En un bolillero de nombres de reúna personajes de los dos orígenes podrían alternarse María, Ceren, Clara, Kerim, Rosa, Hilmiye, Pedro, Melek, José, Herdogan… y podría seguir la lista, eterna, que pareciera hablar de dos cosas distintas. Y, sin embargo, habla de lo mismo: de las criaturas de ficción que las telenovelas tienen en la pantalla argentina.

Desde el protagónico o desde roles secundarios, todas cuentan algo más o menos similar: el amor, el desengaño, la traición, la pasión, los triángulos, los mandatos, las mentiras, la crueldad de los villanos, la inocencia de las heroínas.

Pero entre las tramas latinas y las turcas hay más de un océano de distancia. Así y todo, por lo que reflejan algunos estudios de conductas televisivas, ya sea en el formato tradicional o en el del consumo vía streaming, los fans de unas pueden ser fans de las otras.

La remake de "Café con aroma de mujer" y la turca "Traicionada".


La remake de «Café con aroma de mujer» y la turca «Traicionada».

El de las telenovelas es uno de los géneros más universales, apoyado en las historias de amor más o menos dramáticas (como podría ser Züleyha) o con toques de comedia, como podría ser Betty, la fea, para citar un ejemplo de cada lado. Pero tanto en la región latina como en Turquía se puede abordar el tema de las dos maneras, aunque las latas turcas incluyen más melodrama desde la perspectiva del unitario.

Una y otras

Las dos son muy exitosas en la Argentina: las colombianas, mexicanas y venezolanas tuvieron su época dorada en las tardes de la TV abierta de los ’80, ’90 y primera década del 2000, casi en continuado, y ahora muchas de ellas reaparecen por cable o en el rescate emotivo de Netflix, que tan buenos resultados le da, con Pasión de gavilanes a la cabeza: a 20 años de su debut, la tira colombiana lleva 82 semanas en el top ten de la plataforma.

"Pasión de Gavilanes", en versión renovada, aunque haya viejas caras conocidas.


«Pasión de Gavilanes», en versión renovada, aunque haya viejas caras conocidas.

Salvo mínimas excepciones, tanto unas como otras cuentan en amor y la infidelidad de una forma convencional, con un hombre, una mujer y un tercero o tercera en discordia.

La gran diferencia es que en las producciones latinas hay más dosis de culebrón, con énfasis en los cruces entre los personajes. Cerca del final, todos terminan enredados de alguna manera. Como si los personajes vivieran en una misma manzana narrativa.

Las de Turquía tienen un trampolín imbatible desde el que narrativamente pegan el salto diferencial: el contexto sociocultural, los mandatos, la rigurosidad y rigidez de algunas costumbres. No sólo asoman en los looks de las protagonistas, sino en cada paso que dan (o que no pueden dar) entre el deseo y el deber.

Otra de las diferencias que suman a favor de las turcas es el aprovechamiento que hacen de los paisajes naturales, de una belleza especial, y de su arquitectura tan característica. No sólo hay locaciones de Estambul, una de sus ciudades más pintorescas, sino que se aprovecha todo el país.

"¿Qué culpa tiene Fatmagül?", un clásico de Turquía, con una heroína que supo estar a cielo abierto frente a cámara.


«¿Qué culpa tiene Fatmagül?», un clásico de Turquía, con una heroína que supo estar a cielo abierto frente a cámara.

No es que las naciones de América no tengan paisajes divinos para mostrar, sino que la industria de este rincón del planeta encuentra económicamente inviable tener más de la mitad del rodaje en exteriores. Entonces se puede ver mayoritariamente el interior de las mansiones o de las casas precarias, o de los espacios techados que fueran, y sólo algo de las postales a cielo abierta.

Cada tanto se ven las playas mexicanas, las callecitas de Cartagena, la Lima más antigua, pero buena parte del relato es en interiores.

