La Orangerie es un privilegio de verano para un artista. El Senado francés se toma vacaciones y cede durante dos meses a los artistas este mágico lugar en el Jardín de Luxemburgo, uno de los más lindos de París. En este proceso de selección riguroso eligieron a la artista argentina Gaby Grobo para su gran retrospectiva en París.

Desde Carlos Casares, sus cielos pampeanos, sus nuevas técnicas con pastos y alfalfa a la capital francesa, pero sin abandonar la inspiración que construyó su arte y su fortuna. Más colores, más raíces profundas y nuevos materiales para empastar los yuyos, materiales, troncos y semillas bonaerenses.

Un vernissage en La Orangerie para todos los amigos argentinos e internacionales de Gaby Grobo, que pasa un período del año en Francia nutriéndose en arte. Su obra acompaña la residencia de la embajada argentina de la UNESCO en París, en la avenue Foch.

Acompañada por sus hijos y Fernando, su pareja, Gaby aterrizó en París para colgar su exposición junto a su curador, Eduardo Carballido. Así fue el diálogo con Clarín Cultura, cuando comenzó a desplegar su obra en el Jardín de Luxemburgo.

Gaby Grobo y Eduardo Carballido, curador. Fotos Noel Smart


Gaby Grobo y Eduardo Carballido, curador. Fotos Noel Smart

–¿Cómo llegaste a esta exposición en el Senado en París?

–Se abrió esta posibilidad que da el Senado de abrir La Orangerie. Dos meses al año sacan las plantas que guardan, especialmente los naranjos, y dan la posibilidad de que los artistas se postulen con sus proyectos. Esto funciona solamente dos meses al año, que son en los meses de verano.

Los proyectos se presentan en noviembre. Ellos avisan entre febrero y marzo quien queda y quien no, porque son solo dos meses y tienen tres salas. En marzo me confirmaron. Yo tenía mucha ilusión y ya había empezado a trabajar en pos de esta muestra , con toda la esperanza de que me iban a aprobar y, finalmente, me aprobaron.

Primero era una sala y después, un artista se dio de baja y me ofrecieron la sala contigua. En realidad pensaba poner solamente en esa sala la obra nueva. Yo tengo obra acá en París desde el 2016 y de la última muestra que hice en 2017.

Todas las obras que fui exponiendo en Europa iban quedando en París. No pensaba mostrar obras de antes. Pero ahora como tengo dos salas enormes, voy a hacer como una especie de retrospectiva. Voy a poner unas 20 obras nuevas y gran parte de obra que tenía acá.

–¿Pensaste preparar la obra pensando en La Orangerie?

–La Orangerie es un lugar muy especial. El piso es de piedritas, de tierra y por eso es que se alinea perfecto a mi obra. Yo trabajo de la mano de Eduardo Carballido, que es mi curador , y es quien me ha acompañado en todas mis obras en Europa.

Trabajamos juntos el proyecto, pensando primero cuál era la temática, siempre alineado a lo que yo vengo haciendo. El título de la muestra es “La profundidad de la tierra” porque es básicamente lo que yo pinto y lo que estoy haciendo siempre en los últimos años.

Especialmente me focalicé más en los que no vemos: en lo que está adentro, en las raíces, En la última muestra que hice en La Mairie del Louvre y también en la Galería Argentina en París, mis obras tenían más que ver con horizontes. Líneas que dividían en cielo y la tierra.

Después esas líneas se empezaron a esfumar y hacerse un poco más abstractas. Se empezó a ver más lo que no vemos: esa conexión con el exterior. Mi énfasis en reconocer y mirar mi pasado, el lugar de donde soy. Yo soy de Carlos Casares, un pueblo, a 300 kilómetros de Buenos Aires. Tengo mucha necesidad siempre de honrar las raíces.

Mi tierra y la posibilidad de honrar la tierra que vio crecer a mis hijas y donde mis padres también me dieron mi educación. Hasta que me fui a Buenos Aires y tuve la posibilidad y los privilegios que tengo de poder salir con mi obra al mundo.

Gaby Grobo y un homenaje a "su tierra". Fotos Noel Smart


Gaby Grobo y un homenaje a «su tierra». Fotos Noel Smart

–¿Hay una evolución de tu obra desde la última exposición en París?

–Tenía un gran maestro que era Juan Dofo, que siempre me enseñaba, más allá de pintar.

Fui a la academia, donde una aprende todas las técnicas, pero él me enseñó a pensar. Él me frenaba y me decía: “Pensá, pensá desde tu tierra”. Esa conexión hizo que también se vaya alineando a los distintos momentos de mi vida.

Entonces, esa línea -que era una dividida entre el cielo y la tierra, y que en algún momento fue solo cielo o solo tierra- ahora hay como una abstracción. La necesidad también de usar el árbol como símbolo. Porque el árbol tiene raíz y cuánto más profunda es más alto , uno puede también crecer.

Además, la raíz es la que da la vida al árbol. Entonces el árbol es algo que todavía está en función pero que continúa a pesar de los años. Algunas veces aparece y otras veces está más abstracto. Pero si hay una alineación a lo que yo siento ahora. A mi me gusta mirar para atrás y reconocerme también en esas obras, en las distintas etapas de mi vida.

