«No son redondas, no cierran». Esto fue lo que le dijo un agente a la escritora Marina Closs (Misiones, 1990) cuando ella le mandó sus historias. Que los textos no sean redondos, que los textos no cierren, este agente, lo veía como un problema.

Sin embargo, para la literatura de Closs, que las cosas no cierren es una virtud, una pista de despegue a la seducción y el desconcierto. Esa inestabilidad, que se puede apreciar en libros como Tres truenos (Premio FNA, 2018), Álvar Núñez: trabajos de sed y de hambre y Monchi Mesa, entre otros, es una fuerza literaria que crea eso que se conoce como experiencia de lectura.

Marina Closs, entonces, decidió mandar esos papeles directamente a los editores: “Así que mis textos salieron solo porque le gustaba a esos editores que confiaron. A mí no me gusta que las cosas cierren, pero parece que a mucha gente, sí”, cuenta ahora mismo la autora en charla con Clarín Cultura.

"La despoblación", de Marina Closs (Blatt & Ríos, $6.290).


«La despoblación», de Marina Closs (Blatt & Ríos, $6.290).

También dice sobre su obra: “A veces mis textos me dan un poco de vergüenza. Me da como pudor que alguien esté leyendo un libro mío. Porque es como si todo estuviese vomitado”.

Pero con La despoblación (Blatt & Ríos), su más reciente novela que acaba de llegar a la mesa de novedades (aborda una misión jesuítica en la selva y retoma el imaginario del pueblo guaraní, una verdadera extrañeza en la literatura actual), sucede otra cosa por el tipo de trabajo implicado que lo puede resumir de esta manera: “Fue mi primer libro que no me dio vergüenza, no está tan escupido”, asegura Closs.

Esta novela se suma a la salida de los cuentos de Pombero (Páginas de Espuma), que fue finalista en España del Premio Ribera del Duero 2022. Estos siete relatos se mueven con una soltura muy atractiva (es una prosa fragmentada y nada habitual) y se vinculan desde la identidad: buscarla, reconocerla, aceptarla, negarla. Es decir: ponerla en tensión.

En ese aspecto, ¿cuál sería el linaje de una escritura como la de Marina Closs? Ella responde lo siguiente: “A veces creo percibir que mis textos dialogan con Sara Gallardo, João Guimarães Rosa, Francisco Madariaga, Marosa Di Giorgio, Hebe Uhart, y ese sería mi estantecito más alto. Ahí siento que siempre puedo ir a mirar”, cuenta.

"Pombero", de Marina Closs (Páginas de Espuma, $4.890).


«Pombero», de Marina Closs (Páginas de Espuma, $4.890).

–¿Ves alguna relación en que estos dos libros salgan casi juntos?

–En principio es una casualidad. Igual, ahora que lo pienso, los escribí juntos. Escribía un poco de La despoblación hasta que me aburría y la dejaba, entonces escribía un cuento que luego fue Pombero. Capaz que se vinculan porque el momento de escrituras fueron en paralelo.

–¿Cómo nace tu tipo de escritura?

–Al comienzo hay como algo de inconsciente, digamos, en la frase y la sintaxis. Y eso me parecía deforme, mi forma de escribir, lo que quedaba. Cuando se lo daba a leer a otras personas encontraban raro todo. No era solo mi percepción. De todas maneras lo seguí haciendo porque así tenía ganas de escribir. Después eso lo corrijo un montón. Y saco una gran cantidad de deformidades. Aunque algo siempre queda.

–Antes hablabas de cierta vergüenza que te producían tus textos.  ¿Qué te impulsaba a seguir escribiendo?

–En fondo me encanta escribir y publicar. Yo no sería una escritora que tiene guardada sus cosas. No quiero hacer otra cosas, solo quiero escribir. Y si tengo que bancarme que mucha gente me empiece a odiar por mis textos me va a doler porque soy sensible pero igual me la banco. Tampoco quiero hacer enojar a nadie. Cuando me pongo a escribir jamás pienso en las consecuencias.

–¿Cómo llegás a La despoblación?

–Sobre todo llegó por el personaje de Overá. En algún libro había leído que él había desparecido en el Chaco, esa era la imagen que me detonó la escritura. Hasta ahí quería llegar y desde ahí partí. Se trata de la leyenda del cacique medio místico y que tiene las aventuras que cuento en la novela. Me encantaba, era como que veía a los personajes. De ahí empecé a trabajar en la novela, por el final y llegando al comienzo.

También leí mucho sobre los guaraníes, de su cultura. Y me enamoré de unas canciones guaraníes que las encontré en un libro traducidas y comentadas. La pasaba muy bien leyendo eso, me tiraban imágenes constantemente. Es un imaginario que no esperaba.

