Otra nueva comedia se suma a la cartelera porteña. Es Antígona en el baño de Facundo Zilberberg y Verónica Llinás, con dirección compartida por Llinás y Laura Paredes. En el elenco está Llinás junto a Esteban Lamothe y Héctor Díaz, desde septiembre, de viernes a domingos, en el teatro Astral.

Recuerda Verónica Llinás: “A mí ofrecieron la obra hace más o menos seis años atrás, antes de la pandemia, pero no pudo cerrarse el proyecto y me quedó el texto en la cabeza. Creí que lo iban a hacer con otra actriz… paso el tiempo y apareció un productor a quien le hablé de este espectáculo, pero tampoco prosperó. Me llegó Carcajada salvaje y lo abandoné, pero cuando estábamos por terminar Dos locas de remate empezaron a proponerme textos, nada me convencía y ahí propuse Antígona en el baño. En el original había sido pensado para un teatro más alternativo, por eso asumimos algunos cambios, sin alterar sus valores”. 

Hay varias coincidencias en este elenco, ya que los tres se iniciaron en los teatros independientes. Llinás es sinónimo de Gambas al ajillo, Lamothe integró el espectáculo Foz de Alejandro Catalán (2002) y Díaz está unido a los espectáculos de Javier Daulte y Rafael Spregelburd.

—¿Cómo fue compartir la dirección con Laura Paredes?

LLINÁS: Fue un placer y una decisión extraordinaria, porque era impensable que pudiera actuar y dirigir sin ayuda. No podía mirar la totalidad estando dentro del espectáculo. Laura es muy talentosa, inteligente, formada, además dramaturga, directora y mi cuñada (N.d.R: es pareja de su hermano, Mariano Llinás). Estoy muy conforme del grupo humano que se armó, son generosos y cero conflictivos.  

—¿Para actuar en el ámbito comercial modificaron sus modos de actuación?

LL: Cuando hago humor quiero que la gente se ría. Busco los golpes de efecto para que el público mantenga su atención. Pero esto lo hago desde mis actuaciones en el Parakultural, tal vez en el ámbito comercial te cuidás porque a lo mejor los espectadores no se reirían de lo mismo, hay menos permisos y te fijás más en lo que decís. Pero no a nivel interpretativo, hago mis personajes con la misma seriedad, no cambio el enfoque actoral.

LAMOTHE: El código de actuación es el mismo, me preparo igual. Mi método es estudio y ensayo, tanto para drama como comedia. Tal vez el tono de voz y la expresión corporal cambien porque las distancias difieren y hay que ajustarlos. 

DÍAZ: No encuentro grandes diferencias. Hace bastantes años que hay un intercambio de directores, actores y hasta dramaturgos entre todos los ámbitos. Por eso mismo no siento que haya tenido que cambiar, sí son diferentes los tiempos. Hice teatro comercial con directores como Veronese, Spregelburd o Daulte, todos forman parte de la misma familia teatral.

—¿Son tiempos de comedia?

L: Me parece que la risa sirve para que estés disponible para poder reflexionar sobre el paso del tiempo, los celos, la ira o el dolor. Creo que a través del humor será más fácil poder introducir una reflexión. 

LL: Predominan las comedias porque imperan los productores que te dicen “quiero hacer reír a la gente” y me parece bastante lógico. Es un lugar común, pero para drama ya está lo que nos está pasando y la vida misma. De alguna manera hay que compensar. Antes había más clásicos en la cartelera, quizás los hay en los escenarios alternativos.

D: Parecería que sí, ya que confrontamos con una realidad muy dura. El espacio del teatro hoy es el entretenimiento y distender los pensamientos, ya que vivimos agobiados. Hace bastante que el ámbito comercial prefiere las comedias. Hablando con el empresario Carlos Rottemberg, él me dijo que tuvimos épocas en que hubo mucho teatro de texto y de autores clásicos. Por mi parte no recuerdo esos tiempos. Desde hace trece años que trabajo en el teatro comercial y veo que hay preferencias por las comedias. 

—¿La gente se ríe de lo mismo?

LL: A veces sí. Cuando son gags funcionan para todo el mundo, ya que es casi una fórmula mecánica. Tal vez las sutilezas cambien, el público del teatro alternativo me parece que puede soportar el humor más negro. 

