de la magia de ese doblaje.
Una generación que no tenía nada que ver con las actuales
El volver a jugar a Pokémon Stadium me ha hecho recordar que la primera generación de la franquicia era muy diferente en unas cuantas mecánicas en comparación a lo que estamos acostumbrados a ver actualmente en los títulos de la serie. Por lo tanto, esto supone que aquellos que han crecido con los últimos Pokémon les explotará la cabeza al viajar atrás en el tiempo y meterse de lleno en estos combates.
Para que os hagáis una idea, la probabilidad de asestar un golpe crítico dependía en gran medida de la velocidad de los Pokémon, de manera que aquellos muy rápidos eran propensos a que prácticamente siempre dañaran a sus adversarios con un un golpe crítico. Por lo tanto, Persian o Dugtrio con Cuchillada podían causar auténticos estragos por esto mismo, pero también provocaba que otros como Jolteon, Rapidash o Electrode se volvieran muy poderosos por este detalle.
Entre otros cambios, el ataque especial y la defensa especial estaban unidos en una única estadística llamada Especial. Además, los ataques físicos y especiales no existían como tal, ya que estos se dividían en base al tipo y no al movimiento en concreto, lo que suponía que todos los de Fuego eran especiales, sin excepción. Por otro lado, los Pokémon Psíquicos eran de los más poderosos porque no había ataques de tipo Fantasma que fuesen súper efectivos y los únicos de tipo Bicho que había los tenían principalmente Pokémon que eran de tipo Veneno, que eran débiles a los de tipo Psíquico.
Por si no fuera suficiente, solo existía un ataque de tipo Dragón que era Furia Dragón y siempre quitaba la misma cantidad de vida, así que Dragonite y sus preevoluciones no podían sacar ventaja de su tipo en este sentido. Y ataques tan letales como Híper Rayo, que necesitaban un turno para recargarse tras usarlo, se saltaban por alto esta restricción si eliminaban al Pokémon contrario.
Pero si hay un grupo de movimientos que hay que reconocer que daban un poco de asco eran aquellos como Giro Fuego, Atadura o similares, porque dejaban al contrario inmovilizado de dos a cinco turnos sin poder hacer nada mientras recibía daño sin parar, provocando que fuese un tanto desesperante el poder hacer algo mientras perdías vida sin parar. Pero ahí no acaba todo, porque en realidad esta generación presentaba más cambios y errores que luego fueron modificados o corregidos en generaciones posteriores.
Combates por aquí y minijuegos por allá
A pesar de todo, por lo que me ha gustado encontrarme de nuevo con estas características de la primera generación es porque me ha hecho recordar lo desafiantes que podían llegar a ser estos combates, obligándome a pensar en estrategias diferentes y a plantear los enfrentamientos de una manera distinta a la que lo haría en los títulos actuales de la saga.
Asimismo, como el juego no es compatible con el Transfer Pak, no hay forma alguna de utilizar los Pokémon que se hayan capturado en Pokémon Azul y Rojo, así que la única manera es tirar de Pokémon de alquiler. Esto implica que hay que utilizar Pokémon con conjuntos de movimientos un tanto extraños, así que había que estudiar con detenimiento cuáles tenían cada uno a la hora de planificar el mejor equipo de seis Pokémon.
Está claro que en cuanto a su calidad gráfica se queda lejos a lo ya visto en Pokémon Battle Revolution, pero lo cierto es que los Pokémon de este juego desprenden un gran carisma. Para tratarse de la primera vez que la saga daba el salto al 3D, todas las criaturas estaban muy bien representadas, así como sus ataques con efectos de todo tipo. Siempre me hará mucha gracia ver a Snorlax tumbado en el suelo y pegar unos saltos con los que parece todo un acróbata al momento de realizar según qué ataques.
Por último, la guinda del pastel la ponen los minijuegos. Mantenía un grato recuerdo de ellos, pero es que ha sido volver a jugarlos y no he parado de reírme desde el primer minuto con el de seguir las indicaciones de Clefairy, con los ronquidos de los Drowzee, los saltos de los Magikarp o las carreras de obstáculos de los Rattata. Vamos, que no tienen absolutamente nada que envidiar a los de Mario Party, aunque es una pena que haya tan poquitos para pasar el rato.
Todo ello me ha dejado con ganas de que Pokémon Stadium 2 se una al catálogo de Nintendo Switch Online, algo que ya es oficial que sucederá tarde o temprano. No obstante, lo que deseo de verdad es un hipotético Pokémon Stadium 3, porque apetece volver a disfrutar de un título similar en el que los combates acaparen todo el protagonismo en su totalidad, sobre todo ahora que más de 1.000 Pokémon diferentes, con tantos ataques, estrategias y la tecnología suficiente para hacer algo en condiciones.
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