–Has cambiado las técnicas. Has incorporado elementos como cereales, como paja. ¿Por qué?

–Yo uso mucha alfalfa en mis obras. Para mí , la alfalfa tiene un “deja vu” muy fuerte con mi infancia . Los comienzos de mi papá eran haciendo rollos de la alfalfa.

Él siempre nos llevaba al campo y nos hacía oler. Nos decía: “Huelan el olor a perfume francés”. Ese olor siempre lo tuve en mi taller, dando vueltas, con bolsas con un poco de alfalfa. Y después empecé a ir al taller de Basan y él me impulsaba a que yo pruebe distintas cosas.

Me decía: “Basta del horizonte” y me repetía que “te queda por decir”. Y yo le hablaba de esos olores y de una cosa más sensorial. Ahí fue cuando empecé a usar bastante paja, pedazos de tronco, o ramas, que voy juntando. Pero cada cosa que incorporo tiene que ver con algo.

Por ejemplo, hay pedacitos de tronco que fui juntando de la mano de mi papá , yendo al campo o la alfalfa, que tiene tanto significado para mí. Mi hija mayor, cada vez que yo trabajo con la alfalfa , dice que acomodo las pajas del nido vacío. Porque tengo cuatro hijas, ya ellas están grandes y tengo una nieta. Pero siempre estoy tratando de acomodar esas pajitas.

Gaby Grobo y Archibaldo Lanús. Fotos Noel Smart


Gaby Grobo y Archibaldo Lanús. Fotos Noel Smart

–¿Y qué significan las raíces ¿.¿Hay una evolución de las raíces, desde la primera obra hasta ahora?

–Tiene que ver también con el título de esta muestra, con la profundidad de la tierra. En esta serie, la raíz adquiere un protagonismo notable. La raíz que crece hacia lo profundo, en la oscuridad del suelo y ve la luz en las profundidades de la tierra. La raíz que nutre y sostiene al árbol y vigoriza la obra como si la salvia estuviese presente.

La raíz como el lugar desde donde se nace, lo que da vida al árbol. Y también la raíz como el lugar desde donde venimos, desde donde nos gestamos. Y como con el árbol , cuánto más fuerte tenemos la raíz y más alto podemos llegar, más sólida se construye una vida.

Nuestro presente es el árbol , que se constituye desde una raíz, su pasado, su historia. Nuestro presente depende de nuestra memoria del pasado, de esa raíz que lo forma.

La muestra de “Las profundidades de la tierra” es un homenaje a mi tierra, explorando las raíces que nos conectan con ella, La naturaleza está en el corazón de tu obra ¿Cómo te sentís vos frente a la naturaleza y frente a todo esto que está cambiando y que condiciona nuestra forma de vida?

Yo siento un privilegio, a través de mis pinturas, de hacer un llamado de atención por esto, de la fuerza de la naturaleza, sobre la importancia de cuidar el árbol, sobre la importancia de la raíz. Priorizar el entorno que nos rodea porque eso es lo que nos asegura un buen futuro.

El cielo y el horizonte de la pampa

–La intensidad de la Pampa, los árboles, las rutas, los cielos de la pampa, ¿esa es tu inspiración o de alguna manera ha sido tu vida? ¿Es lo que vos viviste en Carlos Casares? ¿Cómo influye todo eso en tu creatividad porque los paisajes de la Pampa son inmensamente profundos?

–El mirar infinito. Esa vista que no se detiene con nada. Mi inspiración es sobre mi tierra, sobre el lugar donde yo nací, sobre las calles que caminé en mi infancia. Es algo que llevo adentro, donde quiere que esté. Porque uno es de donde viene.

Hay una continuidad temática pero ,al mismo tiempo,se observa una profundización de esta temática también. ¿Cómo hiciste ese proceso?

Alineándolo con lo que me pasa hoy. Yo más puedo analizar mi obra cuando la miro con el tiempo, para atrás. Yo hoy me siento alineada con lo que hago.

Cuando miro para atrás, todas las otras series que tuve, hubo una época que tenía series de alambres y las miro con un poco de tristeza. Era la época que mis hijas se iban de mi casa . Me empecé a quedar con el nido vacío. Pero también siento que era lo que me pasaba en ese momento. Siempre me cuesta menos analizar para atrás y verme en ese momento de la vida.

Es más fácil que el presente. Hoy esa raíz, ese horizonte está más esfumado, más profundo y yo también estoy en esa. Quizá más adelante pueda verme mejor en las obras que hoy mismo.

Parte de la muestra de Gaby Grobo. Fotos Noel Smart


Parte de la muestra de Gaby Grobo. Fotos Noel Smart

–¿Seguís estudiando, seguís tomando clases con tus maestros?

–Tomo clases permanentemente, especialmente teórica. Hugo Petruchaski es mi gran maestro de arte contemporáneo.Con él viajo a ver ferias y arte por todo el mundo. Él es un gran inspirador para mi carrera. Casi como Eduardo Carballido, que nunca dejó de acompañarme en esta etapa de crecimiento .

