Hay toda una vida detrás de quienes luchan con las palabras por alcanzarlas. Hay toda una existencias por debajo de esas frases, esos versos, esas oraciones que van configurando libros que luego hacen el viaje de las mesas de novedades a las bibliotecas y en el camino modifican mentes, cuerpos y, con suerte, la época que les toca transitar.

Los escritores y escritoras que se aventuran por descubrir un tono, un estilo, construir personajes que se queden en la memoria de alguien, a veces conquistan días que vale la pena poner por escrito. Las biografías de escritores funcionan como puertas de entradas a universos que están directamente vinculados con formas de creación, maneras de intervenir la realidad de su tiempo y el sentido de lo que puede considerarse una obra.

Acaban de aparecer dos textos con aliento de biografía (pero que la tensionan y ponen en cuestión el género) que dan cuenta de esto: la que aborda a la poeta, periodista y traductora Juana Bignozzi (1937-2015), Todo se une con la noche (Gog & Magog), de Vanina Colagiovanni, y sobre el periodista y narrador Osvaldo Soriano (1943-1997), Una historia (Sudamericana), de Ángel Berlanga.

Los dos nombres son pesos pesados del campo cultural de los últimos años en nuestro país. Dejaron su huella inolvidable para quienes los leyeron y para quienes solo los tenían de oído. Estos libros rastrean qué había detrás de esas pisadas que aún resuenan.

Osvaldo Soriano (1943-1997).


Osvaldo Soriano (1943-1997).

El encantador de serpientes

A su modo, ese Osvaldo Soriano persona y de civil parecía un personaje literario creado y craneado por el mismo Osvaldo Soriano escritor. Así de intrincada fue esa vida que incluyó un ingreso tardío a la lectura y la escritura, perseguir el sueño de ser periodista en Capital Federal, el exilio y llegó a lo más alto de la literatura argentina en cuanto a popularidad y cachet cobrado por libro publicado.

Esto último (eran las épocas en las que hablar de dinero y cultura era un tabú difícil de romper) fue una de las tantas polémicas que rodearon su nombre.

En el medio, Osvaldo Soriano fue un periodista que tuvo una silla con su firma en las redacciones más relevantes e innovadoras de la segunda parte del siglo XX en el periodismo argentino. ¿Cómo lo logró?

Cuenta el periodista Ángel Berlanga: “Investigar sobre la obra periodística de Soriano fue una de las columnas del proyecto del libro. Quería mirar su construcción del oficio y su paso por algunos medios emblemáticos de esas últimas décadas del siglo pasado. Eso deviene de seguir su trayectoria, en la que aparecen Primera Plana, Panorama, La Opinión, El cronista de mediados de los 70, Sin Censura desde el exilio, Humor, El periodista, Crisis, El Porteño, Página/12. A la vez me parece que sus relatos sobre el laburo periodístico, las estampas de La Opinión que anteceden a sus notas rescatadas para Artistas, locos y criminales, por ejemplo, dotaron de relieve, mística, sentido al oficio; y también sus contracaras, que ahí están. Sus escritos periodísticos conversan con un abanico amplio de temas a lo largo de distintas épocas, así que sí, me pareció enriquecedor explorar ahí”.

Ángel Berlanga, autor de "Soriano. Una historia". Foto Télam


Ángel Berlanga, autor de «Soriano. Una historia». Foto Télam

Con una década de trabajo, Berlanga se sumergió en la vida de Soriano como quien intenta ir descubriendo los pliegues y límites entres lo verdadero y la invención que Soriano hacía de su pasado. De ahí que el término “biografía” resulte, por lo menos, problemático.

Explica el autor: “Me gusta más pensar en ‘una historia’, como dice la bajada del libro, que en una biografía. Él se concebía bastante como personaje literario, y trabajó ese sesgo con muchos rasgos y relatos, mitificados unos cuantos de ellos: en diversas circunstancias es complejo establecer ‘la verdad’, y no solo por sus versiones, sino por las versiones que evocan circunstancias ocurridas hace largo tiempo. Más que complejo diría imposible. Situaciones que daba por ciertas confluían con datos que las ponían en duda, y situaciones que imaginé inventadas resultaron ciertas. Pensé que se había inventado esto de que Alberto Olmedo lo llamó una madrugada muy interesado por encarnar al cónsul Bertoldi de A sus plantas rendido un león para hacer una película, pero luego Javier Portales lo corroboraba, que Olmedo le había pasado la novela porque quería que él fuera uno de los personajes. Me interesaban buscar ‘la verdad’ y cotejar las versiones de los relatos”.

"Soriano. Una historia", de Ángel Berlanga (Sudamericana, $8.999 papel; $2.239 ebook).


«Soriano. Una historia», de Ángel Berlanga (Sudamericana, $8.999 papel; $2.239 ebook).

La niña comunista

La vida de Juana Bignozzi estuvo signada por una búsqueda: ¿cómo ser poeta en esta parte –y otras- del mundo? Su recorrido como integrante (la única mujer) del grupo El pan duro, su largo –larguísimo- exilio a España donde se ganó la vida como traductora y su vuelta a nuestro país para encontrar su destino como poeta cada vez más consagrada ya sobre el final de su vida.

