Benjamin Lacombe es un best seller. Pero no uno cualquiera, sino que es el autor más vendido de libros ilustrados, género atractivo y complejo a la vez. Las cifras lo respaldan: en todo el mundo se han comprado más de dos millones de ejemplares de este joven y talentoso ilustrador francés, que ya lleva unos 40 títulos en su haber y que por estos días visita nuevamente el país.

El martes se presentó en la Feria del Libro, donde firmó más del doble de ejemplares de los previstos: como los primeros además del autógrafo van con dibujo incluido, se había organizado una firma de 125 obras durante tres horas.

Se sabe, no obstante, de la perseverancia y del cariño de los lectores argentinos. Al stand de Edelvives en el Pabellón Amarillo se acercaron unas 300 personas dispuestas a esperar lo que hiciera falta para llevarse un recuerdo del artista, que se presentó junto a Sébastien Pérez, con quien conforma una dupla creativa.

Benjamin Lacombe y Sébastien Pérez firman libros en la Feria del Libro 2023. Gentileza


Benjamin Lacombe y Sébastien Pérez firman libros en la Feria del Libro 2023. Gentileza

Se prevé un panorama similar para la tarde de este martes, cuando repita su visita al predio de La Rural. Además, Lacombe (París, 1982) brindará una conferencia este jueves a las 12 en el auditorio del Malba con entradas agotadas. “Es un público muy dulce y cálido, me traen regalos, cartas, dibujos, esculturas, muñecas, de todo”, cuenta Lacombe.

Su última gran obra de arte, y gran desafío por otra parte, fue ilustrar La Sirenita, el clásico cuento del danés Hans Christian Andersen, aunque desde una mirada singular, la que Lacombe considera que se le ha de alguna manera negado al escritor europeo desde la creación de esta historia en 1837.

Una larga investigación a cargo de Jean-Baptiste Coursaud a partir de la correspondencia entre Andersen y su amigo Edvard Collin pudo descifrar el sentido metafórico de numerosas referencias del cuento.

Si en un principio se pensaba que Andersen se proyectaba en el príncipe de la historia, luego de estas cartas, los autores concluyeron que, en realidad, es la mismísima Sirenita el alter ego del danés y que, en definitiva, se refiere a un amor prohibido (y no correspondido) hacia otro hombre.

"La Sirenita", de Hans Christian Andersen, con ilustraciones de Benjamin Lacombe (Edelvives, $11.500).


«La Sirenita», de Hans Christian Andersen, con ilustraciones de Benjamin Lacombe (Edelvives, $11.500).

En aquella época, siglo XIX, no se concebía la idea de homosexualidad o transexualidad, lo que en definitiva nos habla hoy en día de la identidad de género y la búsqueda de aceptación.

De ahí el desafío de Lacombe de ilustrar a una Sirenita que honrara lo que considera el verdadero mensaje de Andersen: será una Sirenita dotada además con ojos y cabellos como los del danés.

Esta exquisita edición se basa en el texto original y completo e incluye un prólogo de Coursaud, otro de Lacombe y algunas de las cartas reales escritas por Andersen dirigidas a Collin que ayudan a esta nueva interpretación del cuento.

El título, además, pertenece a la colección Clásicos Ilustrados, cuya dirección artística también realiza Benjamin Lacombe y que reúne títulos clásicos con grandes ilustraciones. De esto, entre otras cosas, habló con Clarín Cultura.

Ilustración de Benjamin Lacombe para "La Sirenita". Momento clave cuando la Sirenita rescata al príncipe.


Ilustración de Benjamin Lacombe para «La Sirenita». Momento clave cuando la Sirenita rescata al príncipe.

–¿Puede hablarnos un poco sobre los orígenes de este proyecto de La Sirenita?

–Es un proyecto muy especial que tengo desde hace mucho tiempo. La editorial francesa me recordó la primera reunión que tuve con Albin Michel en 2010, cuando me preguntaron qué proyecto quería hacer. Dije “La Sirenita” y acá está, trece años después.