La avanzada turca

Desde la pandemia, especialmente, las plataformas se subieron al envión de la TV abierta, para aprovechar el fenómeno de resurgimiento del género, sea cual fuere el país de origen, aunque las de Turquía picaron en punta.

No sólo en la Argentina se convirtieron en latas rendidoras. 

"¿Y tú, quién eres?", el drama con una niña como personaje clave. Para ver con un pañuelo a mano.


«¿Y tú, quién eres?», el drama con una niña como personaje clave. Para ver con un pañuelo a mano.

En poco más de una década, Turquía pasó a ser una potencia de las telenovelas, que le provee a medio mundo. Después de los Estados Unidos, se ubica como el segundo país que más exporta ficción televisiva, según un informe que publicó el diario español El País.

Alrededor de 150 series turcas se vendieron a 146 países, y se calcula que 600 millones de personas de cuatro continentes vieron al menos una. La cuarentena por coronavirus aumentó la demanda, y la postpandemia le sigue sacando jugo.

El éxito de las historias radica en los sentimientos que plantean las tramas, en el alto nivel de drama y en los «sets» reales: se graba mayoritariamente en palacios, el estrecho del Bósforo y calles de Estambul.

La imagen de Estambul, un clásico de los "separadores" en las telenovelas.


La imagen de Estambul, un clásico de los «separadores» en las telenovelas.

En la Argentina el boom de las telenovelas turcas nació en 2015, cuando desembarcó en El Trece Las mil y una noches. La historia de amor entre Onur (Halit Ergenç) y Sherezade (Bergüzar Korel) hipnotizó a los argentinos desde su arranque, marcada por el drama excesivo. Se trata de una madre desesperada porque su hijo padece cáncer y tiene que vender su cuerpo para conseguir el dinero para salvarle la vida.

Nada que, de alguna manera, no hayan contado las tiras latinas, pero el registro turco tiende a ir más hacia el drama propiamente dicho que al culebrón.

«El actor turco es físicamente parecido al latino. Eso permite sentirlo más cercano. Y son historias de amor cuyo código compartimos», explicó la académica venezolana Carolina Acosta, de la Universidad de Georgia, experta en ficciones, a El país.

Sarita Elizondo y Franco Reyes tuvieron una gran historia de amor en "Pasión de gavilanes".


Sarita Elizondo y Franco Reyes tuvieron una gran historia de amor en «Pasión de gavilanes».

Y agregó: «En los Estados Unidos las rupturas amorosas se manejan pasando página rápidamente: Next! En cambio, nosotros necesitamos despecharnos, contarlo a una amiga, ponernos música melodramática. Los turcos, en esto, son parecidos«.

Si bien la mayoría de las casi 80 novelas anuales que se realizan en Turquía reflejan situaciones patriarcales, también muestran a mujeres capaces de liberarse de la opresión y castigar a los culpables. Y es cierto que en los últimos años ha empezado a verse una evolución en el rol de las heroínas turcas, más cercano al de las latinas.

Culebrones latinos que supo rescatar Netlfix: Betty la fea, Pasión de Gavilanes, Pedro el escamoso.


Culebrones latinos que supo rescatar Netlfix: Betty la fea, Pasión de Gavilanes, Pedro el escamoso.

Otra característica de sus realizaciones es el muy poco espacio (tirando a nulo) destinado para las escenas de sexo o eróticas.

No hay por qué construir, paradójicamente, una grieta donde no la hay, porque está claro que tanto las latinas -con abanico de galanes que no necesariamente quedan anclados en el patriarcado- como las turcas (con el peso cultural de los roles) pueden convivir tanto en los canales como en los gustos del consumidor.

Y, para muestra, el botón de la nueva señal dedicada al género que llegará el lunes 26 de junio a la Argentina: TNT Novelas, que en su grilla inicial combina títulos como Doctor Milagro, Eda y Serkan, Te la dedico

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