Cuando el Palacio Barolo fue inaugurado en 1923, se convirtió en ese momento en el edificio más alto de la ciudad y de América Latina. Fue diseñado por el arquitecto italiano Mario Palanti, a pedido del empresario textil Luigi Barolo que había imaginado utilizar tres pisos y alquilar los demás (su altura en metros es comparable a un edificio de 22 pisos).

Hoy funciona como un edificio de oficinas (tiene más de 300) y en la cúspide tiene un faro que en 2010 fue declarado el “Faro del Bicentenario”. Y es en el quinto piso de este histórico monumento que se encuentra Oficina de libros, la librería oculta del Barolo.

Movido por la admiración a Dante Alighieri, Palanti diseñó el Palacio teniendo en cuenta la obra máxima del italiano. Por eso, su división general sigue la estructura de la Divina Comedia y tiene tres partes: el Infierno, el Purgatorio y el Cielo, además del faro que representa la luz divina.

Además tiene 22 pisos como las estrofas de la obra de Alighieri. En el pasaje central, hay nueve bóvedas de acceso que representan al infierno y tienen inscripciones en latín. El Infierno se compone de los dos subsuelos y el denominado Pasaje Barolo (el hall de entrada que comunica Avenida de Mayo con Hipólito Yrigoyen).

Desde el primer piso hasta el 14 está el Purgatorio y los 7 pecados capitales están representados cada dos pisos. Las esculturas de animales fantásticos van desapareciendo mientras se avanza al paraíso que está en el piso 14, en la llamada Torre del Barolo, desde donde se accede al mirador por angostas y luminosas escaleras.

Desde sus balcones en 360 grados se tiene una vista panorámica de la ciudad. En la cúpula, donde está el faro, hay reminiscencias hindúes que representan la historia de amor de Dante y Beatriz.

“Un poco en chiste siempre decía que me iba a alquilar algo en el Palacio solo para venir a tomar un café. Yo ya venía vendiendo libros usados y algunas otras cosas y encontré una oficina en el Barolo y me dije que tenía que haber una librería ahí”, dice Julieta Messer, la dueña de la librería oculta del Barolo. Y es que entrar por el hall del Palacio parece como meterse en un mundo de fantasía.

–¿Los libros te gustan desde chica?

–Sí, mi papá era periodista y en mi casa siempre había libros en todos lados: en el baño, en la cocina. Siempre fomentaron mucho la lectura, tanto mi mamá como mi papá y siempre viví rodeada de gente que escribía y me crié en una redacción, así que el contacto con los libros y con la escritura siempre fue muy grande.

–¿Y qué títulos tenés?

–Nuestra librería es como una ventana abierta al mundo y lo que está bueno es que no juzgamos al que quiere leer una novela romántica pasatista ni al que quiere leer un libro de filosofía súper profundo digamos.

Tenemos libros de todas las editoriales, de las argentinas pero también de otros países, por ejemplo, de México tenemos algunos libros que son como fanzines, también vendemos un poco de papelería, pero de títulos tenemos un montón, casi 6000 libros. Nuestra idea es tener lo más variado posible y también tenemos libros a pedido que tratamos de que estén en un día.

Hay libros de todos los géneros porque nos interesa la bibliodiversidad y los precios van desde 500 hasta 50 mil pesos. Tenemos libros de Impronta Casa Editora, de unos jóvenes que tienen una imprenta tipográfica en Guadalajara (México), libros sobre la historia del Barolo, editados por Julieta Ulanovsky y Valeria Dulitzky que no son tan fáciles de encontrar y que tienen que ver un poco con la arquitectura del edificio. También hay libros infantiles de Limonero, Periplo, Iamiqué, Del Naranjo porque tratamos de tener libros para todas las edades, desde bebés hasta juveniles.

–Y de todos los géneros.

–Sí, tenemos de fútbol, de cocina, de arquitectura, de psicología, de psicoanálisis, de filosofía, ficción, de feminismo. También hay libros de editoriales importadas impresos acá, una movida re copada que están haciendo muchas distribuidoras como Waldhuter.

–¿Y llegan libros a pedido?

–Sí, y siempre que nos piden, que nos piden mucho, tratamos de tenerlos en un día. Me llegan mensajes muy lindos en ese sentido, la idea es siempre atender la demanda lectora. Buenos Aires y Madrid son las dos ciudades con más librerías en todo el mundo por metro cuadrado y hay mucha competencia.

Pero en ese sentido yo trato de ser solidaria y si un colega mío tiene un libro acá, a dos cuadras, se lo mando y siempre espero lo mismo de esa persona y la verdad que los libreros y las libreras tenemos que unirnos: lo que buscamos es el lector tenga su libro lo antes posible y que se vaya contento.

–¿Este año el Barolo cumple 100 años?

–Sí, fue construido en 1923 y por sus características es un edificio en el que no vas a escuchar mucho ruido, entonces te podes tomar un ratito para leer tranquila porque nadie te apura y la idea nuestra justamente es esa, que te puedas tomar tu tiempo. Es como meditar en el Microcentro porque esta calle tiene mucha movida, pero acá es medio un oasis, perdés la noción del tiempo.

*Esta librería se puede visitar los viernes de 12 a 19 o coordinar otros días por Instagram, en @oficinadelibros.

PC

Mirá también