Hemos visto muchas películas y series de fantasía recientes que suelen entrar en todos los tropos del desarrollo young adult, en especial las recientes ‘Academia LockWood’ o la saga ‘Animales Fantásticos y cómo encontrarlos’ y suelen tener unos códigos que empiezan a repetirse en detrimento de lo que hace que funcione en la literatura, por ello ‘La puerta mágica’, que se estrena este viernes en España, logra hacer volver a creer en el género.
Basada en la novela homónima de Tom Holt, la película está dirigida por Jeffrey Walker y protagonizada por Patrick Gibson, Sophie Wilde, Sam Neill y Christoph Waltz y resulta una gran sorpresa de cine de fantasía urbana gracias a lo bien contada que está. En lugar de centrarse en efectos especiales y explicar una mitología pesada y compleja, muestra una paciencia inusual para presentar su mundo poco a poco, con un gran mimo en sus personajes y en los pequeños dilemas cotidianos que hacen que su historia personal sea más importante que las aventuras que van a vivir.
Una sátira laboral en tiempos de desempleo y crisis
Una de las claves es el guion, escrito por Leon Ford, quien adapta el primer libro de la serie de siete partes de Holt es que no tiene interés en comprimir más historias que la sirve al propósito de centro de la historia, la vida de Paul Carpenter y Sophie Pettingel, dos becarios con problemas económicos (una mirada normalizada a la juventud precaria de la que suele carecer este tipo de ficciones) que comienzan a trabajar en una misteriosa firma londinense llamada J.W. Wells & Co. Aunque pronto descubren que sus empleadores no son hombres de negocios ordinarios, sino seres mágicos, su historia juntos es lo más importante en la película, desde cómo empieza a cómo termina al final.
Todo lo demás es aleatorio, aunque el núcleo central de la historia parecen ser los misterios de la empresa y cómo están utilizando estrategias corporativas modernas para interrumpir el antiguo mundo de la magia. Paul y Sophie se encuentran en medio de un conflicto entre Humphrey Wells, el carismático director ejecutivo de la empresa, y Dennis Tanner, un despiadado gerente intermedio, quienes tienen diferentes planes para el futuro del mundo.
Las referencias a la obra de J.K. Rowling pueden ser obvias, pero en realidad el mundo planteado está lleno de la magia de Michael Ende, C.S. Lewis, el Terry Gilliam de ‘Brazil’ e incluso los terrores amables de R.L. Stine. ‘La puerta mágica’ es una película modesta, dirigida a la plataforma Sky, pero su factura está pensada para la gran pantalla, y además de un mundo con dimensiones secretas, teletransporte dimensional y otras ideas que rompen el mundo gris de un Londres automatizado, en el camino los protagonistas se encuentran con duendes, dragones y otras criaturas fantásticas.
Una fantasía romántica extraña, ligera y muy british
A diferencia de la invasión de CGI que llena las pantallas, las apariciones están reducidas a pequeños momentos en los que el mundo fantástico invade la realidad, hasta su final, en el que algunos goblins aparecen como en ‘Las Brujas’ de Roald Dahl y se nos muestran con geniales creaciones y maquillajes de Jim Henson Co, ya que la película es una coproducción entre la empresa y Story Bridge Films, y presenta algunos títeres y animatrónicos tradicionales que recuerdan a los momentos monstruosos de sus películas oscuras de los 80, como ‘Dentro del laberinto’.
‘La puerta mágica’ es de esos estrenos que no se anuncian como un gran acontecimiento, y que se perciben como eventos prescindibles, pero no es tan fácil encontrar una película de este género de casi dos horas que se pasen como un suspiro. Siempre divertida y en movimiento, combina fantasía y comedia con un toque de sátira y juega con la idea de las dimensiones a través de puertas ya entrada su parte final, con ideas geniales que parecen extender la premisa de ‘House, una casa alucinante’.
Pero quizá su mayor peculiaridad es que, bajo su capa de aventura fantástica, se esconde una comedia romántica weird, que nunca pierde el foco en la adorable historia de sus protagonistas sin resultar demasiado empalagosa o cursi, superando mecanismos de este tipo de adaptaciones para erigirse como una rareza deliciosa en el panorama del cine comercial familiar. Si hay una pega posible es que deja con muchas ganas de más, con la sensación de ser el piloto de algo más grande que sería un deleite tener oportunidad de ver desarrollado en forma de serie o trilogía.
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