Este viernes 9 de junio llega a los cines españoles ‘La desconocida’, nuevo largometraje dirigido por Pablo Maqueda en el que lleva a la gran pantalla ‘Grooming’, obra de teatro creada por Paco Bezerra. Toda esa información así puesta quizá sea irrelevante para la mayor parte del público, donde sobre todo verán aquí un thriller en la línea de ‘Hard Candy’, la película que lanzó la carrera de Elliot Page.
Al igual que en la notable ópera prima de David Slade, ‘La desconocida’ juega con la idea de un hombre adulto acosando online a un adolescente y lo que sucede en su primer encuentro físico. Eso sí, a partir de ahí se opta por seguir un camino diferente en el que se juega de forma constante con las expectativas del espectador pero sin llegar a caer en ningún momento en los giros gratuitos o en utilizar el engaño como forma de sorprender al público.
Un enfermizo toma y daca
Aunque hay más personajes, todo en ‘La desconocida’ gira alrededor de Manolo Solo y Laia Manzanares, hasta el punto de que la película llega a resentirse cuando tiene que abrir un mundo ese retorcido microcosmos que habitan ambos para explicar un poco mejor quiénes son ellos y cuáles son sus motivaciones.
Es cierto que incluso entonces se mantiene esa atmósfera cada vez más enfermiza que tan bien sabe potenciar aquí Maqueda sin perder nunca un curioso sentido de la normalidad, pero prevalece la sensación de fuga narrativa para añadir algo que no tengo del todo claro hasta qué punto realmente suma algo cuando lo que realmente nos interesa a todos es el retorcido toma y daca entre sus dos protagonistas. Y por ahí se pierde en tensión, no porque desaparezca, sino porque viene de otra forma que se siente menos satisfactoria.
Además, es inevitable que el espectador desconfíe en todo momento, ya que precisamente uno de los grandes reclamos publicitarios de ‘La desconocida’ es que contiene infinidad de sorpresas a lo largo de la historia que nos cuenta, por lo que es imposible enfrentarse a ella sin tener cierta predisposición a desconfiar de lo que nos proponga inicialmente. Ahí es donde mantener una mayor incógnita alrededor de ellos habría servido curiosamente para enriquecer esta exploración sobre el poder que se puede llegar a ejercer sobre una persona pero también sobre los desequilibrios de la psique humana.
Con eso no quiero echar por tierra lo que consigue Maqueda aquí, pues sabe jugar muy bien con el contraste de los espacios abiertos en los que se encuentran en todo momento sus dos protagonistas en la parte presente para ir encerrándolos psicológicamente cada vez más, quitando así importancia a todo lo que les rodea a medida. Ese agobio también se traslada al espectador y se hace abordando el trabajo de puesta en escena desde una extraña elegancia, como si se quisiera reflejar que lo monstruoso también forma parte de nuestro día a día. Y esa idea, que no deja de ser cierta, sirve para alimentar la inquietud del espectador hacia lo que está por venir.
Quizá es por eso que la generosa utilización de los flashbacks acaba volviéndose en su contra, ya que todo funciona muy bien hasta que su uso empieza a volverse demasiado recurrente. Es verdad que el fuerte nivel interpretativo se mantiene, pero incluso ahí se echa de menos que todo siga centrado en las interacciones entre Solo y Manzanares, ya que es ahí cuando ‘La desconocida’ brilla con mayor intensidad.
Tampoco me sorprende que uno de los puntos fuertes de la película sea ese, ya que Solo lleva mucho tiempo demostrando que es uno de los mejores actores del cine español y parece últimamente se le está empezando a reconocer como merece. Aquí refleja muy bien las oscilaciones que va sufriendo un personaje que comienza como una especie de versión sexualizada del lobo feroz pero que, obviamente, no se limita a eso.
Por su parte, Manzanares tiene entre manos una tarea aún más complicada, pues llega un punto en el que la película pasa a girar realmente sobre ella y las decisiones de guion que afectan a su personaje puede llegar a provocar rechazo por parte del espectador. En mi caso creo que se queda algo por debajo de Solo, pero también que está perfectamente elegida, ya que una de las claves era dar con una actriz capaz de mostrar el lado más frágil e ingenuo pero también de esconder muchas cosas detrás de esa apariencia de joven desvalida.
Por desgracia, ‘La desconocida’ nunca llega a redondear por completo lo que propone, pues es cierto que resulta inquietante y que no busca la sorpresa por la sorpresa, pero también que la tensión que lograr asentar durante su primera media hora se diluye en cuanto echa la vista atrás para explicar mejor lo que está sucediendo. De esa forma lo que podría haber sido un thriller de primera y con una voz personal acaba quedándose en una propuesta estimable pero que deja un sabor de boca agridulce.
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