Porque por más que yo estuve en contacto con comunidades guaraníes, nunca me había metido a fondo con su literatura y esas cosas. Me asombró: tienen muchas cosas geniales, su religión es lo más, por ejemplo. Y desde ese momento sigo leyendo. Hasta el día de hoy me dan muchas ideas, no sé por qué.

Marina Closs y su "Monchi Mesa".


Marina Closs y su «Monchi Mesa».

–Pensando en los cuentos de Pombero y en los guaraníes, ¿te interesa recuperar mitologías de las provincias y traerlas a esta época o reinventarlas?

–Esas leyendas de las provincias me gustan mucho. No lo veo como proyecto, escribir sobre esto es algo que me surge por puro placer y entregarme a eso. No es un plan a gran escalada recuperar nada.

Porque yo pensaba que no me gustaba la literatura argentina, me acuerdo de eso. Pero era porque lo que se leía era bien de porteño: Lamborghini, Fogwill, Aira, esos grandes exponentes.

Con el tiempo me gustó Aira. Pero no me gustaba esa cosa bien urbana. No se leían autores que para mí son super importantes como Francisco Madariaga, Elvira Orphée, Aurora Venturini, entre otros. En ese sentido, sí, quizás, tenía una cosa en contra de esa representación del mundo urbano que no me interesaba.

–¿Cómo relacionás Pombero con tus otros libros?

–Yo venía un poco harta de esta estructura de tres que venía trabajando: Tres truenos, y demás. Pero no sabía cuál era la cosa que se venía. Me resulta muy cómodo escribir cuentos. A veces de sólo leer algo me surge una historia que escribo y siempre el formato es un cuento. Y así fueron saliendo varios que manejan esto de la búsqueda de la identidad, lo que terminó siendo el hilo conductor del libro.

Marina Closs: "Me encanta escribir y publicar". Prensa


Marina Closs: «Me encanta escribir y publicar». Prensa

–En este libro seguís trabajando con el conjunto de voces muy particulares.

–Son voces que me permiten ingresar a otros mundos, hablar como otras personas. Eso me motivaba y movilizaba: las gansas de hablar como otro, incluso de otros tiempos con esas maneras tan únicas de usar el lenguaje. Y me salía súper fácil. Es agradable y cómodo trabajar esas voces. Pero lo difícil es encontrar un tono donde me sienta a gusto.

–¿Sentís que se te leyó bien?

–Depende. Al principio las lecturas me enojaban un poco. Porque eran muy insistentes con el realismo, digamos. Eso me acomplejó porque nunca pensé que estaba escribiendo sobre algo que alguien iba a interpretar como realidad. Yo no leo un libro pensando que me están hablando de la realidad, o no necesariamente. Me pareció inquietante.

Tampoco pensé que la cosa que hago a ser leída como denuncia. Eso me asustó porque me preguntaban cosas como “¿qué estás reivindicando?”. No sé, decía yo, escribí eso en mi casa tranquila.

–Sobre todo en tu libro Tres truenos, ¿no?

–Se puso hincapié en las cosas de las maternidades y eso. Me sentía totalmente bizarra. Eso me descolocó, la lectura desde el tema. Como si una estuviese en un diálogo permanente con la realidad. Me enojaba que parecía que querían confirmar cosas: “Bueno, acá otra vez una mina hablando en contra de la violencia con las mujeres”.

Ese tipo de lectura no me gustaba. Y empecé a ser otra escritora que hablaba de eso. Por eso tal vez descoloca La despoblación. Me preguntan: “¿qué es esto, por qué lo sacás?”.

Y no está bueno que pase eso en este contexto de que parece que hay un tema que se chupó a todos los temas. ¿No puedo escribir sobre otro tema? Es como que me habían asignado mi tema: la violencia contra las mujeres. Y se volvió horrible, como un ejercicio de la escuela. Ahora estoy mucho más contenta que puedo hablar de otros temas.

–En ese sentido, ¿por qué escribís entonces?

–Si no escribo, no tengo dignidad.

Closs Básico

  • Posadas, 1990. Creció en Aristóbulo del Valle, Misiones. Es Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires y prepara un doctorado en literatura alemana.
  • Publicó los libros Tres truenos (Premio del Fondo Nacional de las Artes en Argentina); Álvar Núñez: trabajos de sed y de hambre (Premio Angélica Gorodischer); Monchi Mesa; Tascá Skromeda y La despoblación.
  • Fue finalista del Premio Finestres por la edición española de Tres truenos y del Premio Ribera del Duero por Pombero.

PC

Mirá también