–Tuvo esta idea hace 13 años, ¿qué pasó desde entonces?

-¡Había que hacerlo! Siempre sentí que tenía una conexión con esta historia, desde que era niño. No sabía por qué y también me gustó mucho la película de Disney, que salió en los años en que yo era niño y yo era el target perfecto. Pero lo que había sentido desde que leí la historia original, de chico, es que es una historia en la que se siente mucho dolor y mucho dolor por vivir.

Desde el principio, la Sirenita no se siente bien con el entorno en el que se encuentra, se siente diferente a las demás sirenas, no tiene los mismos deseos que sus hermanas, quiere otro mundo y por eso está dispuesta a hacer cualquier sacrificio.

El momento en que ella se transforma en humana está muy bien expresado, cada paso que da es como la puñalada de un cuchillo, una puñalada de dolor. Esto lo sentís en carne propia, te resuena a veces, cuando sos chico, en esa sensación de no pertenecer a la norma, a lo que la sociedad espera de nosotros.

–¿Y cómo fue el trabajo?

–Leí varias versiones, vi que las palabras cambiaban, que se suavizan según las versiones. Yo quería la versión original. Encontré un artículo sobre estudios de género que hacía referencia a cartas de amor de Andersen con un hombre. Empiezo a buscar las cartas y no las encuentro. Le pregunto al mejor especialista en lenguas nórdicas y danesas, que es Jean-Baptiste Coursaud y pido ir a Dinamarca, al Instituto Andersen, una fundación que ha preservado todo el legado del autor.

De campera marrón, el ilustrador francés Benjamin Lacombe; a su lado, su pareja creativa, Sébastien Pérez. Foto Guillermo Rodríguez Adami


De campera marrón, el ilustrador francés Benjamin Lacombe; a su lado, su pareja creativa, Sébastien Pérez. Foto Guillermo Rodríguez Adami

-¿Existían las cartas?

–Había 30.000, unas 400 dirigidas a su amigo Edvard Collin. Y también apareció el manuscrito. Así que el especialista volvió a traducirlo. Y como tenía el manuscrito en mente, en las cartas encontró partes enteras muy similares. Ahí nos dimos cuenta de que era verdad, es la base de La Sirenita. Nos dimos cuenta de que empezó a escribirlo cuando Collin se casó. Para mí, fue una revelación. Hay que entender el contexto, el cuento se escribe en 1837. El término homosexualidad no existía. El término y la idea misma de reasignación de género, transexualidad, era ciencia ficción en la época.

–Tiene un final trágico.

–Ella al convertirse en humana quiere tener un alma para que el príncipe pueda amarla por lo que realmente es. Eso es increíble. En las cartas, el escritor dice que le hubiera gustado ser mujer para poder ser amada por ese amigo. Es desgarrador, porque, además, cuando ves eso, entendés muchas cosas sobre Andersen, las historias más importantes que ha contado: «El patito feo», un ser que nace en el cuerpo equivocado y que los demás lo malinterpretan; «La reina de las nieves», una mujer incomprendida por los demás, que acaba teniendo un corazón de hielo.

El proyecto

–¿Cómo encaró las ilustraciones de La Sirenita después de este descubrimiento? ¿Qué pasa con los colores?

–Me conmovió mucho, fue un proyecto muy especial. La Sirenita no podía ser estándar, tiene que ser ambigua. Hay un mandato sobre los colores del género que dicen que el rosa es para las nenas y el azul, para los nenes. Acá uso el violeta, una mezcla de los dos y, por lo tanto, el color de la transidentidad.

–Habla de ambigüedad. Usted mismo en el prólogo señala que ha experimentado ese sentimiento de no poder satisfacer las expectativas de la sociedad.

–Me parece que todo el mundo lo ha sentido en algún momento. Las sociedades tienen mandamientos paradójicos sobre las personas. Queremos que nos sintamos realizados, pero al mismo tiempo, queremos que nos ajustemos a un patrón, a un criterio, lo cual es extremadamente difícil. Hay muchas cosas que están mal en las relaciones entre hombres y mujeres, en la expresión de su sexualidad, en la expresión de su diferencia. La sociedad quiere que las personas encajen en un molde y es muy complicado.