Con una personalidad que tiende a la demolición del entorno (el libro no esquiva sus peleas antológicas ni sus modos para nada amables ni encantadores), Bignozzi creó una obra que fue influyente desde los 90 hasta nuestros días. No hay nada más misterioso que la vida de una poeta.

Vanina Colagiovanni, también poeta, se enfrentó a ese misterio. Y cuenta: “La principal búsqueda fue pensar en diferentes ejes importantes en su vida y que esos ejes fueran los que guiaran los diferentes momentos y capítulos. Al analizar toda la información fui identificando tópicos centrales que la constituyen: su momento formativo en los años sesenta, con la presencia fuerte de los grupos poéticos en los bares y en la noche de la ciudad, su actividad como traductora, el ‘destierro’ en España, como lo llama ella. Bignozzi se distingue de los exiliados porque dice que se fueron por decisión propia pensando que iba a volver en un par de años. Pero se termina quedando en Barcelona por 30 años”.

La poeta Juana Bignozzi (1937-2015).


La poeta Juana Bignozzi (1937-2015).

Amplía Colagiovanni: “Ese núcleo es muy fuerte, aparece como tema recurrente en su poesía, en sus entrevistas, en sus cartas, el dolor por la distancia de Bignozzi con su ciudad y su fuerte búsqueda por volver vivir en una Buenos Aires de la que se había ido tres décadas antes. Por eso, quizás sí se puede leer en el libro, a través de la figura de Juana, ciertos momentos de la historia de la poesía y del exilio, como un marco o un contexto histórico de su historia personal”.

Para escribir este libro, la autora se guió por una frase de Marcel Schwob en Vidas imaginarias: “El arte del biógrafo consiste precisamente en la selección. No debe preocuparse por ser verdadero; debe crear, dentro de un caos, rasgos humanos”.

Pero la cercanía con Bignozzi fue definitiva: “Ruve la suerte de conocer a Juana, de ir a su casa, de frecuentarla durante muchos años, la escritura de su vida se me aparecía de un modo muy visual, mientras escribía sobre ella, la veía, en su casa, con la ropa que usaba, con los anillos, con sus gestos, con sus gustos, sus modos de hablar y-acá me pongo un poco mística- sentía que de algún modo estaba viva y acompañándome”, explica la autora.

"Juana Bignozzi. Todo se une con la noche", de Vanina Colagiovanni (Gog & Magog, $5.400).


«Juana Bignozzi. Todo se une con la noche», de Vanina Colagiovanni (Gog & Magog, $5.400).

Recordar es un acto en presente

Las figuras del narrador Osvaldo Soriano y la poeta Juana Bignozzi se acrecientan a medida que pasan los almanaques. Sus libros son leídos, estudiados, compartidos. Ahora, gracias a estos textos, se puede ceder ante una nueva aproximación a su obra.

Soriano, el autor argentino más popular del periodo 1982-97 y que entre 2003 y 2016 vendió 412.000 ejemplares, ya se ganó su estatus de autor clásico: “Soriano se percibía como un narrador de historias y un testigo de su tiempo, y me impresiona que sus escritos, lo periodístico y lo literario, son relevantes e influyentes para leer las tres últimas décadas del siglo pasado. Los cruces entre literatura, humor y política, por caso, están en casi todas sus novelas y tienen diversos registros. Es además una figura central, junto con Fontanarrosa y Sasturain, de la narrativa futbolera, que a mediados de los ’80, cuando empezó publicar sobre el tema, tenía un lugar mucho más marginal. Aunque alguna vez él mismo se vio “en la cornisa de la literatura”, imaginaba una gran mesa en la que tuviera un lugar. Y yo lo veo ahí, formando parte” concluye Berlanga.

La autora Vanina Colagiovanni. Foto Instagram de Rosa Iceberg


La autora Vanina Colagiovanni. Foto Instagram de Rosa Iceberg

Mientras están en preparación sendas biografías de Irene Gruss y Héctor Viel Temperley, este ensayo biográfico sobre Juana Bignozzi (que empezó como cuento y fue creciendo hasta encontrar su forma final) da cuenta de un posible camino hacer de cómo vive una poeta argentina en tiempos difíciles.

Dice Colagiovanni: “Su obra no envejeció nada. Los lectores nuevos la adoptan inmediatamente, dicen que es una bomba, incluso leen con gusto libros como Mujer de cierto orden, que es de 1967, eso no sucede con otros poetas de los años sesenta. Hay un legado para mí en una voz femenina fuerte, que dice mucho para lectores actuales. Hay versos de Bignozzi que encarnaron muy bien en esta época, no veré morir a mi madre/no conoceré el delirio por un hombre/no viviré en la revolución, por ejemplo”.

Leer biografías de escritores y escritoras sigue siendo una manera de habitar universos muy particulares que parecen inventados o altas formas de la invención pero son reales y existieron en este suelo. De ahí su atractivo: muestran un camino posible, un sueño realizado.

PC

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