Especialmente en todas estas muestras, yo sin él no podría hacerlo porque él conoce mucho mi obra. Me acompaña mucho en el proceso de creación. Me hace de curador permanentemente, yo comparto con él todos los procesos de la obra . Me conoce como persona, como artista. Él es mi gran muso.

–¿Cómo fue superar el pincel?. Porque al pincel le sumaste todas estas cosas como las raíces, las semillas?

–Me encanta empastar. Yo uso pasta de modelar. Yo uso acrílico y le mezclo pasta de modelar porque me hace sentir que puedo profundizar más y trabajar con esa profundidad. A veces le pongo cereales, troncos y ramas . La pasta de modelar me hace sentir que puedo meterme en esa profundidad de la obra también. Que no se aplana.

–¿Es nuevo eso, la pasta de modelar?

–Yo la usaba más liviana, un poco más tímida.

De Carlos Casares al mundo

–Ahora hay más colores en tu obra . Antes había más grises, más tierra. Ahora más rosa, más naranja.

–Hay fuego, hay ganas y energía. Yo era un poco más tímida. Cuando empecé a mostrar mi obra, me costó mucho porque yo pensé que había que ser Picasso para mostrar.

Después, con el tiempo, me dí cuenta que la obra se completa cuando alguien la ve y que no importa si gusta o no gusta.Al principio tenía mucha timidez y ahora cada vez me voy animando más. Me gusta causar algo y no importa si es positivo o negativo. Pero causar sensaciones porque de eso se trata el arte.

–¿Podés salir de ese mundo de Carlos Casares y de los campos para seguir creando y establecer tu identidad? Ahora que vivís más en París y viajaste un montón hay otro “imput” cuándo estás creando?

–En realidad, yo no vivo en París. Paso bastante tiempo porque es una ciudad que quiero mucho, tengo muchos amigos. Tengo mucha obra acá y me posibilita moverme por el mundo. Pero en realidad mi corazón siempre está en Carlos Casares, mi tierra, mi entorno. Sigo manteniendo mi taller allí, además de tenerlo en Buenos Aires. Voy todas las veces que puedo.

Al principio, yo creía que solo podía crear mi obra en mi taller de Carlos Casares . Con el tiempo me di cuenta de que llevo todo eso adentro , donde sea que esté y me acompaña todo el proceso de mi obra. Hoy por hoy no me puedo alejar de eso. No puedo y no quiero. No me desapego de eso. No puedo, ni quiero romper ese vínculo, por lo menos por ahora.

–Un estudio en Carlos Casares y en Buenos Aires.

–Sí. Después, cada vez que viajo, ando con un kit de viaje. Trato de pintar en cada lugar que voy.

–Ya has hecho exposiciones en medio mundo. ¿Cómo fue la experiencia y qué aprendiste? ¿Qué miedos no tenés?

–Al principio, como mi obra tiene tanto que ver con la Pampa, me daba la sensación de que era más fácil en Argentina. La posibilidad que se me abrió de exponer en distintas ciudades del mundo, como Roma, Londres, Madrid, Barcelona, Berlín, Lisboa o París hizo que me incomode un poco más porque ya mis obras no son de lugares conocidos. Entonces me expuso a un proceso de creación más difícil para mí. Siento que me obligó a crecer más en mi obra.

–¿Cómo compatibilizas tu vida de empresaria con la de artista?

–Yo tengo una empresa con mis cuatro hijas, de las cuales dos, casi tres, trabajan full time conmigo. Dos básicamente full time. Eso también en los últimos años me posibilitó cada vez más, ser casi 100% artista porque ellas se hicieron cargo de la empresa agrícola que tenemos y finalmente, casi que ni tengo que compatibilizar. Nada mejor que estén a cargo ellas.

–Formabas parte de Los Grobo, el gran grupo económico agrícola de la Argentina ¿Cómo evolucionaste vos con la empresa y frente a todos estos cambios, los climáticos, las demandas de sustentabilidad, la crisis con la soja?

–Siento que al ser artista tengo una responsabilidad grande de concientizar a través de mi obra y transmitir un mensaje. Justo mi temática tiene que ver con eso.

Con la tierra, con la conciencia, con el árbol, con la vida, con la salvia. Pienso que tengo un privilegio a través de mi obra crear una cierta especie de conciencia al respecto.

–¿Cual es el objetivo de tu obra?

–A través de mi obra busco la manera de homenajear lo que hicieron posible lo que somos. Por eso entender de donde venimos en la mejor manera para entendernos a nosotros. Nos da identidad , ya que somos el fruto de los que vinieron antes.

Mi lugar de origen me determina, me obliga a mirar el paisaje en donde nací y revalorizarlo, sin ningún tipo de condicionamientos, ni prejuicios. Mi amor por mi tierra es mi parte vital en la inspiración ya que nos vemos reflejados en mucho de lo que anida en nuestras raíces.

Así podemos entendernos mejor y así proyectarnos con mayor seguridad y profundidad. En algunas obras pinto raíces, en otras las incorporo. La raíz es el sostén del árbol, su arraigo.

París. Corresponsal

PC

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