Ilustración de Benjamin Lacombe para "La Sirenita". Desea convertirse en humana.


Ilustración de Benjamin Lacombe para «La Sirenita». Desea convertirse en humana.

–Esta historia se ha convertido en un clásico, ¿por qué?

–Es un clásico y como tal resuena con la misma fuerza en todo el mundo, porque responde a problemas reales de todos. Ese es el punto fuerte de La Sirenita, abarca siglos. Incluso han pasado 180 años desde que se escribió la historia y, a pesar de todo, su modernidad e inteligencia en comparación con la época son asombrosas. Incluso el lenguaje que es magnífico, no ha envejecido. Más bien, fueron los cambios que se habían realizado a lo largo de los años los que podrían afectar esta historia. Pero cuando regresás al idioma original de Andersen, te das cuenta de lo que quiso decir. El propio Andersen señaló: “Estoy escribiendo mi obra maestra”.

–¿Qué es lo que más lo sorprendió?

–Ver cómo cada uno puede tomar lo que quiera de esta historia y sobre todo no querer ver lo que hay ahí. Hay algo que me parece realmente descabellado es que en los últimos 180 años, la historia se ha ilustrado mil millones de veces.

En todas las versiones está escrito que lo primero que hace el príncipe cuando la Sirenita por fin se ha convertido en humana, en la mujer que quería y es acogida en el palacio, es que la obliga a llevar ropa de hombre. Nadie en 180 años, lo ilustró. Ya ves cómo podés ponerte anteojeras.

En otra parte es muy complicado porque todo depende del subsentido, de la ambigüedad, porque Andersen dice algo que no podía decirse en ese momento, que dos hombres se aman.

–Sin embargo, a su manera, lo hizo.

–La obliga a ponerse ropa de hombre y juntos montan a caballo por bosques llenos de aromas increíbles. La palabra “montar” en francés también puede significar hacer el amor. En danés, significa ambas cosas.

–Montar o cabalgar tienen una connotación sexual en español.

–Exacto. Ellos montan juntos a caballo. En un momento dado, se encuentran con un tigre, algo que no es común en los bosques de Europa. Pero, bueno, aparece un tigre y la Sirenita toma su gran lanza sin demora, se la tira a la boca y se la mete en la cálida y húmeda garganta del tigre. Es sexualmente intenso.

Esta escena no deja lugar a dudas de que después de montarse a caballo, no estamos hablando de un tigre, estamos hablando de otra cosa. Así que es una historia particular si la ubicás en esa época.

El escritor danés Hans Christian Andersen (1805-1875).


El escritor danés Hans Christian Andersen (1805-1875).

–El cuento, de todos modos, está destinado, en primera instancia, a un público infantil

–Un clásico es precisamente que no es solo monolítico, sino que es capaz de otras lecturas. De hecho, aquí mismo es la historia de un personaje que quiere moverse de un mundo a otro, que cruza el mar por ese motivo, como un migrante. Y que cuando llega al nuevo mundo, no puede hablar, no se le entiende y, por lo tanto, no está integrado como un ciudadano.

A la Sirenita la obligaron a dormir en un pequeño cojín frente a la puerta del príncipe. Es como un perro. ¿Qué es eso? Porque no debemos olvidar que Andersen provenía de un entorno extremadamente pobre. Y es por eso que hay dos cosas que están en casi toda su obra.

Es esta idea del cuerpo y de la identidad conflictiva y molesta. Pero también está la idea de la lucha de clases con la niña pequeña que nace pobre, que hace todo lo posible para sobrevivir y que morirá pobre. Y eso aparece en muchas historias, incluida la de Andersen. Y por último también habla de la transición a la edad adulta y a la adolescencia, de crecer de todos modos.

*Benjamin Lacombe firma libros hasta las 17 de este martes en el stand de Edelvives de la Feria del Libro. Luego se presentará este jueves a las 12 en el auditorio del Malba.

PC

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