Había ganado un Oscar como mejor director antes, pero todo el mundo lo recordaría por ser el realizador de El exorcista (1973). William Friedkin murió a los 87 años en Los Angeles. La noticia la dio su familia, encabezada por Sherry Lansing, su viuda, también productora y ex CEO de Paramount Pictures. Antes, estuvo casado con la presentadora de noticias Kelly Lange y las actrices Lesley-Anne Down y Jeanne Moreau.
Friedkin, que había ganado el premio de la Academia de Hollywood por Contacto en Francia (1971) no llegó por pocos días a a acompañar la première de su nueva película en el Festival de Venecia. Tampoco pudo ver El exorcista: Creyentes, la primera de la trilogía que retomará al filme original, que estrena el viernes 13 de octubre.
Y para más datos, en diciembre El exorcista -la historia de Regan (Linda Blair), la niña poseída por el demonio- cumple 50 años de su estreno.
Su última película,The Caine Mutiny Court-Martial, protagonizada por Kiefer Sutherland y Jason Clarke, como decíamos, se estrenará en el Festival de Cine de Venecia en unas semanas.
«Nunca he seguido las reglas, a menudo en detrimento mío», dijo alguna vez. Previsor, su libro de memorias, The Friedkin Connection, lo publicó hace una década, en 2013.
Cuando Alfred Hitchcock lo retó, como recuerda The Hollywood Reporter, por no usar corbata en el set (lo había contratado en 1965 para un episodio de The Alfred Hitchcock Hour), Friedkin se vengó: la noche en que ganó el Premio del Sindicato de Directores por Contacto en Francia, al pasar junto a Hitchcock en su camino desde el podio, se quitó el moño y le dijo: «¿Qué te parece la corbata, Hitch?».
Ya en los años ’70 llegó a ser considerado de la Lista A de directores, junto a Peter Bogdanovich, Francis Ford Coppola y Hal Ashby (Regreso sin gloria, Shampoo). Eran arriesgados, no tanto en sus encuadres como en el abordaje de los temas. Supo combinar su experiencia en televisión -había realizado varios documentales- y llevar al cine un estilo de montaje, por entonces, vanguardista.
Friedkin se especializó en el mejor momento de su carrera en el género de terror (y en el de suspenso, con policías como protagonistas).
Cuando ya en cine dirigió Contacto en Francia, con Gene Hackman como Popeye Doyle, el detective de la oficina de narcóticos de la policía de Nueva York que tropieza con una red de contrabando de heroína con sede en Marsella, dejó a medio mundo con la boca abierta.
Las películas de Friedkin trataban muchas veces sobre el Bien y el Mal, pero en la mayoría la línea que separaba a los héroes de los villanos era borrosas. Al leer el guion de Contacto en Francia, Hackman quedó horrorizado por el personaje que debía interpretar, y eso que estaba basado en un detective de la vida real. El director tuvo que presionarlo para lograr que retratara al policía en sus modales violentos, intimidatorios e intolerantes.
El filme, que tenía una recordada persecución automovilística, sin efectos especiales de ningún tipo, obtuvo también el Oscar a la mejor película, ganándole a La naranja mecánica, de Stanley Kubrick, y a El violinista en el tejado, de Norman Jewison, por ejemplo.
Para dar solamente otros ejemplos, recordemos al policía que encarnó Al Pacino en Cruising (1980) y al temerario agente del servicio secreto de William Petersen en Vivir y morir en Los Angeles (1985), que no se detenía ante nada para vengar a un compañero.
En el primero, Al Pacino era un detective de policía encubierto, que se metía en la cultura LGBT de Nueva York con el objetivo de atrapar a un asesino en serie que mataba a hombres gays. La película cuando estrenó en la Argentina fue tijereteada con alevosía (eran los tiempos de la dictadura militar, y de Néstor Paulino Tato al frente del ominoso y aborrecido Ente de Calificación Cinematográfica).
Algo similar a lo que pasó con La luna, de Bertolucci, que si uno no sabía que trataba sobre la relación incestuosa de una madre (Jill Clayburgh) con su hijo, no nos dábamos cuenta por los cortes practicados a la película. Pero ésa es otra historia.
Friedkin dirigió una remake de Doce hombres en pugna para el cable, por el que fue él candidato al Emmy. Durante la década de 2000, volvió al cine con el thriller La cacería (2003), protagonizado por Tommy Lee Jones y Benicio Del Toro, y la película de terror Peligro en la intimidad (2006), con Ashley Judd, Michael Shannon y Harry Connick Jr., que tuvo su première en Cannes.
En 2012 estrenó Killer Joe, con Matthew McConaughey y Emile Hirsch a la cabeza, que fue un fracaso comercial, recaudando solamente 4 millones de dólares en todo el mundo. Friedkin también dirigió dos episodios de CSI.
De ascendencia ucraniana
Friedkin había nacido en Chicago el 29 de agosto de 1935. Era hijo único de una enfermera a la que él no llamaba «mamá» sino «santa» y de un padre que se las arreglaba saltando de un trabajo en otro. Los dos provenían de familias judías que habían huido de Ucrania durante la Segunda Guerra Mundial.
Con respecto a El exorcista, tuvo diez nominaciones al Oscar, de los cuales obtuvo dos estatuillas (al mejor guion adaptado y al mejor sonido). Entre las nominaciones estaban las de mejor película, mejor director (William Friedkin), actriz protagónica (Ellen Burstyn, que interpretaba a la madre de Regan), actriz de reparto (Linda Blair) y actor de reparto (Jason Miller, el padre Karras, asistente del Padre Merrin que interpretaba Max von Sydow).
Anécdotas de «El exorcista»
Cuando la cabeza de Regan gira y habla con la voz del Diablo, es una muñeca, y las tomas se intercalaron con las de Linda Blair, para que pareciera que realmente es su cabeza la que gira.
El vómito verde al Padre Karras en realidad fue un error desafortunado. El vómito tenía que haber alcanzado a Karras en su pecho, pero un error de colocación en el tubo hizo que le fuera al rostro, de ahí la cara de estupor, sorpresa y asco del actor Jason Miller, lo que dio, cómo no, «algo» de realismo a la escena.
El dormitorio de Regan debía estar refrigerado, para que las cámaras capturaran el auténtico vaho del aliento de los actores en las escenas de exorcismo. Blair, que sólo llevaba un camisón fino, dijo que durante el rodaje no podía soportar la temperatura, y que al día de hoy no tolera el frío.
El mito de que fue una película maldita
Apenas unos días antes de iniciar la filmación se incendió el decorado de la casa, y murieron tres obreros. Curiosamente, las llamas devoraron todo, menos la habitación donde se representaba el exorcismo. Las pericias aseguraron que una paloma había entrado al lugar y, asustada, había provocado un cortocircuito.
Ese incendio obligó a postergar el rodaje unas seis semanas, y cuando iban a retomarlo, el actor Max von Sydow pidió permiso para ausentarse porque su hermano había fallecido. Días después, Linda Blair también faltó unos días al rodaje: su abuelo había muerto.
Además, algunos actores como Jack MacGowran y Vasiliki Maliaros murieron antes del estreno, uno de los técnicos fue asesinado y el vigilante nocturno que custodiaba el estudio fue hallado sin vida. La muerte también rozó a Jason Miller: su hijo estuvo gravísimo después de estrellarse con su moto.
Como sea, El exorcista marcó un antes y un después en el cine de Hollywood, al adaptar el best seller de William P. Blatty. Y no hay duda de que el responsable fue Friedkin.