D: El humor es muy variado, hay tantos matices… No me parece que todos se rían de lo mismo. Hay una frase de Javier Daulte: “El teatro no tiene que ser para todos, ni tampoco para nadie: debe ser para cualquiera”. A veces hay un menosprecio pensado que el público no se va a reír, pero potencialmente lo puede ante cualquier cosa. 

L: Es un misterio, uno ensaya durante muchos meses o años sin saber en qué momento el público se divertirá. Creo que hay una comunión en la risa entre los espectadores cuando ven una obra, pero siempre nos sorprende dónde se reirán, es indescifrable. No hay fórmulas. ¿Quién iba a decir que Toc Toc es el espectáculo más visto desde hace muchos años?

—¿Qué relación existe entre la economía y el teatro?

L: ¿Cuándo va más la gente al teatro? Parecería que cuando hay crisis como ahora. La economía argentina hace que ante la imposibilidad de pensar a largo plazo se busca lo más inmediato. También recibimos turistas de muchos países a los que les resulta más barato aquí el teatro y la comida. 

D: Después de la pandemia floreció la cartelera y se ensanchó la franja de público. Hoy costearse una noche de teatro es más cercano que otros gastos. 

LL: Creo que tiene que ver con que la gente no puede pensar en comprarse una casa o un auto y como el dinero se desvaloriza se lo gasta en algo que lo hace feliz. Toda esta angustia económica necesita un escape, casi por salud. 

—¿Cuál es la motivación para comprar una entrada? ¿Un actor, un autor, un director o un título?

LL: Creo que es un combo, después finalmente es la efectividad del espectáculo, el famoso boca a boca. Podés tener el mejor elenco y publicidad, pero si la obra no cautiva terminará no funcionando. Lo tengo muy claro, por mis orígenes, nosotras con las Gambas al ajillo empezamos en un sótano, sin publicidad, no nos conocía nadie y el público empezó a reproducirse. 

L: Tenemos un público muy teatrero y somos una potencia mundial a nivel de teatro, aquí se produce muchísimo, en todos los ámbitos. La gente hoy no tiene dinero para comprar una propiedad o una moto y busca invertir en algo que le da placer: ver un espectáculo y comer una pizza. El teatro siempre te hace pensar, salir de vos mismo. El fenómeno teatral es muy fuerte. Mi primera vez en el ámbito comercial fue el año pasado con Desnudos y descubrí la risa de la gente, que me emocionó mucho. Me siento agradecido y responsable de ocupar este lugar. 

D: De inicio creo que son importantes los rostros del proyecto, me parece que Verónica es un llamador importante y también Esteban, tal vez yo despierte cierta curiosidad. Los tres venimos del mismo riñón teatral.

Cine, series y la falta de tiras nacionales 

Los tres actores tienen ficciones por estrenar. Verónica Llinás espera How To Be a Carioca, que filmó a fines de 2021 en Río de Janeiro para Star+ y entró en postproducción la miniserie Canelones, con guion y dirección de Chiri Basilis, producida por la Comunidad Orsai de Hernán Casciari. 

Esteban Lamothe anticipa: “Estoy en la película No me rompan, de Azul Lombardía, con Carla Peterson y Julieta Díaz. Me parece que también saldrá pero a fin de año Cromañón,de Fabiana Tiscornia, que filmé en Uruguay. Tengo pendiente otro film y una serie, mientras busco financiamiento para mi propio guion”. Fue uno de los primeros actores en poder trabajar en los períodos en que lo permitió la pandemia para la televisión abierta. Protagonizó la tira La 1-5/18, somos uno, donde encarnó al Padre Lorenzo, por canal ElTrece por eso dice: “Extraño las novelas, siento que desaparecieron muy rápido. Era una fuente de trabajo y acompañábamos a las familias por más de cien capítulos. Amo las ficciones nacionales y hubo un tiempo que había a la tarde y a la noche, ahora solo hay una y Telefe compra latas turcas, mexicanas o brasileñas. Hay mucha gente que no puede pagarse todas las plataformas y dejaron al público sin ficciones. No es un ataque, es una súplica”.  

Estuvo en Santa Evita y en Argentina, 1985, pero después Héctor Díaz filmó Victoria, cortometraje dirigido por Agustina Gatto con Magela Zanotta que está recorriendo festivales. Finaliza: “Haré una serie con Boy Olmi y Carola Reyna para Flow. Y creo que volveré a trabajar con Gabriel Lichtmann, con quien hice La estrella roja (2021)”