En Buenos Aires, la Embajada Británica también celebró la coronación del rey Carlos III y la reina Camila. Fue un brindis muy animado, con espumante inglés Nyetimber, vinos argentinos, un menú exquisito donde no faltó el quiche, el favorito del nuevo monarca del Reino Unido, y dulces creativamente acabados con banderitas, fotos de los reyes y coronas diminutas.
La celebración comenzó a la 11, hora en que la coronación había finalizado en Londres.
El encuentro en la delegación diplomática con la comunidad británica, los descendientes de esa colectividad, autoridades de nuestro país, empresarios, cuerpos diplomáticos y representantes de la sociedad argentina permitió también observar el respeto de los británicos por la continuidad de una institución milenaria que, de cara al siglo XXI, muestra signos de modernización, pese a las críticas de los republicanos por su anacronismo.
Hubo en la embajada, además, un guiño a Escocia, país del que procede la embajadora Hayes, y las charlas entre los invitados iban por el lado de la necesidad de aprovechar estos nuevos aires en Gran Bretaña para mejorar los vínculos, con los matices que hagan falta, pero procurando preservar los puentes culturales y comerciales.
Varias pantallas en loop recogían buena parte de las acciones que Carlos III ha llevado adelante –en su previo rol como Príncipe de Galesen diversos países y como parte del board de numerosas instituciones filantrópicas. En paneles dispuestos a modo de exposición mereció un lugar destacado la visita que el actual monarca británico realizó a Argentina durante la presidencia de Carlos Menem.
En diálogo con Clarín, la embajadora Kirsty Hayes –que tiene mucho sentido del humor- dijo que había madrugado para ver la coronación en directo (entre Buenos Aires y Londres hay cuatro horas de diferencia): “El horario en Buenos Aires no nos ayuda mucho. Fue difícil definir el evento. Nuestra primera idea fue hacer un live stream desde la residencia. Pero tal vez habría funcionado dado el interés que ha tenido este acontecimiento en nuestro país”.
La embajadora, que mañana partirá hacia el Reino Unido a un evento en el Palacio de Buckingham, dijo que ver el acontecimiento desde Buenos Aires le “permitió estar con la comunidad británica, los invitados argentinos, y tener lo mejor de ambos mundos”.
Llamó la atención la casi nula presencia de dirigentes políticos en la ocasión. Ni el gobierno –con excepción del vicecanciller Pablo Tettamanti, ni la oposición estuvieron representados por sus espadas más relevantes. Quizá esa ausencia obedezca a que esta celebración, según varias fuentes consultadas, fue más acotada en cantidad de invitados.
Otra nota a destacar es que el discurso de la embajadora Hayes solo aludió a la coronación y a la visita de Carlos III a la Argentina en 1999, pero no abundó en detalles de la relación bilateral de ambos países.
Todo sin rispideces como es de estilo en una ocasión cultural.
Acompañado por su esposa Brenda McCormack, Facundo Gómez Minujin, presidente de AmCham (Cámara de Comercio argentino norteamericana) comentó a Clarín: “Celebramos hoy junto al Reino Unido porque pensamos que, más allá del tema de la guerra, hay que pensar en estrechar vínculos entre ambos países. Para los británicos este es un momento muy importante, entonces hay que respetar las tradiciones de los otros países”.
En su discurso, matizado por anécdotas personales, la embajadora Hayes destacó el profundo simbolismo de la coronación que se realiza en la Abadía de Westminster desde 1066. Y al hablar sobre los toques modernistas que Carlos III sumó en esta ocasión, la diplomática subrayó: “Él quiso que esta ocasión sirviera para promover sus pasiones: juventud, comunidad, diversidad y sostenibilidad”.
La Embajadora relató luego sus encuentros con Carlos III y Camila, recordó el viaje del entonces Príncipe de Gales a nuestro país en 1999 mientras en las pantallas se reproducían imágenes de las actividades que el actual rey desarrolló entonces. Entre otras, la colocación de una ofrenda floral en el Monumento que recuerda a los caídos en el Conflicto del Atlántico Sur, el partido de polo a beneficio, la visita a un proyecto de agricultura ecológica y la recorrida por el Hospital Británico.
Presente en la celebración, la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, jueza Inés Weinberg de Roca, dijo: “Es un momento histórico para el Reino Unido. Argentina está unido a este país por relaciones centenarias, a veces más fraternas, a veces más conflictivas, pero constantes aun con sus altos y sus bajos.
Este es para el Reino Unido un momento importante de continuidad y de cambio”.
El vicecanciller argentino Pablo Tettamanti estuvo también en la celebración. Consultado por Clarín dijo: “Esta coronación marca la vigencia de una vieja tradición de un país con el que la Argentina ha tenido relaciones históricas, con el que seguimos manteniendo muchos lazos que van de lo cultural, pasan por lo económico, y más allá de la disputa que ambos países mantenemos por las Islas Malvinas, Argentina ha estado muy cerca en momento muy difíciles para el Reino Unido. Y también hay que destacar que el Reino Unido ha hecho grandes inversiones en infraestructura en nuestro país”.
El embajador agregó que “más allá de los distintos regímenes políticos lo importante es destacar lo que significa para el pueblo británico la tradición de coronación de un nuevo rey y estar cerca para reafirmar esos lazos. La relación con el Reino Unido es integral y esperamos poder resolver los problemas pendientes como corresponda”.
La Orquesta de los Barrios, formada por músicos jóvenes de distintos vecindarios de la ciudad de Buenos Aires y bajo la conducción de Néstor Tedesco, interpretó el himno God Save The King. No faltaron las gaitas escocesas, un clásico de las celebraciones en la embajada británica y también se leyó un mensaje que el rey Carlos III envió a todas las embajadas de su país en el mundo.
Entre los platillos del menú se pudo degustar una exquisita tarta de verduras preparada con la receta del chef real Mark Flanagan, conocida como la quiche de la coronación. Y el momento culminante fue el corte de la torta con corona y todo.